Los Dreadlocks, Llaman Pepas

Dariela Aquique

Rastas y turistas en el café.

En Santiago, el habla callejero ha hecho que los turistas se le llamen: Pepes y que por consecuencia a sus féminas: Pepas

Sentada en la concurrida Plaza Dolores, mal llamada boulevard o degustando un no tan exquisito café en la Isabelica. Miro con indulgencia a los rastas, con su aspecto perfomático y atuendos de estridente colores, con su comportamiento, a mi juicio altisonante, que hacen que para nada, pasen inadvertidos.

Sin temor a parecer ignorante, confieso que estuve mucho tiempo creyendo que ellos no eran más que un grupo de carácter socio-cultural, luego escuché la frase: secta religiosa y esto me obligó a buscar autorizada información.

Fue así que comencé lo que pudiera llamarse un personal estudio investigativo de un grupo social determinado. Busqué fuentes confiables respecto al movimiento rastafaris original, mi afán detectivesco se auxiliaría en el método de la observación.

Adriano, un rastafari santiaguero.

Descubrí que desde muy tempranas horas, “los rastas” ocupan los mejores lugares del parque o el café a la caza impaciente de la primera irrumpida de turistas. Por el tiempo dedicado a esta empresa, es fácil deducir que ninguno posee vínculos laborales (aquí el cuenta propismo escapa a las recientes leyes del impuesto sobre el ingreso personal).

A la llegada de los extranjeros, uno de los morenos, casi se abalanza sobre aquella europea y con un vergonzante acento le pregunta de qué nación procede. Ella que evidentemente no entendió en lo absoluto sonríe y él traduce este gesto en una inequívoca señal de coqueteo.

Irán aconteciendo numerosos eventos: uno ofrece tabaco, otro con sistema de señas alabará el café y hay hasta quien posará para una foto cerca de la escultura “La negra y el pilón.”

Evento rasta en El Cobre, Santiago de Cuba

Los dreadlocks y la música reagge a decibeles insospechadamente soportables fusionados con argot popular, harán una sui generis versión muy tropical de algunos jineteros que nada tiene que ver con las premisas reales del auténtico movimiento rastafaris. Aclárese que existen en Santiago rastas reales.

Para estar convencida, me acerco a uno de ellos y trato de saber ¿por qué llevan los dreadlocks?

– ¿Es parte de un ritual?, yo le demando

Y él responde.

No, mami, los dreadlocks llaman pepas.

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