Dariela Aquique
Sabemos de sobra que los seres humanos, somos una suerte de receptáculo del bien y el mal. La sal del cuento está, en permitir cuál de esas partes es la predominante en nuestras acciones. Más allá de la sociedad, o de quienes estén en el gobierno.
A lo largo de toda la historia de la humanidad, los criminales, los corruptos, los inescrupulosos han existido, también los hombres de buena fe, los honestos, los virtuosos. Eso pasó, en el esclavismo, en el feudalismo, en el capitalismo y en el socialismo.
Por eso, intentar responsabilizar al contexto épocal y social, de los desafueros de los hombres, es una barbaridad, (aunque considere que alguna influencia puedan tener). Soy de las que votan por la sentencia martiana: “Creo en el mejoramiento humano y en la utilidad de la virtud”
Y es lo que me hace estar en desacuerdo con un artículo titulado El show de Pablo Escobar, escrito por Javier Ortiz, y Publicado el 13 Noviembre 2012 en Cultura, Opinión, por Cubadebate. Donde su autor tantea subsanar las atrocidades cometidas por el connotado capo, con textos como este:
(…)Pablo Escobar no se convirtió en lo que fue por pura maldad, independientemente de que tuviera la química cerebral de un criminal nato. Fue el resultado de una época, el perfecto engendro de la violencia en Colombia y de la demanda de drogas en Estados Unidos. Él mismo no olvidó en la clase de país en que había nacido, y construyó un buen número de obras sociales, que le ganó el afecto de las capas bajas de Medellín, la ciudad sede su cártel (…)
Si bien es cierto que el hombre tenía sus cositas positivas, para él fue más corto y fácil el camino del narcotráfico y el crimen, que el trabajo honrado.
(…) Frustración, esa es la palabra que define a 1910. Una independencia malograda y dos intervenciones norteaméricas, habían humillado demasiado la autoestima nacional. Entonces surge este hombre, que parecía capaz de revindicar a golpe de portañuela, nuestra virilidad dañada. (…) Alberto Yarini y Ponce de León, parecía rescatar una parte de nuestro honor a derrotar a los franceses que dominaban la prostitución en San Isidro, La Habana… Al fin un cubano ganaba una guerra contra una potencia extranjera. Y para mayor gloria, hasta daba su vida “por la causa” (…)
Como verán aquí también, aunque bajo el amparo de la sutileza y el sarcasmo, que bebe utilizar todo guión cinemagráfico cubano, para poder ser estrenado. Igualmente se pretende excusar al mayor proxeneta de su época en Cuba, so pretexto del ego herido de la nacionalidad.
He utilizado estos dos ejemplos, para demostrarles cómo, ya sea en un artículo que refiere a una serie extranjera, o en los bocadillos del personaje de una película que narra pasajes de nuestra historia, siempre las “culpas” van a dar al mismo sitio.
Y ese discurso, aunque bien redactado, no me convence, los hombres son responsables de sus actos. El contexto situacional, aunque influye, no determina.
De los 11,5 millones de habitantes en este país, unos 4,5 millones necesitan ayuda humanitaria…
Jodie Newell de Estados Unidos tomó nuestra foto del día: "Lake Sabrina" en California, EUA.
En Cuba, el discurso oficial de intolerancia se entrelaza directamente con la deshumanización de aquellos…
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