El capitalismo, un sistema en decadencia

Por Elio Delgado Legón

Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES – Cuando un sistema político, social y económico necesita recurrir a la fuerza: las guerras, las agresiones de todo tipo para cambiar gobiernos que no le son afines. Cuando tiene que acudir a la mentira, el chantaje y los diversos métodos para invalidar a políticos progresistas, violando los principios fundamentales de la democracia, ese sistema político está condenado al fracaso.

Desde hace muchos años, inmediatamente después de terminada la Segunda Guerra Mundial, los Gobiernos de Estados Unidos de Norteamérica se han auto titulado defensores del capitalismo, frente al posible auge del socialismo. Partiendo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la cual despertó el interés de los pueblos por mejorar sus condiciones de vida y sacudirse la explotación inherente al sistema capitalista.

Para cumplir esa autoimpuesta misión, los Estados Unidos han desatado guerras, en franca violación del Derecho Internacional, como las de Corea y Vietnam. También han destruido países como Irak, Afganistán y Libia. Sin mencionar los territorios que han invadido, como hacen hoy con Siria, de donde, además, se roban grandes cantidades de petróleo.

Como si todo esto fuera poco, respaldan las atrocidades cometidas por Israel contra el pueblo palestino. Igualmente han apoyado y sustentado en América Latina a dictaduras criminales que han costado cientos de miles de vidas de los mejores hijos de nuestros pueblos.

Dicen ser defensores de los derechos humanos

Aun con toda esa historia, siguen autotitulándose defensores de la democracia y los derechos humanos. En los últimos años, en América Latina han utilizado distintas vías para apartar del poder e inhabilitar a todos los políticos que muestran ideas progresistas.

Desde secuestrar en medio de la noche a un presidente y llevárselo a otro país, como hicieron con Manuel Zelaya en Honduras, pasando por golpes parlamentarios, como hicieron con Dilma Rousseff en Brasil. Han encausado con mentiras y la complicidad del sistema judicial, para no permitirles participar en la política de sus naciones, como hicieron con Luis Inacio (Lula) da Silva, en Brasil, o con Rafael Correa en Ecuador, para imposibilitarle su participación en las elecciones presidenciales.

Lo mismo trataron de hacer con Cristina Fernández en Argentina y no han podido apartarla. Pero el caso más grosero y carente de toda ética y moral fue el de Evo Morales en Bolivia. Morales, después de ganada las elecciones, fue declarado como resultado fraudulento. Era algo preparado de ante mano con la complicidad de la OEA, para que interviniera el ejército y la policía, en un descarado golpe de Estado. No permitieron a Evo postularse para senador y han tratado de inhabilitar al partido MAS, fundado por él, el cual tiene un gran arraigo popular por todos los beneficios que significó su Gobierno para el pueblo boliviano.

Con mentiras, con chantajes, con sanciones unilaterales y bloqueos, tratan de impedir el desarrollo y la estabilidad en países de gobnos socialistas o simplemente progresistas. La única razón para ello es el temor de que estos tengan éxito y sirvan de ejemplo a otros pueblos. Con esas políticas de fuerza tienen bloqueados y sancionados a 25 naciones. Eso implica para Estados Unidos un autobloqueo y autoaislamiento, lo que ha traído consigo la pérdida de enormes posibilidades de comercio y de relaciones económicas de todo tipo y, por consiguiente, la decadencia de su sistema.

Entre el socialismo y el capitalismo

Contra la Revolución cubana han utilizado todos los métodos, hasta los más criminales, para hacer sufrir al pueblo y culpar al Gobierno. Pero no han tenido éxito, y el pueblo de Cuba sigue firme hacia adelante. Han tratado y siguen intentando de que a la Isla no lleguen suministros de ningún tipo, incluso petróleo, medicina y equipos médicos, incluso en medio de la pandemia. Lo mismo hacen con Venezuela y otros países socialistas, sin importarles cuantas personas mueran.

No es difícil establecer la diferencia entre el socialismo y el capitalismo. La Administración del país más desarrollado y militarmente más poderoso del mundo no ha sido capaz de controlar la pandemia de covid-19, y hace esfuerzos para que otros como Cuba y Venezuela tampoco tengan éxito. En tanto, una Patria pequeña como Cuba, bloqueada y agredida, no solo ha podido controlar el virus, sino además ayudar a decenas de pueblos, incluso algunos desarrollados, a vencer la peligrosa enfermedad.

Esa es la diferencia de un sistema que tiene al ser humano como centro de atención. Un régimen que, aunque calumniado y ferozmente agredido, avanza hacia el futuro. Mientras otro, cuyo principal interés es el dinero, se debate entre sus propias contradicciones y el miedo a perder su hegemonía, y en vez de avanzar solo muestra síntomas de decadencia.

Lea más escritos por Elio Delgado Legón.

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