Alfredo Fernández
El pasado mes visité mi ciudad. Al caminar las calles de mi Santiago natal inevitablemente saltó a mi recuerdo la entrada de mi colega de havanatimes Dariela Aquique, Santiago: Urbanismo decadente.
Dariela es santiaguera in situ, o sea, vive aún en la ciudad y por tanto sufre a diario el deterioro urbanístico de la misma, de ahí que su entrada inicial en havanatimes fuera precisamente con un artículo en el que muestra su preocupación e impotencia por una ciudad que ama y que se derrumba ante sus ojos, y aunque en aquella entrada nunca pensé que exagerara, tampoco alcancé a notar cuan preocupante es el asunto.
También recordé que el asiduo lector y comentarista de havanatimes “Otrodiferente.” santiaguero exiliado en Berlín, anotaba que el edificio republicano en que había nacido, cito en la esquina de las calles Martí y Cuavitas, ya no existía a causa de un derrumbe que le costó la vida a un niño. Ironía urbanística si sabemos que éste fue pintado en ocasión de la visita del presidente Hugo Chávez a Santiago. Hoy el céntrico espacio está sin construir.
Caminando por las calles de mi adolescencia quedé impactado al ver como en la peligrosa intercepción de las calles San Germán y Calvario las esquinas carecen del señalamiento de Pare que detenga al vehículo que transita por la zona, suerte que los vecinos tuvieron a bien poner dos cartones para evitar accidentes.
Llegando al centro de la ciudad me impresioné, y no precisamente con el deterioro del cine teatro Oriente, ni con los hoy en ruinas hoteles Imperial y Venus, sino con el irónico cartel que colocado en el balcón de la Casa de la Trova advierte al transeúnte del peligro de derrumbe del mismo, cartel que no impide que la casa siga prestando servicios, tanto en la planta baja como alta de la institución.
Por otro lado, al frente en la esquina de la Casa de la Trova hay una edificación decimonónica en franca destrucción, que como santiaguero me apenaría que corriera la suerte del edificio natal de Otrodiferente, pues su ubicación en las calles Heredia y San Félix es vital en la ciudad, justo al lado de la casa natal del primer poeta romántico de América, José María Heredia y a unos escasos 50 m del parque Céspedes, centro cultural de la ciudad.
Me gustaría saber si alguien se está burlando de mí, pues hace algunos días en el acto por los 500 años de la fundación de la ciudad de Baracoa pude ver en la televisión nacional como se le entregaba un diploma al Conservador de la Ciudad de Santiago en reconocimiento al trabajo realizado. Al ver semejante chanza quedé perplejo, pues nunca el Centro Histórico de Santiago ha estado en peor situación arquitectónica que la exhibida hoy.
Un año atrás mientras revisaba facebook encontré un sitio que me provocó por su delicadeza una onda nostalgia, pues me disparó en el recuerdo a instantes de mi adolescencia que ya no volverán.
El sitio en cuestión se llama “Santiagueros por el mundo.” La presentación del espacio cuenta con un texto de alguien que en verdad conoce a Santiago y sobre todo a mi generación, “esa que amanece en el cuartel Moncada los 26 de julio luego de carnavalear la noche entera, o que compra las hayacas (tamales) que siempre son de San Luis.”
En fin, el sitio me entristeció sobremanera y me entristeció más aún cuando vi las fotos de la ciudad en tiempos pasados, repleta de esplendor.
Debo aclarar que paralelamente al deterioro patrimonial de la ciudad, hay un renacer en la urbanística colindante al Centro Histórico, pues proyectos ejecutados por el gobierno provincial, hoy reaniman y engalanan a las avenidas Alameda y Victoriano Garzón.
Sólo que no entiendo por qué toda esta reanimación se realiza al margen del Centro Histórico.
Por esto, el otro día cuando reconocieron públicamente al “Conservador de la Ciudad.” como santiaguero me pregunté ¿alguien se estará burlando de mí?
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