Cuba no debería tener ejército

Alfredo Fernández

HAVANA TIMES — Cuba no debería tener ejército, ese, a mi modo de ver, debe de ser el paso más importante que debemos de dar los cubanos si queremos construir de una vez y por todas una nación de futuro, un país de posibilidades.

Una breve revisión del pasado nacional, nos arrojaría que para nada somos un pueblo pacífico. Nuestros logros como nación, en todos los casos, llegaron de manos de la guerra, siendo acaso el más aporte notable el de la guerra de 1895, guerra que nos trajo la condición de Republica y que Martí concibió como necesaria ya que era imposible dialogar con una España déspota y monárquica.

Para Martí la contienda tenía que ser breve y efectiva, para con esto evitar que las victimas y el quebranto de la nación fuera el menor posible,  factores  que inevitablemente son inherentes a la guerra.

Luego, otra guerra, la de la Sierra Maestra, derrocó al dictador Batista, para instaurar un Gobierno que en 53 años sólo ha conocido a cuatro presidentes.

Lograda la condición de Republica mediante la conjugación de tenacidad y arrojo del ideario martiano, se le hizo imposible a la naciente sociedad civil cubana librarse de la excesiva presencia de los militares de la guerra del 95 en el naciente Gobierno de la nación, al contrario, ellos, juntos a la burocracia académica, conformaron lo que el novelista Carlos Loveira posteriormente acuñaría como “Republica de Generales y Doctores”.

¿Cuánto nos ha impedido nuestro destino castrense reconocernos como nación? El paroxismo fue alcanzado en 1975, y hasta 1990, cuando Cuba, de manera oficial, o sea, con ejércitos completos, se involucraba en sendas guerras en Angola y Etiopía. Dejando, por la excesiva presencia de soldados cubanos en ambas contiendas, al país desprotegido.

Esto ocurría, nada más y nada menos, cuando el gabinete de la Casa Blanca era ocupado por el guerrerista  Ronald Reagan. De ahí, que el argumento de que el ejército existe para la protección de la nación, se hacía insostenible por las circunstancias antes expuestas. ¿Qué hubiera pasado de concretarse una agresión militar de los E.U.A a Cuba en los años ochenta?

El pasado 2011, cuando vi a tres obsoletos aviones Mig-23 sobrevolar mi casa para continuar viaje al desfile militar por el 50 aniversario de la victoria de Playa Girón, solo pude sentir pena ajena por el ejército cubano. Ejército que con un andamiaje de la Guerra Fría, tendría muy pocos opciones en una confrontación bélica con cualquier similar contemporáneo.

Lo cierto es que cuando usted revisa la historia de países como Suiza y Costa Rica, que no tienen ejército, si es observador se dará cuenta que tampoco nadie los agrede. A Hitler ni le pasó por la cabeza meterse con los primeros, y a Costa Rica la vez que el dictador Anastasio Somoza tuvo intención de agredirlos, este provocó como nunca antes, la solidaridad de los países del área, los cuales reunieron un ejército prácticamente en horas, para invadir al osado dictador en caso de concretar su pretendida agresión a Costa Rica.

Por último, y el dato que más me estremece de la guerra, fue el haber visto el 19 de enero de 1993 —al enterrar en el panteón de las fuerzas armadas de Palma Soriano a mi tío policía que había fallecido dos días antes en un accidente de tránsito—  lo desconsolado que quedó un anciano vecino cuando se abrió dicho panteón y volvió a ver después de varios años, el nicho de su hijo muerto en Angola unos años antes.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias, representan un gasto insostenible para una nación isla, que cada día envejece inexorablemente, desaparecerlas sumando a sus numerosos efectivos a la producción directa del país podría ayudar mucho a la economía nacional.

En lo personal yo solo dejaría a una policía fuerte para las ciudades, así como una guardia costera que vigile porque no se inmiscuya al país en el cruce de los carteles de la droga.

En una reciente carta de unos intelectuales cubanos, de la cual también soy signatario, encontré su aspecto más dudoso, en ese acápite que solicitaba al Gobierno que “El ejército participara en contiendas internacionales solo a petición de las Naciones Unidas”.

Yo, después de analizarlo, voy más allá y pido librar de una vez y por todas, a la nación de ese pesado lastre que es el caro e inoperante ejército que hoy tiene el país, colocando así a todos los ciudadanos del país, bajo la igualdad de condiciones que solo puede aportar la condición de civil.

 

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