¿Internet controlada por los Estados?

Dmitri Prieto

HAVANA TIMES — Allá en los ya lejanos ´90 –la época romántica de Internet- quienes trabajábamos en el habanero Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) estuvimos entre los primeros cubanos “no-informáticos” en enterarnos cómo funciona la Red de Redes.

Los excelentes especialistas en computación del Centro dieron un curso sobre Internet, e incluso montaron un modelo de la misma a nivel de CIGB.

En aquel entonces, me sorprendió el modo en que se organizaba la Red, y en particular la recién estrenada WWW: una matriz descentralizada, hipertextual; y lo que me resultaba más extraño y al mismo tiempo estimulante era que internet no era propiedad de nadie (aunque sus componentes sí…) y quedaba como una especie de territorio independiente, donde cada quien (con recursos para hacerlo) podría dejar huellas y contribuciones creativas…

Corrían los tiempos posteriores al derrumbe del “socialismo” euro-“soviético”, y me alegraba ver nacer una especie de “utopía” bien pragmática que serviría para unir a la gente a nivel mundial, y según principios bien distintos a la propiedad segregante y al clásico ordeno-y-mando. Era como el retorno de la vieja noción de “común” (common).

En algún momento, bromeé que de no haberse producido el “derrumbe”, los “soviéticos” seguro que habrían inventado un “internet” segregado del de los “occidentales”…

Nos explicaron en aquel entonces cómo sociedades no comerciales administraban la asignación de dominios de la red… y muchas cosas más. Pero nos quedamos con las ganas de navegar “de verdad” -aunque muchas condiciones técnicas ya estaban listas en plenos ´90, se impusieron reglas férreas, donde hacían falta permisos como de 5 ministerios para hacerlo…

Pero los más entusiastas copiábamos documentos como la “Declaración de independencia del ciberespacio”, del ciberactivista (y militante del Partido Republicano de EE.UU.) John Perry Barlow, y vivíamos sueños como los de los geeks que inventaron Linux y Wikipedia: proyectos fuera de las lógicas modernas del control estándar.

De aquello que se llamó post-modernismo, creo que Internet fue el único fruto práctico y viviente.
Después, el ciberespacio vivió la “burbuja .com” y el boom de las redes sociales… mientras la conectividad cubana sigue siendo en gran medida precaria.

Por estos días, me acabo de enterar de que un grupo de Estados –China, Rusia, Irán y los países árabes- promueven una iniciativa de trasladar la jurisdicción de internet a la Unión Internacional de Comunicaciones – un organismo internacional especializado de la ONU, que hasta el momento ha regulado las relaciones inter-estatales en torno a la radio, la telefonía, etc.

O sea, internet completo (y no sólo sus partes) se convertiría entonces en objeto de regulación de los Estados.

No me gusta la idea. El ciberespacio obviamente no es el sitio idílico que muchos imaginamos en los ´90, pero es sin dudas un instrumento formidable para la solidaridad y la búsqueda de futuros posibles, más allá de las lógicas autoritarias y capitalistas.

El solo hecho de que Linux y Wikipedia –proyectos que obviamente no tienen nada que ver con los antiguos Partidos Comunistas- sean el testimonio actual del poder real del trabajo voluntario, del principio “de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades (¡mientras hay cómo conectarse, y tiempo para hacerlo!)” y de la horizontalidad libertaria, da fe de que el mundo no está basado sólo en cálculos de eficiencia económica al estilo de las Sociedades Anónimas, o en lógicas de burocracias ministeriales…

Internet no es –obviamente- un lugar ideal. Pero merece –al menos- ser eso: un lugar. Un espacio con lógicas propias.