Accidente Y Diabetes (1ra Parte)

Osmel Almaguer

Clothes line, photo: Caridad

Hoy hace un mes que tuve aquel accidente en el jardín de mi casa, cuando más de 200 kg cayeron sobre mi pierna izquierda al resbalarse una de las enormes piezas de concreto que componen el muro que, neciamente, intentaba reparar sin ayuda.

Tuve mucha suerte, pues de no haber caído en diagonal ahora estaría haciendo el cuento sin dedos de los pies, y tuviera que firmar este diario como Osmel el cojo.  El daño consistió en una quemadura por fricción, que a cualquier persona sana no demoraría más de una semana en curar.

Hace mucho tiempo que me vienen dando desmayos y yo sospechando que padezco del azúcar, pero hasta hoy ningún médico ha comprobado ese presunto padecimiento. Hubo un momento que llegué a pensar que mis desmayos eran de índole emocional, pero con esta herida que no se cura ya no me caben dudas de que soy diabético.

Ahora con esto del accidente hasta me he hecho amigo de la doctora Raquel, que atiende a todos los habitantes de mi comunidad en el consultorio del Médico de la familia, así se llama este sistema instaurado en todo el país, que brinda los primeros auxilios a la familia cubana y es muy efectivo debido a su cercanía con respecto a la población.

La Dra. Raquel me ha remitido al Centro de la Diabetes, que se especializa en el tema y, según conozco, es el único de su tipo en toda la capital. Por eso es muy difícil ser atendido allí.

Yo le conté a Raquel que llevo mucho tiempo tratando de obtener un diagnóstico de mi mal y que los doctores que me atendieron anteriormente, luego de hacerme análisis preliminares, me decían que las pruebas indicaban que estaba sano.

Mi amiga parece ser bastante competente y seria, pero en realidad no sé si hubiera resuelto con ella de no ser su amigo, porque encuentro muy bajo el ánimo de casi todos los médicos que conozco, y lo comprendo, pues la vida está muy difícil, y eso, irremediablemente, repercute en todo.

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