La ignorancia de Donald Trump sobre Cuba

Elio Delgado Legón

Portales de La Habana. Foto: Amir Dory

HAVANA TIMES – El actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado muestras fehacientes de obsesión por ir en contra de todo lo que hizo su predecesor Barack Obama, en todos los campos: militar, político, económico, científico…

En el orden interno ha hecho todo lo posible por desmontar el sistema de atención médica para personas vulnerables, que favorecía a varios millones de estadounidenses que carecían de seguro médico y que se denominó Obama Care; ha tomado drásticas medidas para evitar la entrada de inmigrantes al país y está obsesionado con la construcción de un muro infranqueable en la frontera sur para evitar la entrada de latinoamericanos.

En el externo, se apartó del tratado Transpacífico, ordenó renegociar el de Libre Comercio con México y Canadá, abandonó el de energía atómica con Irán, así como también el de París sobre Cambio Climático. Además de todo eso aprobó un aumento del presupuesto militar, que ya era enorme, lo que presagia nuevas agresiones y tensiones, además de las ya existentes con la península coreana.

En cuanto a las relaciones con Cuba, ha demostrado una ignorancia total sobre la situación de la Isla, su sistema político y su historia. Cuando falleció el Comandante en Jefe de la Revolución, Fidel Castro Ruz, el señor presidente del imperio escribió, entre otras cosas, las siguientes palabras:

“Hoy, el mundo marca el fallecimiento de un brutal dictador que oprimió a su propio pueblo por cerca de seis décadas. El legado de Fidel Castro es uno de escuadrones de fusilamiento, robo, sufrimiento inimaginable, pobreza y la negación de los derechos humanos fundamentales.”

En primer lugar, son palabras totalmente faltas de ética y de respeto, pero también muestran su ignorancia. Lo que hace es repetir lo que dicen los más acérrimos enemigos de la Revolución, los que aun después de tantos años no han podido superar la derrota infligida por el pueblo en Playa Girón.

Cómo calificar de brutal dictador que oprimió a su propia gente, a un dirigente como Fidel que era aclamado por el pueblo donde quiera que llegara, amado por millones de personas, no solo en Cuba, sino en muchas partes del mundo. A un hombre que en su muerte fue despedido por todo un pueblo a lo largo del país, con expresiones de dolor y ríos de lágrimas, además de la promesa de continuar su obra y ser fieles a su memoria y a su legado.

Sufrimiento inimaginable, pobreza y la negación de los derechos humanos fundamentales era lo que existía en Cuba antes de 1959, situación que la Revolución cambió radicalmente y que sigue existiendo en muchas naciones del tercer mundo, sin que el país más poderoso de la tierra mueva un dedo para ayudar a cambiarla.

El señor Trump no se ha enterado que en Cuba se respetan más los derechos humanos fundamentales que en su propio país, donde la policía asesina a personas por el solo hecho de tener la piel negra, donde los que no son blancos, rubios, anglosajones, son considerados ciudadanos de segunda o de tercera clase, no por el pueblo estadounidense, que también es una víctima, sino por las autoridades, lo que las hace peores que cualquiera de las dictaduras que se padecieron en América y que contaron con el apoyo de las administraciones de Estados Unidos.

El inquilino de la Casa Blanca habla de escuadrones de fusilamiento como algo muy grave, como si en su país no existiera la pena de muerte. En Cuba no se ha fusilado a nadie sin el debido juicio con todas las garantías, y los que se fusilaron después del triunfo de la Revolución fueron torturadores, asesinos, criminales de guerra que no pudieron ocultar sus crímenes, pues tuvieron a los acusadores frente a ellos. Aun así, muchos que debieron ser fusilados solo recibieron penas de cárcel, por falta de pruebas o escaparon de Cuba y fueron recibidos en Estados Unidos y hoy forman parte de ese grupo que según él lo apoyó en su campaña.

Me he referido solo a un párrafo de las diatribas que escribió el presidente del imperio, el mismo que ante la tragedia que vivió el pueblo puertorriqueño al ser azotado por un poderoso huracán no se le ocurrió otra cosa que lanzarles rollos de papel sanitario, como símbolo de la única ayuda que iba a recibir ese sufrido pueblo, convertido en colonia desde 1898 y al que se le ha negado su derecho a la libertad. Esa sí es una brutal opresión. En Cuba gozamos de plena libertad, y si lo duda que venga a verlo con sus propios ojos como lo hizo Barack Obama.

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