Villa Clara en papel de cobaya

Por Ronal Quiñones

HAVANA TIMES — Como una simple cobaya de laboratorio se vio al Villa Clara de Cuba en la Serie del Caribe de béisbol. Un experimento malogrado, otro más, de la Federación cubana, esa misma a la que el pueblo cubano no se cansa de pedirle la cabeza, cansado de las mil y una meteduras de pata.

Ahora, mostrando un total desconocimiento de la calidad reinante en la pelota caribeña, envió a Isla Margarita prácticamente al mismo equipo que ganó el título cubano hace aproximadamente un año, con apenas seis refuerzos.

El resultado, tres derrotas y solamente una victoria, esta última conseguida a costa de explotar el brazo de un lanzador de 33 años que probablemente pague la heroicidad con serias consecuencias, y gracias a los errores de su rival, porque si de ellos hubiera dependido, hubieran perdido 0x1.

Existió la esperanza de avanzar a semifinales porque esa victoria cubana complicó a los Indios de Mayagüez, pero en definitiva pasó lo que tenía que pasar. La cruda realidad es que ese equipo no estaba para hacer algo mejor, no porque fuera malo, sino porque es fiel reflejo de los problemas de la pelota en Cuba.

Los problemas para fabricar carreras, los malos corridos de base, las desconcentraciones a la defensa y el relajo en el manejo de los lanzadores no surgieron en Isla Margarita, sino que llevan años afectando al béisbol cubano.

Problemas que se observan desde las edades infantiles hasta el equipo nacional, pero en este último se minimizan gracias a la maestría alcanzada por unas cuantas figuras.

A la Serie del Caribe se le subestimó demasiado, quiero pensar que por ignorancia y no por arrogancia. El mentor villaclareño, Ramón Moré, dejó entrever en más de una declaración que se reforzaba a la fuerza, no porque no lo necesitara.

Su vista estaba nublada evidentemente por la opinión generalizada, basada en estadísticas, no inventada, de que Villa Clara tiene el mejor cuerpo de pitcheo de Cuba. Entonces, si con el mejor cuerpo se toleraron casi nueve carreras por juego, eso deja claro que la calidad de la Serie Nacional es bien baja.

¿Qué dicen los fanáticos?

Desde las primeras presentaciones de los Azucareros el estado de opinión en la calle era bastante crítico.

Como me dijo Fernando, “se ha perdido por mala dirección, y lo peor, por sentirse agobiado por el susto. Me gustaría oír un día la frase de que nos ganaron porque son mejores que nosotros, no porque jugaron mejor que nosotros.”

“Todo el problema de la pelota cubana en el exterior es simplemente sicológico. Nuestros peloteros salen al ruedo “privaos”, “pasmaos”, considera Rodney. “Debe ser una combinación de las nuevas relaciones económicas en la sociedad, con las nuevas inequidades producto de las reformas, los ejemplos de los desertores que se convierten en millonarios de un día para otro y ellos allí, comiéndose un cable”.

“No nos podemos engañar,” me dice Jorge, “Cuba no bateó en el momento oportuno, y no sé por qué razón nuestros peloteros no se deslizan y tiran de cabeza en el momento preciso. Pienso que a pesar de que Odelín caminó toda la ruta y terminó exitosamente, se debe tener un cerrador, hay que tener más confianza en nuestros peloteros.”

“Villa Clara reforzada ganó pero no convenció”, dice a su vez Ismael. “Quitando la maravillosa actuación de Odelín, que se lució como nunca en el montículo, de no haber cometido Puerto Rico los errores que cometió hubiera ganado el juego 1-0.”

“Yo te puedo asegurar que de mil partidos que juguemos contra esos equipos seríamos capaces de perder 999,” señalaba Maikel. “La dirección del Inder tiene la responsabilidad de encontrar los hombres con deseos de trabajar, escuchar y aunar el esfuerzo de todos, dos o tres hombres no pueden tener la verdad absoluta en las manos.”

Con él coincidió Ramón al decir: “tenemos que aprender de esto, darnos cuenta que tenemos que seguir superándonos, que llegamos a un techo, el cual llegado su momento nos aplastó; hay que levantarse y seguir buscando las fórmulas necesarias para superar el momento en que estamos y volver a situar el béisbol de Cuba en el sitio que siempre estuvo”.

Aunque se hubieran dado los resultados que se necesitan para clasificar, es más, aunque se ganara hipotéticamente el campeonato, no me quedaría satisfecho, declara Charlie. “No se me olvidarán los gestos y miradas paternalistas y condescendientes de los contrarios, las gozaderas a nuestro desempeño, las sustituciones completas de los regulares en el tercer inning para desmoralizarnos, en definitiva, los papelazos propios, los nerviosismos, la mala dirección desde la selección de los refuerzos.”

La Serie del Caribe para Cuba es una prueba de la necesidad de seguir perfeccionando nuestro sistema deportivo, interviene de nuevo Maikel, años hace ya que nuestra pelota está carente de topar al más alto de los niveles, el béisbol en el área del Caribe es sumamente fuerte y se ha demostrado aquí y en los Clásicos.

Nuestra pelota no está nada bien, añade Tato, cuando ganamos nos olvidamos de las deficiencias, y que llevamos ya muchos años planteando los problemas, pero los problemas siguen. No se pueden acometer cosas nuevas con mentes que no avancen al mismo nivel.

Quienes defienden viajecitos, carros, posiciones, no van nunca a asimilar la necesidad de cambios que tiene nuestro béisbol, y seguirán en una vitrina inamovible profundizando en el daño y el deterioro de nuestro principal deporte.

Es verdad, repite Rodney, tal vez sea el momento adecuado para que se analicen en todas las instancias los graves problemas que persisten en nuestro béisbol. Si llegan a clasificar saldrían muchas voces a decir que sí, que somos los mejores, que no habíamos entrado en el ritmo del juego y otras justificaciones interminables, que solo servirían para alargar la agonía.