Por Yusimí Rodríguez
HAVANA TIMES – En 1981, María Cristina Eduardo se mudó de La Habana a la Isla de la Juventud, y allí empezó a trabajar como especialista del Atlas de la Cultura Popular Tradicional de ese territorio.
Durante sus investigaciones sobre las tradiciones pineras, encontró algo que, aunque no formaba parte de lo que podría llamarse la cultura popular pinera, le pareció igual de llamativo: las formas en que se trenzaban el cabello las adolescentes de distintos países africanos que estudiaban en Cuba en aquel momento.
Empezó a dedicar los fines de semana a visitar a esas estudiantes para saber más sobre sus trenzas, elaboración y significados. Iba acompañada del fotógrafo Orestes Cardoso, quien dejó testimonio gráfico de esas formas tradicionales de peinarse. Las muchachas, provenientes de Namibia, Guinea Bissau, Congo, Mozambique y Etiopía se peinaban unas a otras, reproduciendo los estilos que les hacían sus madres y que habían visto en sus comunidades.
Han transcurrido más de tres décadas desde que María Cristina trabajara en la Isla de la Juventud, por casi dos años. Ya había perdido toda esperanza de publicar su crónica y las fotos de esa tradición africana. Pero el destino quiso que un sobrino suyo hablara sobre ella y de ese trabajo a Susana Pilar, un nombre desconocido para la mayoría de los lectores.
Las imágenes tomadas por los fotógrafos Orestes Cardoso y Raúl Acosta muestran una amplia gama de peinados, con diferentes grados de elaboración, ninguno parecido a otro. Entre los aspectos destacados por nuestra conferencista se encuentran la simetría y la perfección. “Las rayas estaban muy bien hechas. Aunque estaban lejos de sus países y en Cuba nadie las iba a juzgar, ellas se esmeraban porque fuera perfecto”. Los estilos variaban de acuerdo con la edad y la posición social de la mujer, así como el hecho de estar casadas o ser viudas. Algunos no podían ser usados por mujeres de cierta edad; otros no eran apropiados si se asistía a un funeral.
Uno de los obstáculos para dejarse el pelo afro natural ha sido la falta de una industria dedicada a producir productos para nuestros cabellos en su forma natural, como señaló una de las presentes.
Vio ese tipo de peinado también en integrantes del Conjunto Folklórico Nacional. Las había peinado Delia Montalvo, conocida como la Peluquera de las Estrellas. Delia contaba que le había enseñado una mujer angolana, pero esta siempre le dijo que el trenzado no le salía igual, aunque podía imitarlos.
Por su parte, aunque a María Cristina le encantaban esas formas tradicionales de llevar el cabello, solo pudo dejarse hacer uno de esos peinados una vez, por una joven africana. “Pero me apretaba demasiado y tuve que quitármelo por la noche”.
María Cristina Eduardo ha sido también editora de la Editorial Gente Nueva y Editorial Abril, así como de publicaciones de la Fundación Fernando Ortiz.
Las actividades de Lo Llevamos Rizo continuarán durante el mes de abril. La premiación del concurso tendrá lugar el 11 de mayo, dentro de la Bienal de La Habana.
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