Una joya arquitectónica del Vedado habanero

Por Maya Quiroga

Fachada de la residencia británica en La Habana.

HAVANA TIMES – En la barriada del Vedado existe una casa muy especial. Según afirma la destacada historiadora e investigadora de las artes visuales, Lillian Llanes, se trata de la primera mansión habanera, sobre la que se tiene referencia bibliográfica, que contó con una piscina techada.

La inauguración de la alberca cubierta fue todo un acontecimiento en la prensa cubana de la segunda década del siglo XX. Las fotos de la piscina aparecieron publicadas en la revista Social. El investigador Hermes Mallea narra en su libro Great Houses of Havana, que en aquel entonces la llamaron el “Baño romano de los Mendoza”.

A esta altura, usted se preguntará, ¿quién era el dueño de esa mansión habanera? El acaudalado banquero Pablo González de Mendoza fue el primer propietario de la casa inaugurada el 5 de octubre de 1917.

La casa de González de Mendoza es una obra del renombrado arquitecto Leonardo Morales y Pedroso (1887–1965), quien estudió en la Universidad de Columbia en 1909 y un año más tarde fundó la firma Morales & Mata, con José F. Mata. Justo en 1917 había formado la firma Morales y Compañía.

Como testigo de la inmensa fortuna de los Mendoza, el inmueble se alza en la avenida Paseo, una de las principales de la urbe. No obstante, su acceso principal es por la calle 15. La casa se inserta, de manera coherente, dentro de la arquitectura del Vedado en los primeros 25 años del siglo XX.

Un jardín con esculturas y una fuente circular la aíslan del bullicio exterior. Esa misma estrategia se sigue, igualmente, en el fondo, para separar la propiedad de las construcciones vecinas. La parte trasera del jardín es más íntima y aún más profusa en su mobiliario, con bancos y estatuas, entre las que se destaca, en el extremo final, un grupo escultórico conocido como “El Beso”.

Un pequeño estanque rectangular, que se ubicaba al centro de esta área, fue suprimido, al igual que otras esculturas que originalmente se encontraban en las terrazas adyacentes y en el vestíbulo.

En el interior se destaca una escalera de mármol de trazado semicircular, iluminada por una ventana de vidriería emplomada. En lugar de un recibidor de grandes proporciones, existen dos salones menores conectados entre sí y con las terrazas.

La planta baja se completa con el comedor y la zona de servicio. Mientras que en la planta alta se ubican seis dormitorios, cuatro baños, un pantry y un área de estar, todos conectados por una galería, terrazas y balcones.

Según el arquitecto Juan García Prieto, la propiedad posee una planta articulada que, unida a la combinación de cubiertas planas con otras de tejas de pronunciadas pendientes, le confieren a la obra cierta informalidad en contraste con la monumentalidad de sus dimensiones.

La piscina que fue noticia en la prensa

La piscina actual. Foto: Maya Quiroga

En 1918 se adicionó a la casa una piscina romana. Para su ejecución, Morales trabajó con el arquitecto neoyorkino John H. Duncan, quien proyectó una habitación rectangular, con una piscina al centro, una escultura, tres puertas de estilo francés, por donde se puede observar el verdor de la jardinería y un techo cubierto de maderas preciosas de las que cuelga una lámpara.

La alberca cubierta resulta única en su concepción, pues vincula la imagen del impluvium, de las antiguas casas romanas, con la manera de construir los techos de madera en la arquitectura colonial.

La vivienda hoy

En el inmueble radica la legación de Gran Bretaña desde la década de los años 50 del pasado siglo. Sus moradores se han preocupado siempre por conservar los valores arquitectónicos de la mansión, en especial el delicado trabajo de yesería de sus techos, restaurados con verdadero arte por especialistas de la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana.

Fruto de la cultura de los oficios que rescató el doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad con su Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos, son otros elementos dignos de admirar, por su estado de conservación, como las filigranas en bronce que se encuentran en la entrada principal, los muebles de la casa, las esculturas originales o las reproducciones de arte.

Durante las últimas décadas se han desarrollado en la residencia británica, sobre todo en el área de los jardines y la piscina, numerosas actividades de carácter socio cultural con la presencia de artistas de renombre nacional e internacional.

En ocasión del centenario de la mansión se estrenó el documental Cien años de una casa, de los realizadores Boris Iván Crespo y Roberto Chile, con la presencia de destacados arquitectos, historiadores e investigadores cubanos y estadounidenses. Durante la velada, el actual embajador británico en Cuba, Antony Stokes, prometió realizar una nueva fiesta en 2018, para recordar el centenario de la inauguración de la piscina techada.

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