Pérdidas en el puerto de La Habana

Se rompió la cadena… otra vez

Por Pilar Montes

Carguero en la Bahía de La Habana. Foto: tonyhernandez1965.blogspot.com

HAVANA TIMES — Se interrumpió la cadena puerto-transporte-economía interna en La Habana, otra vez, y a final de cuentas es la población cubana la que paga los platos rotos.

Cuba depende del comercio exterior, importa muchos de los productos básicos que consume la población. De no funcionar cancaneadamente o retrasarse la actividad del puerto, con el transporte y el traslado de las mercancías a los mercados y al consumidor final, el Estado paga siete mil dólares diarios de sobreestadía a los barcos que no son descargados en el tiempo reglamentario.

En esta ocasión, el nudo gordiano está en 20 mil toneladas de arroz, de las cuales muchas ya están inservibles por el ataque de lepidópteros, más miles de sacos de urea que necesita urgentemente la agricultura del país.

Las plagas se dan gusto, mientras los verdaderos insectos buscan justificaciones donde no las hay. Los estibadores deseando que los pongan a trabajar y no llega el transporte necesario para descargar los buques.

Al menos ahora, la población se enteró del desastre por un reportaje televisivo, a su vez alertado por un artículo en el periódico Trabajadores. Desde hace mucho, los cubanos solo conocen, si acaso, las justificaciones de por qué no llegaba el arroz al mercado.

En las imágenes televisivas, el periodista se arriesga y entrevista a los dos extremos del conflicto. Un extremo, el del transporte, dice que no le fueron contratados los equipos, las casillas de ferrocarril tampoco sirven porque tienen filtraciones.

Los responsables de los almacenes plantean que ellos solicitaron el transporte, pero no se les ha prestado el servicio. Pero todo ese personal administrativo sigue cobrando por su trabajo, poco, insuficiente, pero siguen recibiendo sus salarios.

Sin embargo, los estibadores cuentan con su jornal para dar de comer a sus familias. ¿Qué hacer? Pues, si de los siete mil dólares diarios que el Estado cubano debe pagar por sobreestadía, les remunerara a los trabajadores la mitad, no solo descargaban de inmediato los barcos, sino que serían capaces de buscar ellos mismos el transporte para llevarlo a su destino.

¿Qué sanción se les impone a los ineficientes?, quizás, apenas, un cambio a un cargo inferior, una sanción administrativa, pero muy bien podrían ser enviados a los tribunales como los corruptos.

Según los responsables

Con los almacenes abarrotados de mercancías, principalmente de alimentos, las terminales Andrés González Lines  y Haiphong, en el puerto de La Habana, enfrentan una situación crítica, pues los niveles de  transportación actuales no satisfacen la  demanda de lo existente y mucho menos de lo que está por arribar.

“Hoy tenemos tres barcos, uno con arroz, uno con frijol y otro con maíz, y en los próximos tres días se suman dos con soya y arroz”, dice Leandro Martínez, director de la Unidad Empresarial  de Base (UEB) Habana, perteneciente a  la Empresa de Servicios Portuarios de  Occidente.

A Martínez se le podría recordar que las crisis hay que enfrentarlas con decisiones equivalentes, llegar al Ministro correspondiente, a la Fiscalía de la República, ya que es un asunto relacionado con los alimentos de la población y el presupuesto público.

De la parte de los transportadores, de no habérseles contratado los vehículos, también está la experiencia de su mecánica de trabajo, es decir, deben estar enterados de las mercancías que entran al puerto y por qué no se les ha solicitado el servicio.

De la parte de los estibadores, su responsable es acribillado a preguntas por ellos. Le señala a la periodista de Trabajadores, “tenemos 26  brigadas, pero ahora existe solamente una para la jornada, eso provoca una afectación,  ya que el 90 por ciento de los estibadores no  pueden laborar. Ellos no desean que el Estado pierda y, por supuesto, necesitan su salario”, apuntó.

Comentó que los trabajadores exigen una explicación a la administración, al sindicato y al Partido. “Pero no tenemos respuesta. Siguen  llegando barcos y continúa la misma situación: no entran camiones”.

Si hubiera un conflicto bélico, un huracán categoría 5 o un terremoto, quizás los responsables se escudarían en los desastres humanos o naturales, pero no es el caso.

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