Optimismo y cautela en Cuba de cara al nuevo comienzo con EEUU

Por Isaac Risco

Granizado en la esquina del cine Yara. Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES (dpa) — Durante décadas representó al enemigo ideológico en la isla, pero la imagen de Estados Unidos ha ido cambiando poco a poco en Cuba de cara a la histórica reconciliación diplomática de este lunes entre ambos países.

“Hemos sido vecinos, ahora podemos ser amigos”, dijo el presidente estadounidense, Barack Obama, al anunciar el 1 de julio la próxima reapertura de la embajada norteamericana en la isla. La frase, según Obama, era de un maestro cubano expresando las enormes expectativas que ha generado el acercamiento entre Washington y La Habana.

En la isla no se vivió sin embargo con especial intensidad la prevista reanudación de relaciones con Estados Unidos en los días previos. Mientras los cubanos se preparan para desembarcar este lunes en Washington por la reapertura de su embajada – en la delegación de casi 30 personas presidida por el canciller Bruno Rodríguez viaja entre otros el cantautor Silvio Rodríguez-, en La Habana la discreción rodea aún a la legación estadounidense.

La Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba, ubicada frente al Malecón habanero en el barrio del Vedado, será desde la medianoche oficialmente una embajada. La fiesta, sin embargo, está pospuesta hasta la visita en las próximas semanas del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en una fecha aún por fijar. Kerry será el encargado de izar la enseña estadounidense en La Habana.

Sólo en las calles se ven desde hace meses los símbolos del país vecino. Pequeñas banderas, camisetas u otras prendas de vestir en los colores de las barras y las estrellas, que parecen simbolizar, por fin, que la etapa de la enemistad más encarnizada ha terminado. Y que empieza una de relaciones distintas.

“Lo fundamental que se ha logrado en esta etapa es una base de confianza mutua”, cree el analista Carlos Alzugaray. “Hay la voluntad de no dejar que los grandes conflictos (…) se conviertan en un obstáculo para avanzar en todo lo que se pueda avanzar”, dice a la agencia dpa el ex diplomático cubano.

Ambos partes, recuerda Alzugaray, tienen no obstante aún muchas diferencias. Estados Unidos, por ejemplo, ha asegurado que piensa seguir apoyando a la disidencia política en la isla. A La Habana le molestan especialmente los cursos para activistas opositores que ofrecía hasta ahora a menudo la Sección de Intereses.

“Hay que evitar esa actitud norteamericana de pensar que se puede hacer de todo en Cuba”, comenta Alzugaray que, al mismo tiempo, cree que su país debe también aprender a moderar su tradicional desconfianza hacia Estados Unidos. “Los cubanos tenemos que acostumbrarnos a ver a la embajada norteamericana como una embajada más”, considera.

Muchos cubanos, en todo caso, ya empiezan a acostumbrarse a ver más estadounidenses en la isla. Pese a que las restricciones para viajes a Cuba siguen en pie, a la mayor de Antillas llegan desde el anuncio del deshielo cada vez más turistas norteamericanos.

“Yo espero muchas cosas bonitas después del día 20”, dice Niuris Higueras, de 40 años. Higueras tiene desde 2010 un “paladar” en La Habana, uno de los restaurantes privados abiertos después de las reformas de mercado impulsadas por Raúl Castro.

La clientela de su local, ubicado a pocos metros de uno de los grandes hoteles de La Habana, la componen en un 85 por ciento estadounidenses, dice Higueras.

“Va a haber una mejoría económica”, está convencida la “cuentapropista”. Higueras espera que el diálogo político con Estados Unidos abra poco a poco la puerta para el comercio a Cuba.

“Todo acercamiento es bueno”, cree también Yaima Pardo. “Tengo muchas esperanzas de que se reanuden negociaciones en lo ecónomico”, dice la realizadora de cine y televisión habanera de 35 años.

Pardo, además documentalista y activista crítica con el pobre acceso a Internet en la isla, también espera que una apertura pueda ayudar a mejorar la conectividad a la red en su país. “Si dejan invertir a empresas americanas en Cuba, sería genial”, comenta.

El acercamiento con Estados Unidos, sin embargo, también despierta escepticismo en algunos miembros históricos del Partido Comunista. “El primer reto es no dejarse deslumbrar por el consumismo y las cosas bonitas, que llaman la atención de los jóvenes”, decía por ejemplo recientemente en una entrevista con el diario “Juventud Rebelde” el vicepresidente José Ramón Machado Ventura.

“Hay sectores del gobierno que creen que hay un desafío muy grande”, afirma Alzugaray, que apunta a los temores por la influencia política que pueda ganar Washington. El propio Obama ha señalado que su administración espera poder impulsar mejor cambios en Cuba con su nueva política de diálogo.

Alzugaray, sin embargo, cree que también podría ocurrir lo contrario. “Estados Unidos se puede ver en un dilema”, elucubra. El analista cree que el reconocimiento del gobierno castrista como interlocutor legítimo por parte de Washington podría conducir a que a largo plazo se modifique la “política de cambio de régimen” estadounidense.

Seguirá habiendo desafíos, pero también habrá oportunidades, cree Alzugaray. “Hay continuidad y hay cambio”, dice, para resumir el histórico acercamiento entre Washington y La Habana.

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