Llamado ante el silencio

Armando Chaguaceda

Las Damas de Blanco en una de sus marchas dominicales. Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES — Dicen que la (In)Seguridad Ciudadana -léase Seguridad del Estado- ha amenazado con poner fin a las marchas dominicales de un grupo de opositores. En tanto estos son ya reprimidos, cada semana, al ejercer su derecho, es de suponer que sobrevendrá un castigo mayor, fáctico o penal. Una suerte de Primavera Negra 2.0, de menor intensidad? Tal vez.

Me he abstenido de escribir sobre estas marchas, desde hace semanas, mientras recojo opiniones diversas, provenientes de un amplio espectro de ciudadanos, incluidos miembros de la oposición.

En lo personal, discrepo (por razones morales y políticas) de toda condena al acercamiento EEUU-Cuba, rechazo el embargo/bloqueo y repudio toda intención de encumbrar liderazgos, organizaciones y soluciones “únicas” al problema nacional.

La experiencia me indica que hay que combinar activismo y reflexión, presencia de calle y trabajo de hormiga, respeto al que languidece en cautiverio y reconocimiento a quienes, incluso desde los espacios oficiales, intentan hacer un país mejor. Nadie sobra, todos -menos los esbirros- valen.

Condenso a continuación un conjunto de observaciones dirigidas a quienes, lejos de la represión, con acceso a información y afectos al ejercicio de la opinión, mantienen un poco defendible  silencio frente a la represión de este activismo:

1- ¿Hay que, taxativamente, compartir la ideología y programa de quienes reivindican derechos y son reprimidos, para apoyar lo primero y repudiar lo segundo?

2- ¿Las sospechas o deslindes con un liderazgo o activismo específico, bastan para que deslegitimemos o invisibilicemos su reclamo ante la injusticia. Semejantes actitudes no tributan a la misma represión?

3- Si concedemos que, en ciertas coyunturas, el gobierno, la Iglesia o determinado artista toman decisiones positivas para la nación – aunque no coincidamos en línea general con sus posturas- , ¿existen razones de fondo para no actuar igual con un opositor? ¿Su naturaleza les veta -y nos veta- para el reconocimiento?

4- Es humanamente entendible el temor a enemistarse con el gobierno cubano -con sus costos de separación familiar y dolor personal-, ¿pero acaso ello no evidenciaría precisamente la falta de derechos contra la que los opositores amenazados luchan?

Hice arriba hincapié en argumentos generales, pero anoto otros de contexto y contenido. No vivimos en 1995 ni 2005. En 2015, pese a todo, los niveles de acceso a la información, debate y comunicación que caracterizan a un creciente segmento de intelectuales cubanos, residentes o no en la isla, son inéditos. Las evidencias de que el cambio “desde dentro” va con “mucha pausa y poca prisa” son abrumadores. El incremento -plural, descoordinado- del descontento y desesperanza sociales, allende las élites ganadoras de las reformas, son visibles.

Dicho todo esto, colegas, reflexionemos en torno a los costos de nuestras posturas ante lo que puede ser una nueva ola represiva, donde las proclamas de lealtad y el intelectualismo abstracto serán simples máscaras de connivencia con el represor.

Articulos recientes:

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

15 años de prisión a la joven que transmitió las protestas

Se intenta suicidar en prisión Fray Pascual Claro Valladares al conocer su sentencia, de 10…

  • Cuba
  • Opinión
  • Segmentos

“Distorsiones” de moda en Cuba

Nada nuevo, pero resulta que la palabra se ha puesto de moda, y esta semana…

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

San Antonio de los Baños, donde el humor dio paso al dolor

Sin electricidad y sin acceso a la red de redes, así pasan los habitantes de…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.