Escándalo, desaparecidos y telenovelas

Dariela Aquique

HAVANA TIMES — Los culebrones mexicanos siempre han tenido de tragedias y personajes extremos con malas actuaciones. Pero como la realidad siempre supera la ficción, por estos días no está México en uno de los mejores capítulos de su historia.

La memoria ha demostrado que hacer justicia ante cualquier acto de discriminación o de vejación de los derechos individuos o de crímenes de lesa humanidad, son frases hechas. Latinoamérica lo sabe de sobra.

Y hoy parecen regresar los tiempos en que la palabra desparecido en esta parte del planeta era un lugar común. Se decía que fueron los daños colaterales de las dictaduras. Pero quién y cómo se explica ahora en pleno siglo XXI y bajo administraciones elegidas en las urnas, la desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinaga en México.

Ya no es un misterio cuál fue la suerte de los 43 jóvenes en el sur mexicano tras sufrir un ataque policíaco armado el pasado 26 de septiembre en la localidad de Iguala. Las pruebas están en el testimonio de los sobrevivientes y en las grabaciones de las cámaras de vigilancia en las calles que captaron patrullas que se llevaban civiles.

El hallazgo de fosas clandestinas, las fotos de restos incinerados en un basurero y las grabaciones en las que presuntos sicarios confiesan haber participado en la masacre de los 43, es lo que ha mostrado el procurador General de la República Jesús Murillo Karam.

Pero los padres discrepan de la versión oficial porque después de inspeccionar el foso del basurero no encontraron vestigios de combustible o grasa corporal.

Las marchas y movilizaciones de protesta prosiguen en varias partes del país. Y la solidaridad con los familiares y compañeros de los estudiantes crece no solo en México sino en muchos países donde se han celebrado vigilias y se ha llamado al gobierno mexicano para que en esta creciente crisis social se conduzca con honestidad y justicia.

Pese al discurso complaciente del Peña Nieto, el pueblo manifiesta su desconfianza y piensa que el señor presidente evade su responsabilidad, ya que dados los antecedentes del ex presidente municipal, José Luis Abarca, y su esposa de tener vínculos con el crimen organizado, esos elementos eran suficientes para la pronta intervención del gobierno federal.

El mundo está conmocionado por este execrable hecho y personalidades políticas, intelectuales y artistas se unen a la protesta, pero no pasa nada. El mandatario partió el domingo en una gira de seis días por China y Australia.

Pero cuando ya volaba al gigante asiático, no solo estaba sumido en la peor crisis de credibilidad desde que ocupó la presidencia en 2012, sino que se vio envuelto en otra controversia. El sitio de noticias de la periodista Carmen Aristegui informó que la primera dama firmó un contrato en 2012 para la compra de una lujosa mansión en Ciudad de México valorada en siete millones de dólares.

La casa era propiedad de una firma mexicana que participa en un consorcio, encabezado por la compañía China Railway Construction Corporation, que el 3 de noviembre obtuvo la licitación para construir el primer tren de alta velocidad en México y América Latina por más de 3.700 millones de dólares. Tres días después, Peña Nieto revocó esta concesión tras cuestionamientos sobre la transparencia de licitación, en el que ese consorcio fue el único postor.

La primera dama, la ex actriz de telenovelas Angélica Rivera, vuelve ahora a acaparar la atención de los medios, no desde los culebrones de TV Azteca, sino desde el escándalo de corrupción. Mientras tanto, 43 familias lloran y preguntan dónde están sus hijos, un argumento con el que nadie hará una telenovela.