La dichosa sobrevivencia en Cuba

Por Ammi

HAVANA TIMES – Desde que tengo uso de razón, la vida en Cuba se trata de supervivencia. Lo que no tengo en claro es: sobrevivir, ¿para qué? 

Willy abre los ojos expresivamente, mientras toma un sorbo del café aguado que le acabo de ofrecer. Se queda pensativo unos minutos, juega con los dedos en la mesa, intento guardar silencio, no quiero demostrar prisa por escucharlo y ahí viene lo que yo llamo ese torrente multicolor de sabiduría willyberiana.

“En la aparente lejana década de los ochenta, apenas siendo un adolescente, conocí de cerca lo que significaba acostarse con la barriga vacía, por desayuno, un vaso de agua con azúcar y no tener merienda en la escuela. Soy hijo de una madre soltera, con cuatro hijos y un padre al que solo veía, cuando llegaba un día del mes, a colocar en la mesa del comedor, treinta pesos como manutención”.

Willy mira al techo y prosigue…

“Por suerte los muchachos del barrio recogíamos botellas de cervezas, litros de leche vacíos y cualquier envase que luego pudiéramos canjear por veinte centavos cada uno y con eso aliviábamos un poco el hambre y contribuíamos a la casi invisible economía familiar.

“Luego llegaron los onerosos años noventa, con la debacle económica por todos conocida, la sobrevivencia se volvió un tema del día a día y se llegaron a extremos increíbles, como por ejemplo comerte un “bistec” de frazada de piso, descubrir que el queso de la pizza era un preservativo, el famoso picadillo de cascara de plátano, “el pavo de altura” (aura tiñosa), la pasta de Oca, una masa nauseabunda que hasta plumas traía y muchas otras cosas que el cubano se vio obligado a tragar para no morir.

“Recuerdo claramente a la gente desmayándose en la calle por hambre, la neuritis óptica por falta de consumo proteico, la polineuritis que dura hasta hoy y que muchos de los sobrevivientes aún no consiguen entender de donde salen tantos dolores.”

¿Cómo es sobrevivir en la Cuba de hoy? No creo que la historia haya cambiado mucho. Me mira, sonríe amargamente, ¿“tú sabes que la gente cuando busca trabajo aquí no pregunta por el sueldo?  No, pregunta por la “búsqueda” que al final no es más que robar lo que aparezca o los insumos del trabajo.”

Pero a pesar de todos los muertos en la emigración, de las carencias nutricionales, de la miseria descarnada en que vive el pueblo cubano, no son estas las peores consecuencias, sino el de no haber aprendido jamás a viviry conformarnos con tan poco.

Willy hoy me hizo llorar.

Lea más del diario de Ammi aquí.

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