El pru oriental, una singular bebida

Dariela Aquique

Venta de pru oriental. Foto: juventudrebelde.cu

HAVANA TIMES — Para cualquier foráneo de visita al oriente del país, la palabra pru no significa nada. Pero esto solo será hasta que algún hospitalario morador le brinde un buen vaso de esa singular bebida fermentada que forma parte de las tradiciones de este lado de la isla.

Acá donde la tierra es más caliente, es costumbre atenuar la sofocante temperatura con una pócima espumeante y sabrosa cuyos antecedentes se remontan a la emigración haitiana posterior a la Revolución. Los colonos franceses, sus esclavos y muchos negros libertos que se asentaron al este de Cuba, trajeron con ellos sus costumbres y como un exquisito regalo nos dejaron el pru.

A esta bebida hecha de raíces hay quienes le atribuyen varios poderes. ¡Que si es buena para la hipertensión, que si ayuda a las dolencias estomacales, que si cura los riñones, y hasta que algo de afrodisiaca tiene…! , dicen los más viejos.

Cuánto de cierto hay en esto, no lo sé, pero de que es sana y deliciosa, no cabe duda.

La receta original tiene como ingredientes: la raíz de china, el bejuco Ubí, el bejuco jaboncillo, jengibre, hojas de pimienta dulce, canela en rama y azúcar crudo.

Se prepara raspando la raíz de china y el bejuco Ubí o el Jaboncillo, se desmenuzan las hojas de pimienta, el jengibre, a la que se añade la canela, todo se hierve en agua y se cuela. El brebaje se coloca en un recipiente y cuando está frío se le agrega una madre que se debe dejar de la colada anterior. Se deja reposar de 12 a 24 horas y después de separar un litro para la próxima colada, se embotella y sirve bien frío. )

Como toda regla tiene su excepción, hay más de una fórmula para elaborarlo.

Por ejemplo, hay quienes le agregan el azúcar parda desde la cocción; y quienes dicen que le agrega después. Algunos recomiendan ponerlo a sol y sereno, mientras otros aseguran que al cocimiento se le debe añadir la raíz de la palma y retoños de pino. Dicen también que se puede refrescar el preparado, añadirle aguardiente de caña y bien hermetizado colocarlo bajo tierra reposando durante tres días, luego colarlo y envasarlo en frascos de cristal en los que se introducen hojas de caña santa.

Cuenta la leyenda que los colonos franceses le llamaban champán de bejuco. Otros le dicen cerveza de raíces. Pero más allá de cualquier apelativo, o sea cual sea la receta, el hecho es que el pru oriental es una rica cata que satisface al más exigente paladar.

Carteles que digan: Hay Pru o Se vende Pru, son bastante común en puertas y ventanas de las ciudades, áreas suburbanas y rurales de las provincias Granma, Guantánamo y Santiago de Cuba, principalmente.

Con los éxodos de orientales hacia la capital y a otras localidades, el pru puede ser disfrutado en muchos lugares del país, y hasta más allá. De hecho alguien me comentó en mi vista a Estados Unidos, que en algún sitio de Miami, venden pru.

Pero nunca será lo mismo, el más autóctono y suculento pru es que se hace artesanalmente acá en el Oriente de Cuba. Incluso el que es fabricado de forma industrial y expedida en varios puntos de venta estatales como las llamadas Casas del Pru, aunque tiene una buena acogida por los consumidores, no compite con el pru casero.

Así que si anda por acá por la tierra caliente y ve un cartel en cualquier ventana o en la tablilla de un timbiriche, no dude en probar el pru oriental, que es una singular bebida.

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