Recuento con Polito Ibáñez

Helson Hernández

Polito Ibáñez

HAVANA TIMES — Uno de los grandes cantautores cubanos, el trovador Polito Ibáñez, nos recuerda momentos trascendentales en su vida y obra.

HT: ¿El lugar de Cuba que guarda sus orígenes?

Polito Ibáñez: Batey Nuevo, un pueblecito de campo que pertenece al Municipio de Rodas, en Cienfuegos, aquí viví siendo niño.

HT: ¿Si habláramos de años?

PI: Hablar de años me lleva a una etapa de casi 35 de carrera, y de vida ya voy a cumplir el próximo año mis 50.

HT: ¿Qué atraía su atención inicialmente?

PI: Mi padre me insistió que aprendiera la guitarra y el tres, pero a mí realmente en ese momento no me interesaba. Yo quería estudiar algo que tuviera que ver más con el mar, los peces, la carrera se llamaba Oceanología. Hice un promedio altísimo en mis estudios de preuniversitario, pero lamentablemente como esa especialidad había que ir a estudiarla en la entonces Unión Soviética, ese año no entro, y no pude optar por ella. Era curioso, porque yo en esa edad de la adolescencia todavía no había visto el mar, a los 13 años fue que pude contemplarlo por vez primera.

HT: ¿Y la música cómo llega a definir su futuro?

PI: El responsable de que yo me haya decidido por la música para hacer mi vida profesional fue un compañero de estudios llamado Pepito Salas. Era una especie de galán de mi etapa de estudiante en la Secundaria, a finales de la década del 70 y principios de los 80. Ese muchacho enamoraba con éxito a las chicas cantando con una guitarra, y yo no era nada atractivo realmente, pues era un muchacho que venía del campo y demás.

Yo tenía gran obsesión por tener una novia, y esto impulsó la necesidad de aprender a tocar el instrumento. Así empezó mi vida cantando muchas canciones románticas de las mismas que cantaba pepito, hasta ir encontrando otros títulos del feeling, del bolero, y me fui haciendo de esta manera más bien un intérprete de aquellos actos revolucionarios como le llamábamos en la escuela.

Recuerdo que cuando terminé ya los estudios pre-universitarios, el 12 grado, la primera canción que canté de corte trovadoresco, fue aquella que dice: “Mujer si la distancia es esa huella…”, y luego los poemas que Amaury Pérez musicalizó de José Martí, quien a mi juicio ha sido el que mejor ha llevado a la música esos textos del referido autor cubano, con una actualidad y de un nivel de belleza increíble.

Bueno, después de todo esto, intenté también estudiar otra carrera que me gustaba mucho, criminalística, pero yo no fui de la Juventud Comunista en la esta etapa de estudiante, y uno de los requisitos era ese. Al no lograr encausarme en estas especialidades, me atreví a escribir una obra de teatro inspirada en una discusión entre Martí y Maceo; desafortunadamente, junto con las dos primeras canciones que hice en mi vida, estas creaciones desaparecieron en un incendio que hubo en mi humilde casa de Rodas, donde un tío se acostó fumando con un cigarro, y como mi padre hacía colchones de pajas de arroz, se incendio todo, sin dejar rastros de aquellos primeros trabajos que no pude conservar.

Polito Ibáñez

HT: Pocos conocen que el actor antecedió al cantautor.

PI: Sí, estuve cinco años estudiando actuación en el Instituto Superior de Arte, ISA. Aquí María Elena Ortega me dio una lección increíble al final de la carrera, porque mucha gente terminó con 5 de los que nunca se dedicaron a la actuación, y otros que sí se dedicaron a esta profesión después de graduados nunca tuvieron un 5 de la vida. Ella me decía: “Carlitos, el 5 te lo va a dar la vida…”

Yo recuerdo a esa maestra como algo decisivo, hasta en mi vida personal, por la manera en que influyó en mi ética, en mi postura como artista, en una serie de cosas que son bien importantes y ahora mismo no se llevan a la par con el arte.

Hoy muchos artistas no se han formado en una filosofía o una visión hacia el arte como en la que me formé yo, y no tienen eso que yo creo que es trascendental, y que es la cultura del por qué se es artista. Yo me gradué en el año 88 de actuación en el ISA, con un 4. Como actor tuve pocos roces con la escena, estuve como extra en una película cubano-española llamada “Gallego”, interpretando a un muchacho con mucho pelo, aquel era Polito Ibáñez. Ese fue el único bocadillo que he dicho en mi vida: “vámonos, vámonos que este gallego es un comemierda…”

HT: ¿La Asociación Hermanos Saiz, AHS?

