Dariela Aquique
HAVANA TIMES — Edward Snowden, consultor tecnológico estadounidense, informante, antiguo empleado de la CIA, es el hombre noticia, o al menos el que más expectativas genera por estos días a nivel internacional. Otro que se ha sumado a la cruzada cibernética de dar a conocer al mundo cuanto develamiento sea comprometedor.
Sin embargo, esta información que ha hecho pública, desde mi punto de vista no es nada nuevo. En todo caso solo ha aportado evidencias que la hacen innegable. Creo que Snowden al igual que el joven Manning Bradley, solo despertaron del sueño de “grandeza y heroicidad norteamericana”.
Se han dado cuenta, no, han descubierto que han vivido bajo la mentira de un régimen que bajo la farsa y el seudoapelativo de “cuidadores de la paz mundial”, no han hecho más que cometer atropellos a la real democracia, de la que tanto pregonan ser quienes más respetan y defienden.
El escándalo por el espionaje cibernético en EE.UU, ha provocado peticiones de explicación de muchos gobiernos a la administración de Obama. Un gran alboroto en la red de redes.
Propuestas y negaciones de asilo político. Un penoso incidente de negativa de permiso de sobrevuelo por espacio aéreo de cuatro países europeos al avión del presidente Evo Morales, poniendo incluso en peligro su vida.
Hasta que una página web lanzara un videojuego en el que el objetivo es robar datos de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), en alusión al topo que puso al descubierto el vasto programa secreto de vigilancia de telecomunicaciones de EE.UU.
Pero como decía ahorita, lo que hace más grandilocuente esta noticia es quizás demostrar que EE.UU, ya no solo espía a sus enemigos, sino a sus supuestos aliados y a sus propios ciudadanos. Y quién me dice que no hay otros muchos países que también hacen lo mismo, tal vez no tan compulsivamente, ni a tan gran escala.
Pero quién niega los alcances que tuvo la KGB, en los años de la guerra fría, lo que pasa es que para esos tiempos las posibilidades de las tecnologías eran incomparables a las actuales. Quién me dice que cualquier sistema de seguridad no tiene escuchas e intervenciones de líneas y cuentas, incluso privadas.
Recordemos la película La vida de los otros, ópera prima del director germano Florian Henckel von Donnersmarck, que cuenta la historia de un oficial de la Stasi, la policía secreta de la antigua República Democrática Alemana. Donde se pone al descubierto que bajo estos regímenes, el Partido-Estado controlan la vida pública.
Como sabemos, la política es el más sucio de los juegos. No importa si es capitalista o socialista. De todas maneras es bueno que se denuncien estas arbitrariedades.
No obstante, el joven Snowden tendrá dificultades para encontrar un país que le dé asilo político. Y aún de suceder, esto podría acarrear serias consecuencias entre las relaciones del país que lo haga y los yanquis. Mientras tanto permanece confinado en un aeropuerto de Moscú.
No quiere correr la suerte de su coterráneo Bradley, el que espera que su proceso se extienda hasta agosto. Y que podría recibir hasta 154 años de cárcel por la filtración de información clasificada a Wikileaks.
Ya han sido muchos los países que se han negado a concederle el asilo, otros se han lavado las manos, y otros, sobre todo los gobiernos de izquierda latinoamericanos se han mostrados dispuestos. Y hasta más, como el caso de Venezuela, que su presidente la ofrece y la ofrece. Pero el ex agente, no se sabe por qué, no le toma la palabra.
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