Cuba comenzó a vender peloteros, deberá comprarlos también

Vicente Morín Aguado

HAVANA TIMES — Apuesto al intercambio de peloteros entre Cuba y las ligas profesionales del mundo, por ahora exceptuando a las MLB de Estados Unidos, dadas las conocidas prohibiciones de las leyes norteamericanas acerca del comercio con mi país.

Hasta hoy la posición estatal cubana es exportar sus atletas sin pensar en la posibilidad de que jugadores de otras naciones jueguen en nuestros estadios, tal reciprocidad es necesaria al mejor desempeño del deporte nacional, resulta viable en términos económicos, preservando la reciprocidad, un aspecto de las relaciones internacionales que no debe ser obviado.

Abordando el tema en la muy controversial peña del Parque Central habanero, aprecié sonrisas incrédulas, miradas atónitas y hasta algún sincero opinante llamándome loco. Leyendo un artículo del bloguero Reynaldo Cruz en el sitio web Universo Béisbol, encontré otro aficionado tan desquiciado como yo, quien proponía el extremo de un canje parejo en cuanto a la cifra de atletas.

Creo que su proposición es igualmente posible según las matemáticas, imprescindibles a la hora de los cálculos bancarios. Sin embargo, tratándose de cambios en la mentalidad y el accionar de la economía, cuyas reformas avanzan aquí lenta y tímidamente, propongo unos comienzos con superávit a favor de Cubadeportes, entidad encargada de comercializar a nuestros atletas.

Un decreto del Consejo de Ministros determinó meses atrás poner fin a cualquier duda en torno al carácter asalariado de los deportistas cubanos, con énfasis en la llamada Pelota, otorgando pagos mensuales, premios individuales y colectivos, estímulos adicionales por medallas obtenidas, en fin, liquidó el pretendido amateurismo proclamado por la política partidista oficial durante décadas.

Ahora se introduce la modalidad de exportar peloteros, mercancía comercializada por la agencia antes citada, sin embargo, debe entenderse que el comercio internacional es una doble vía donde está implicada la importación, el saldo de la balanza debe ser favorable, resultado posible en Cuba.

Recientemente Cubadeportes vendió al jardinero Frederich Cepeda por 1,5 millones de dólares a los Gigantes de Yomiuri del Japón. Los especialistas aseguran la posibilidad de acuerdos parecidos para otros peloteros cubanos. Una contrapartida es que Alfredo Despaigne, quien ostenta el récord nacional de jonrones, jugará una segunda temporada con los Piratas de Campeche, liga mexicana, donde el pasado año recibió el 80 por ciento de los diez mil dólares del contrato.

No hay notables diferencias en cuanto al rendimiento deportivo entre ambos atletas. El contraste es estrictamente comercial, el mercado nipón frente a su igual azteca. Si invertimos la proposición apreciamos que en términos mercantiles hay claras opciones de vender y comprar con saldos favorables.

En otro sentido, sobran atletas deseosos de jugar en el Beisbol de la mayor de las Antillas, noveles o veteranos, capaces de aportar ímpetus o experiencias, dinamizando el gran espectáculo nacional, necesitado con urgencia de renovación, intercambio, variedad y disputa deportiva real.

Cuba detenta una extraordinaria masividad en cuanto a la Pelota, herencia histórica reforzada por la política social de la Revolución. En el plano deportivo aumentaría la competitividad al renovar nuestras nóminas provinciales, enviando al exterior los jugadores con al menos diez años en series nacionales y desempeños capaces de rentarlos en otras naciones.

Los escépticos deben saber que Japón aplica reglas proteccionistas parecidas a sus jugadores, protegiendo el mercado nacional y de paso su espectáculo deportivo mayor. Recordemos que las selecciones de Holanda y Panamá, verdugos nuestros en diversos eventos internacionales, nos derrotaron sin apelar a los jugadores millonarios existentes en sus países.

Podemos intercambiar peloteros capaces de mejorar nuestro Béisbol sin necesidad de pagar cifras altas según los estándares del mercado en esta actividad. Las barreras son entonces mentales, esa concepción burocrática de hacer negocios forzados, pretendiendo ganarlo todo o casi todo, ofreciendo muy poco o casi nada.

Otro asunto, lo remarco tratándose de una opción dentro de un proyecto socialista, es la redistribución de los ingresos dentro de absolutos cánones sociales, con equidad y, algo esencial, la directa participación de los atletas en las decisiones al respecto.

Aunque el actual Presidente Raúl Castro reitera su llamado a cambiar la mentalidad, temo por el tradicional apego de la burocracia a sus privilegios, temerosa de cualquier cambio, lista para aplaudir y a la par, en silencio, decir se acata pero no se cumple.

Cuba está en condiciones de avanzar hacia la modernidad utilizando al Béisbol, deporte nacional e imagen del país, como un buen ejemplo.

Vale la frase del santificado Juan Pablo II antes de abandonar La Habana dieciséis años atrás: que Cuba se abra al mundo, y que el mundo se abra a Cuba.
——
Vicente Morín Aguado morfamily@correodecuba.cu

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