Agradecidos como un perro

Dariela Aquique

Rafael Alcides Pérez es un escritor matancero de cuyos excelentes textos suelo acordarme con frecuencia por lo sugerente de los mismos. Llamó mucho mi atención el título de uno de sus poemarios: “Agradecido como un perro” y fue exactamente este el que acudió a mi memoria al escuchar:

– ¡Ya te leíste las nuevas resoluciones de Vivienda!
– ¡Oye ya puedes vender tu casa!
– ¡Vender las casas ya no es ilegal…!

Son estas entre tantas las expresiones de la población cubana en la calle, por estos días donde nuevas normativas y resoluciones a la ley de la Vivienda, salen a la luz pública.

Después de acuerdos tomados en el pasado 6to. Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), celebrado en La Habana en el mes de abril, por fin van a poder los nacionales disponer de sus propiedades sin que con esto incurran en infracciones legales.

Lo notable del caso es que la gente se muestra gratificada con el hecho de que sus legados les sean reconocidos, después de un inmenso periodo donde estos sin razón lógica les habían sido negados. A fuerza de la costumbre como han vivido bajo la ignorancia absoluta de sus derechos, ahora de pronto que el Estado decida permitirles lo que les es propio como un obsequio..

Acápites absurdos han regido el derecho civil en Cuba, por ejemplo: alquilar o vender el domicilio de su propiedad, el primero fue legalizado hace algunos años, para nacionales y extranjeros, el segundo empieza a hacerse posible. Otros tan irracionales como la entrada a Hoteles y Centros destinados al turismo extranjero, lo que también hace algún tiempo han sido permisibles.

Restan aún muchos derechos por ser retribuidos como la venta y traspaso de propiedades de autos, motos, contratos de telefonía, acceso a internet o el derecho a viajar a cualquier parte del mundo si se cuenta con los presupuestos económicos, sin que medien cartas de invitación, matrimonios falsos u otro tipo de trámite burocrático obsoleto. Menos crueles, claro, que tener que recurrir como muchos a la salida ilegal, que tantas vidas humanas ya costó a la nación.

Es bueno sin embargo que el gobierno suprima tantas prohibiciones, aunque demoradas en el tiempo, el que ha sido largo para muchos. Como me diría un buen amigo hace unos días: …son prudentes los cambios para mejorar la vida de los cubanos, medio siglo para un país es poco tiempo, pero en la vida de los hombres, es demasiado, a veces toda su vida…

Aceptemos entonces con consentimiento estas nuevas medidas, pero con refrendo, no con gracias. Ante el derecho propio no hay gratitudes, podríamos parecer agradecidos como un perro.

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