PI: En el año 86 me permite entrar como un músico aceptado en el movimiento de la Nueva Trova Cubana. Gracias a una sugerencia de Margarita Maseñeira, para hacer justicia, y de un maravilloso conocedor de la cultura como Raúl Fidel Capote, uno de los primeros gays puros que hubo en Cuba, quien no tenía ningún rubor en decirlo y asumirse como tal, con una dignidad muy grande, y sobre todo porque no le prestaba tanta atención a eso como al ser humano, él era una persona antes de cualquier preferencia individual o sexual.

Ellos participaron en la decisión de Omar Mederos, el vicepresidente de la AHS en esa época, y Víctor Rodríguez el Presidente, de que había que prestarle mucha atención a mi propuesta musical. Estamos hablando de un momento donde la revolución cubana tenía una actitud difícil, se estaba cayendo el Muro de Berlín, se estaba derrumbando el socialismo, y había una sensación digamos de presión sobre el país que hacía inevitable que autores de canciones como yo, que hacíamos cosas bastante polémicas, no fuéramos de alguna manera censurados. Yo nunca me sentí perseguido siendo honesto, censurado sí. En ese entorno fue que quizás nació mi proyecto, mi entorno musical. Ahí fue donde Polito Ibáñez nació quizás en el medio musical.

HT: ¿Piscis o Máquina?

PI: Estamos hablando del año 95-96. Esta canción la hice en Venezuela, en la presidencia de Caldera. Resulta que una prostituta profesional había recibido un disco mío llevado por un actor llamado Víctor Rivas. Un día estábamos en un bar y este actor me hace saber que al lado casualmente trabajaba esta prostituta profesional, quien me habían contado era fanática a mis canciones. La buscamos, la llevamos a este bar con nosotros, y empecé a tocar con mis manos arriba de la mesa donde compartíamos, buscando una melodía, entonces ahí mismo empezó a nacer esa canción cuyo texto es inspirado en dicha mujer. No he visto más a esa señora, y para que quede claro no me acosté nunca con ella.

HT: EL año 92 dejó acontecimientos relevantes.

Polito Ibáñez

PI: Después de ese concierto en el teatro Mella en el año 91, me convertí en un vicio para mucha gente, y donde quiera que estuviera se producía una especie de euforia con el público. Yo hago un concierto luego en el año 92, donde decidí separar mi carrera polémica por un momento, esto fue antes de ir a Venezuela. Esta experiencia en aquella presentación del Acapulco, que fue de cristales rotos y policía, no es que nadie fuera allí a reprimirme sino es que tenía un público muy indisciplinado, me hizo tomar la decisión de no seguir mi carrera en el sentido en que la estaba llevando, o al menos debía hacer una pausa, porque dicho en buen cubano el público me estaba cogiendo para eso.

Yo tuve y tendré siempre la intención de ser un artista que se revise la realidad desde una perspectiva sana y desde un sentido de responsabilidad, no es solamente el alborotador, el que dice y se cuestiona la realidad cubana o decisiones de gobierno, y si bien no soy de los que piensan que nosotros aquí estamos para resolver esos problemas, si soy de los que piensan que se puede tener una actitud conciliadora con estos aspectos de la realidad, y en esa etapa de mi carrera el público estaba en una actitud conmigo que me tenía como bandera para todo ello.

No quiero que la gente piense que me arrepiento de haber sido aquel artista, o a la inversa, que yo me acobardé ni nada parecido. Incluso en aquel histórico concierto Pablo Milanés fue a verme, y debíamos tener allí una tecnología puesta en función de grabar el concierto, y de repente esa tecnología no estaba, de lo que no ampliaré mucho ahora, pero las explosiones que yo tuve que vivir en aquella actuación fueron demasiado desagradables, y él decidió irse de aquel teatro. Lo que yo veía como una descortesía se convirtió en una cortesía suprema, ya que después me invitó a ser parte de la Fundación Pablo Milanés.

HT: ¿Del trovador de aquellos tiempos al que eres hoy?

PI: Creo que se va hacer absolutamente imposible que ese Polito Ibáñez surgido como trovador inicialmente, hacia el año 85 aproximadamente, no conserve siempre esa condición de trovador, porque a pesar de todo lo ocurrido y la influencia de todo aquello, en el año 99 que es cuando empezamos a grabar el disco “Para no pensar” por ejemplo, yo hago un tema como “Somos números” que pertenecía a unos años anteriores, y todavía conservo esa esencia. La gente que sabe que cosa es la guitarra, cuando lo escucha se da cuenta de que habita aun mucha trova.

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