Imposible que la Revolución sea racista

Siguen con el tema del racismo en Cuba (II)

Elio Delgado Legón

Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES — Siguiendo con el tema del racismo, me veo obligado a referirme al post publicado en Havana Times por Yusimí Rodríguez, refutando todo lo que yo escribí sobre las numerosas huelgas de hambre de Guillermo Fariñas, a quien convirtieron, de preso común por lesiones graves a un anciano, en preso político, porque la contrarrevolución necesitaba tener presos para su propaganda y para obtener las migajas que les paga el gobierno de Estados Unidos por su actividad contra una Revolución que hizo y sostiene el pueblo de Cuba, blancos y negros, todos juntos.

Y tiene razón la señorita Yusimí cuando dice que voy a argumentar que tengo muchos amigos negros. No solo eso, mis mejores amigos han sido negros y el mejor amigo, a quien quiero como un hermano es mestizo, además, mi yerno es mestizo. Jamás ha habido en mi mente y en mi corazón, como no lo debe haber en ningún verdadero revolucionario, un sentimiento racista ni discriminatorio.

Me sorprende muchísimo que una persona que debe tener un nivel cultural alto escriba cosas como que la Revolución obtuvo beneficios de la mejora de “un sector considerable de la población cubana, incluida la afrodescendiente. Pero obtuvo de esas mejoras el mismo beneficio que Carlos Manuel de Céspedes del hecho de liberar a sus esclavos para invitarlos a unirse a la guerra contra España: asegurarse subordinados comprometidos, endeudados”.

En primer lugar muestra una desvalorización moral y ética del Padre de la Patria, al juzgarlo como un mezquino interesado en obtener algún beneficio de la liberación de sus esclavos. Olvida que se está refiriendo a un hombre que tenía una inmensa fortuna y la puso completamente al servicio de la Patria. A los esclavos les dio la libertad de elegir luchar por la Patria o ser “libres” bajo el yugo colonial español.

Se refiere a la Revolución en los mismos términos, como si fuera una persona o un ente aislado del pueblo; sin embargo, la Revolución cubana es de todo el pueblo, sin distingo de razas.

Decir que la Revolución es racista es mostrar una gran ignorancia de lo que es la Revolución, o estar conscientemente del lado de la contrarrevolución, organizada y pagada por el gobierno de Estados Unidos, por lo que es una contrarrevolución mercenaria. A propósito, yo nunca he dicho que los que escriben en Havana Times son mercenarios, como Yusimí afirma en el artículo. Mercenarios son los que reciben una paga de una potencia extranjera enemiga, hagan lo que hagan. Y el que pertenezca a esa contrarrevolución, pagada por EE.UU. no es otra cosa que mercenario, aunque tenga el record Guinnes de huelgas de hambre, que están orientadas a hacer propaganda contra la Revolución.

La señorita Yusimí ignora, por su edad, lo que era la vida de los cubanos de la raza negra antes de la Revolución. Si los de la raza blanca eran explotados y morían de hambre y enfermedades evitables y curables, ya puede imaginarse cómo era para los de la raza negra, en un país que era casi tan racista como los Estados Unidos. La invito a que lea y se documente sobre el tema. Y si entonces insiste en la idea de que la Revolución es racista, ya no será por ignorancia.

Me llama la atención en el post de la señorita Yusimí la mención que hace de la película Ciudad en Rojo y del secuestro de Juan Manuel Fangio. Le aclaro que las bombas que se fabricaban era para sabotear la economía del tirano Batista, no para matar a personas inocentes, por lo que no era terrorismo, sino sabotaje, que no es lo mismo. Y no veo por qué se refiere al secuestro de Fangio, pues el propio Fangio comprendió el hecho y colaboró, pues no se le hizo daño a nadie.

Finalmente, quiero referirme a lo que dice Yusimí que “se nos ha inoculado la idea de que si los blancos no tienen derecho a oponerse, menos aun lo tenemos los negros…”

Derecho a oponerse tienen todos los ciudadanos de todos los colores, pero tienen que saber que se oponen a una revolución que es del pueblo y para el pueblo, y el que se oponga a una revolución como la nuestra es un contrarrevolucionario y no se puede ofender por ese calificativo, pues el camino trazado, no por Fidel, como dice Yusimí, sino por más del 97 por ciento de la población con derecho al voto, que aprobó nuestra Constitución, es el camino hacia el socialismo próspero y sostenible que nos esforzamos en construir a pesar del bloqueo norteamericano y de los planes de subversión que paga el gobierno de ese país con el dinero de sus contribuyentes.

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