El futuro de los pueblos de América está en peligro

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES — En los últimos años se vislumbraba un futuro luminoso para los pueblos de América, con la ascensión al poder de gobiernos de izquierda en algunos países y verdaderamente revolucionarios en otros, los que introdujeron incuestionables mejoras para las masas más desposeídas y constituyeron ejemplos de cuánto se puede hacer por los pueblos.

En Argentina, los gobiernos progresistas de Nestor Kirchner y Cristina Fernández, sacaron a ese rico país de una debacle económica en que lo metieron los anteriores gobiernos neoliberales. En Brasil, ocurrió otro tanto con los gobiernos de Luiz Inacio Lula Da Silva y Dilma Rousseff, por solo citar dos ejemplos.

Pero la derecha reaccionaria y el imperialismo no se quedaron cruzados de brazos, arremetieron con todo el poder del dinero y los medios a su disposición y lograron llevar al poder en Argentina al neoliberalismo, el mismo que ya había hundido al país anteriormente, aunque esta vez con nuevas caras. El resultado para el pueblo está a la vista. No creo necesario enumerar lo desastroso que ha sido el gobierno de Mauricio Macri.

En otros países se ha utilizado el llamado golpe blando, que consiste en utilizar todo el poder antes mencionado para lograr mayoría de la derecha en el Congreso y luego acusar al presidente incómodo, de cualquier cosa, aunque no haya pruebas, y así deshacerse de él o ella. Así ocurrió en Paraguay contra Fernando Lugo y en Brasil contra Dilma. El caso de Honduras fue más escandaloso, pues el presidente fue secuestrado en plena madrugada y sacado del país.

En todos esos casos, las consecuencias para el pueblo han sido más hambre, más desempleo, más violación de los Derechos Humanos.

Quedan los países de gobiernos revolucionarios como Ecuador, Bolivia, Nicaragua, El Salvador, Cuba y Venezuela. Contra todos ellos se han intentado diversas fórmulas para subvertir el orden existente, pero han fracasado.

En el caso de Cuba, un bloqueo económico, comercial y financiero, por casi 60 años, ha encontrado la estoica resistencia del pueblo, al que han tratado de rendir por hambre y enfermedades, y el propio presidente Barack Obama reconoció que esa política había fracasado y había que cambiarla. Algún día tendrá que imponerse la racionalidad, y los cubanos tendremos paciencia para esperar que ese día llegue. Mientras tanto, Cuba es ejemplo de resistencia y de patriotismo y recibe la admiración y el respeto de todo el mundo.

Venezuela merece un análisis aparte, por eso la he dejado para el final. El gobierno bolivariano ha intentado hacer una revolución pacífica y ha logrado grandes éxitos en beneficio del pueblo, tales como la erradicación del analfabetismo, el servicio de salud gratis para todo el pueblo, la construcción de millones de viviendas decorosas para los desposeídos, además de la atención en cultura y deportes, por solo citar los más importantes.

Pero el gobierno bolivariano es muy incómodo para el imperialismo y la oligarquía nacional, y la oposición no se ha resignado a esperar las próximas elecciones, para ver si en buena lid, obtiene el triunfo. Ha sacado a relucir su verdadero carácter terrorista y fascista para provocar un golpe de Estado o la intervención extranjera.

Los manejos descaradamente injerencistas del secretario general de la OEA, han fracasado y solo les ha quedado acudir al terrorismo, al asesinato y al golpismo. ¿Qué futuro le espera al pueblo venezolano si esas fuerzas retrógradas asumen el poder en el país? No es difícil imaginarlo.

El fascismo no se ha extinguido, resurge como yerba mala al servicio de los más oscuros intereses y amenaza el futuro de los pueblos de América, que deben estar alertas, pues cada día están más en peligro.