La Radio en Palma Soriano, Cuba

Alfredo Fernández Rodríguez

El pasado fin de año visité a mis padres en Santiago de Cuba y como siempre hago, me trasladé 42 Km a la casa de mi abuela ubicada en el municipio Palma Soriano.

Allí retomé el contacto con un personaje muy cercano a mi memoria afectiva y también de los más interesantes del Oriente cubano: la radio.

Sintonice el radio receptor mientras descansaba de un espantoso viaje de tres horas en camión. Para mi sorpresa volví a fascinarme con programas que antaño escuchaba en la emisora municipal Radio Baraguá, un por ciento impresionante de la programación se mantenía intacta.

Uno de los programas que oí fue aquel sustituto del teléfono y del trasporte que informa a los oyentes sobre cosas cotidianas: se le informaba a Zenaida y Justina que Yurisel tuvo un varón de 7 libras y que ambos están bien, que la puerca de Jacinto parió doce puerquitos y que ya Jorge puede venir a recoger los suyos, a Lourdes que no vaya a salir el martes que Lina y Guillermo van para allá, o a Menelao y Dora que a Alicia le dieron alta en el hospital y esta bien.

Otro programa de emisión diaria de música mexicana existente desde que tengo razón me ratificó lo que siempre he pensado: si Cuba conquistó a México con los boleros, ellos nos hicieron lo mismo con sus rancheras.

El último programa que escuché aquella tarde, más que una simple emisión radial resultó un homenaje a las orquestas charangas (formato de orquesta cubana igual al de La Orquesta Aragón) muy escuchadas en la ciudad de Palma Soriano y poblados adyacentes.

Los únicos artículos eléctricos en la casa de mi abuela: un refrigerador, una plancha y el querido radio, me convencieron de que cierta parte del pueblo cubano está aún más cerca de “Macondo” que de Internet.