A 60 años del triunfo de la Revolución Cubana

Por Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES – El pueblo cubano acaba de celebrar el 60 aniversario del triunfo de la Revolución. Escabroso y difícil ha sido el camino hasta aquí, al tener que sortear los numerosos obstáculos que nos ha puesto el imperialismo estadounidense con el objetivo de hacer fracasar el proyecto cubano.

Todas las vías posibles han sido utilizadas: agresiones de las más diversas formas que nos han costado 3,478 muertos y 2,099 incapacitados para doblegar la resistencia del pueblo, que aun en las más difíciles condiciones, no ha claudicado y sigue defendiendo su Revolución.

Primero, entrenaron y armaron a numerosas bandas, que operaron en las montañas cubanas, donde asesinaron a campesinos, maestros y alfabetizadores. Luego hicieron lo mismo con una fuerza mercenaria para desembarcar en Cuba, ocupar una parte del territorio y pedir a la OEA una intervención militar que ya estaba preparada a pocas millas de las costas cubanas, pero los cálculos les salieron mal porque chocaron con un pueblo dispuesto a morir antes que perder lo alcanzado -que tantas luchas y tanta sangre había costado-, y la invasión fue derrotada en menos de 72 horas.

La Agencia Central de Inteligencia (CIA) organizó más de 600 planes de atentado contra la vida del Comandante en Jefe de la Revolución, Fidel Castro, pero todos fueron descubiertos y fracasaron.

En todos estos años, el pueblo cubano ha sufrido sabotajes a su economía como la introducción de virus que acabaron con la producción porcina, otros que afectaron grandemente muchos cultivos, pero lo más criminal de todo fue el dengue hemorrágico, que costó la vida a cientos de personas, entre ellos 101 niños.

Todavía está fresco en la memoria de los cubanos el sabotaje al avión de pasajeros en 1976, que provocó la muerte de las 73 personas a bordo, entre ellos el equipo juvenil de esgrima, que había participado en una competencia internacional en Venezuela, donde había ganado todas las medallas de oro.

También recordamos las numerosas bombas que explotaron en hoteles de La Habana, una de ellas cegó la vida a un joven turista italiano; así como las colocadas en embajadas cubanas en el exterior, una de las cuales mató a dos diplomáticos. Tampoco olvidamos el secuestro y asesinato de dos diplomáticos cubanos en Argentina.

A todo eso tenemos que agregar las muertes y el sufrimiento provocados por falta de medicamentos específicos, al no poder adquirirlos por el bloqueo económico, comercial y financiero que hemos padecido durante todo ese período. No es posible entender dónde tienen la conciencia (si la tienen) los que son capaces de negar la adquisición de un medicamento para salvar la vida de un niño o hacerle la existencia más agradable, porque existe una ley criminal que prohíbe el comercio con Cuba.

Tampoco me es posible entender cómo un país se arroga el derecho de dictar sanciones contra otros o contra bancos de otros países, sin que medie un juicio, un tribunal y el debido proceso, en franca violación del derecho internacional, y no pasa nada.

Pero a pesar de todos esos obstáculos y muchos más que no cabrían en este comentario, la Revolución cubana cumplió 60 años y está rejuveneciendo.

El pasado año 2018 se mantuvo el crecimiento económico, de forma discreta (1,2 por ciento), pero que indica una recuperación. Los indicadores de salud mantienen su buena situación. Por ejemplo, la mortalidad infantil lleva más de 10 años por debajo de 5,0 por mil nacidos vivos y los últimos dos años se ha mantenido en 4.0, la más baja del continente americano, incluidos Estados Unidos y Canadá, mientras en el mundo subdesarrollado hay países que llegan a 120 por mil nacidos vivos.

Para el año 2019, recién comenzado, las perspectivas son más halagüeñas, pues la Asamblea Nacional aprobó un plan económico ajustado a las reales posibilidades de nuestros recursos, sin endeudarnos. Se proyecta un crecimiento del PIB de 1,5, que si se sigue trabajando bien, se puede sobrecumplir, lo que se traduciría en una mejoría general para la vida de un pueblo que ha hecho enormes sacrificios para salvar su Revolución y está dispuesto a defenderla con la vida de los agresores externos y a no dejarse confundir por los contrarrevolucionarios y anexionistas internos.

Tenemos un país libre e independiente, que sigue siendo referencia para todos los revolucionarios del mundo y mostrando que el socialismo es el único sistema capaz de garantizar una distribución más humana y equitativa de las riquezas creadas. Eso es lo que no nos perdona el imperio, pero muy a su pesar, ya cumplimos 60 años de logros y victorias, aunque los detractores y vendidos al imperialismo afirmen lo contrario.