¿Qué traen los vuelos regulares entre Cuba y Estados Unidos?

  (Progreso Semanal)

HAVANA TIMES – Este martes será firmado en el Hotel Nacional un Memorando de Entendimiento para restablecer los vuelos comerciales regulares entre Estados Unidos y Cuba, los cuales han estado suspendidos durante décadas.

Los diálogos al respecto ocurrieron en Washington del 14 al 16 de diciembre pasado. El día 17 ya la prensa anunciaba, en voz de Josefina Vidal, jefa del equipo negociador cubano, que se había alcanzado este nuevo acuerdo.

Por la parte norteamericana, suscribirá el documento oficial el Secretario de Transporte, Anthony R. Foxx, el cuarto miembro del gabinete presidencial que visita la Isla tras la apertura de embajadas; después del Secretario de Estado John Kerry, la Secretaria de Comercio Penny Pritzker, y el Secretario de Agricultura Thomas Vilsack.

A falta de servicios regulares, los vuelos chárters (una docena, aproximadamente) han asumido la perenne demanda de cada orilla queriendo llegar a la otra. “La diferencia con los chárters está en que no se puede comercializar de la misma forma, las opciones delos clientes son mucho más limitadas”, explica Antonio Díaz Medina (*), profesor de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana.

La desconexión de los charteadores con respecto a los Sistemas Globales de Distribución (GDSS, en inglés), implican restricciones de acceso para que las personas compren más y mejor. No son vuelos regulares que se ponen a la venta con un año de antelación, sino operaciones con un máximo de antelación de 3 meses que además no tienen conexión con los vuelos domésticos de las grandes compañías aéreas norteamericanas, lo que dificulta las conexiones con el resto de ese país.

A juicio del especialista, este cambio constituye uno de los mayores impactos en 2016. “Los vuelos regulares se traducen en enorme facilidad para viajar, fundamentalmente en ese tipo de mercado, que funciona mucho por medios electrónicos”.

“Todo el que tenga la posibilidad de venir, podrá hacerlo de manera muy sencilla. Ahora la persona saca su boleto desde su casa; por ejemplo, con American Airlines, y ellos son los responsables. Eso significa, en mi opinión, de 20 a 30 por ciento más de pasajeros, entre 200 y 250 mil norteamericanos este año; si la planta de alojamiento lo soporta”.

De acuerdo con la información divulgada por el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), grandes compañías como JetBlue, United, American Airlines, Delta y Southwest han expresado intenciones de mantener servicios estables hacia Cuba.

El Memorando permitirá que despeguen–según la demanda- más de 100 vuelos diarios: 20 a La Habana y 10 a cada uno de los restantes nueve aeropuertos que funcionan en la Isla. Las líneas aéreas cubanas y estadounidenses podrán sostener convenios de cooperación comercial, como códigos compartidos y alquiler de aviones, lo cual puede incluir a terceras aerolíneas.

Por otro lado, las operaciones de los chárters tienden a desaparecer. “Se va a quedar una parte de lo que existe en la actualidad, para grupos puntuales, un movimiento determinado –señala Díaz Medina-. Los charteadores, que conocen el negocio, van a seguir en eso, pero con un volumen menorde pasajeros, entre 10 y 15 por ciento”.

No obstante, el resultado neto deja aire para ser optimistas. “La aviación regular crea un precedente muy importante para eliminar el bloqueo. Habría que estudiarlo, pero está bastante claro: eso es regularizar servicios, regularizar economía entre los dos países”.

“Los charteadores, que conocen el negocio, van a seguir en eso, pero con un volumen menor de pasajeros, entre 10 y 15 por ciento”, opina el Profesor Antonio Díaz.

Más cubiertos, que viene visita

Desde que en enero del año pasado el presidente Obama flexibilizó las restricciones para viajar a Cuba, la llegada de “no turistas” norteamericanos aumentó 60 por ciento (161 mil personas). Por dos años consecutivos se superó la vieja meta de los tres millones de visitantes, con un incremento del 17,4 por ciento en 2015, según datos recientes del Ministerio de Turismo (MINTUR).

Sin embargo –siempre hay un “pero”-, el crecimiento ha puesto al límite la infraestructura turística nacional, se dispararon los precios, y sonaron las alarmas respecto a la calidad del servicio. Y eso sin que hayan llegado todos los que podrían llegar.

El profesor de la Facultad de Turismo recuerda que las 12 categorías autorizadas, abren las puertas a los viajeros de ciudad, de cultura, y el país no está preparado para eso. En los últimos 15 años ha ocurrido una hipertrofia del producto de sol y playa (tradicional y más fácil), en detrimento de la oferta de naturaleza y ciudad. La proporción varió de 70-30 por ciento, a 90-10 por ciento.

Una primera salida sería el sector privado: más de mil restaurantes y más de 18 mil hostales. “Esas casas particulares tienen un  nivel, no puedo decir que inferior, pero es bed & breakfast. Eso funciona para algunos segmentos importantes: académicos, gente que quiere entender Cuba… Pero para el segmento de cuatro y cinco estrellas, no funciona”, afirma Díaz Medina.

Mientras, 20 por ciento de las habitaciones estatales está fuera de servicio, cifra que puede equivaler a unos 30 hoteles de 500 habitaciones. Estas cifras resultan contradictorias, teniendo en cuenta los grandes planes de desarrollo turístico fijados hacia 2030. En dos palabras: para qué construir más hoteles si los que están no trabajan a plena capacidad.

Ahora, en plena temporada alta (que dura de noviembre hasta abril), existen “cuellos de botella” en La Habana, Cienfuegos, Trinidad, Pinar del Río y Santa Clara. Simplemente, no hay dónde hospedar a los recién llegados.

La gran demanda provoca que aumenten los precios. Habría que observar con cuidado el crecimiento desmedido, porque la bonanza coyuntural podría convertirse –según el refrán- en “pan para hoy, hambre para mañana”.

Díaz Medina valora que el alcance de las últimas medidas estadounidenses, seguirá siendo limitado mientras no se eliminen el bloqueo y la Ley de Ajuste Cubano. “Si eso no se mueve, todo lo demás queda dentro de aquel esquema: mejora las doce categorías, permite un poco más de visitas, realizar eventos… Pero cero turismo”.

Entretanto, sigue la “fiebre de Cuba”. Algunos consideran que este momento es diferente, no puede servir como termómetro, porque no está viniendo el estadounidense promedio. “Se trata de la élite de esa sociedad, y tenemos que aprovechar eso, para aprender, para discutir e intercambiar limpiamente.”

(*) Antonio Díaz Medina es profesor de la de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana.

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