Teatro del absurdo

Dariela Aquique

¡Aqui voy yo!

Teatro del absurdo es una modalidad para crear dramatúrgicamente obras que serán representadas.  Se confiere a Virgilio Piñera, el padre por excelencia de los textos dramáticos cubanos, ser el precursor de dicha circunstancia.

Resulta que sus piezas siempre reflejaron la realidad nacional, abordaban conflictos familiares, situaciones económicas y sociales, la idiosincrasia y cotidianidad de los cubanos, todo esto cargado de un tono sarcástico.

Su repertorio mayormente escrito en el género de farsas, con fondos de tragedias y comedias, resultan invariablemente divertidos.  Todos los que disfrutamos de la obra Piñeriana hemos imputado a su creador el don de crear situaciones de ficción con una prodigiosa imaginería por exageradas y mordaces.

!Aunque sea por detras!

Pero Virgilio no era un genio, fue un hombre culto y locuaz que supo registrar de manera impecable como somos los cubanos.  Asombroso es que a más de 30 años de su muerte sea tan vigente.

Da la impresión que no hemos cambiado nada o que de lo contrario nos detuvimos en un momento determinado de la historia y que en cualquier pasaje de nuestras vidas hay una situación absurda, digna de ser un texto teatral, valga decir que de hecho nosotros somos muy teatrales.  Lo que es muy lógico cuando se vive en constante neurosis.

Les contaré lo ocurrido ayer en una guagua:

(Serían cerca de las dos de la tarde, hacía un poco de calor y el transporte iba atestado de gentes, se experimentaba una sensación general de sardinas enlatadas, casi todos hablaban en alta voz y parecían muy aturdidos)

Chofer: ¡Epa, epa…, los que montaron por detrás que pasen el dinero!

!Que calor!

Señora: ¡Oiga, saque la mano de mi cartera!

Hombre: ¡Por favor señorita, no me empuje!

Muchacha: Qué tu quieres viejo, cómprate un carro si no te gusta ir apretado.

Embarazada: ¡El que esté en mi asiento que me lo dé ya!

Minusválido: Miren mi carnet, mi asiento.

(Risas…)(Irrumpe una algarabía)

Mujer: ¡Descarado, enfermo, bájate de la guagua! ¡Chofer, chofer, mira a un….!

Virgilio Piñera

Voces a coro: ¡Bájate descarado!

(Un viejo, con Alzheimer, se para y propugna una charla)

Viejo: ¡Oigan, yo soy jubilado de transporte y de aquí sale mi chequera, a pagar los 20 centavos, a pagar todos, que esto es del Comandante! (Largas risas) (En medio del bullicio una niña entra en crisis de pánico y comienza a llorar desoladamente)

La Madre: ¿Mijita, por qué tu lloras así?

Yo: (Recordando a Virgilio) Porque este es su papel en esta obra

La Madre: No entiendo

Yo: Es para eso señora, para que no se entienda.

Y narrando los hechos, sin ser excedida, he logrado escribir una escena completa del teatro del absurdo.

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