Los negocios chinos con ventaja frente a los nicaragüenses

Algunas de las tiendas chinas en el Mercado Oriental de Managua. // Fotos: Google Maps

Por Iván Olivares (Confidencial)

HAVANA TIMES – La presencia de numerosas tiendas y negocios chinos en prácticamente todas las plazas y mercados importantes de Nicaragua, afecta de diversas maneras al comercio local. Desde los que ya se dieron cuenta que no tienen más opción que cerrar, hasta los que descubrieron una nueva oportunidad de ganar dinero. No faltan los que decidieron probar a importar por su cuenta.

La reanudación de las relaciones diplomáticas con la República Popular China, primero, y la firma de un tratado de libre comercio entre ambas naciones, después, fue una suerte de pistoletazo de salida que se tradujo en el inicio de una invasión de comercios chinos a Nicaragua. La inauguración del Supermercado Sogo en Managua, solo incrementa el número de locales que compiten directamente con los comerciantes nicas.

CONFIDENCIAL conversó con algunos de ellos, encontrando historias tan dramáticas como la de Laura. Ella y su esposo operaban en el Mercado Oriental, una tienda que importaba bisuterías, flores, o artículos para el hogar. Todo traído desde China. Como importadores, dominaban el funcionamiento de ese elemento de comercio internacional, pero la llegada de los chinos mermó tanto los ingresos que obtenía su negocio, que decidieron cerrarlo.

Como muchos otros comerciantes afectados por la presencia oriental, Laura sospecha que sus nuevos competidores reciben de parte del régimen, el beneficio de poder operar como cuota fija, lo que representa un gran impulso para su negocio. Asegura que esos establecimientos no entregan una factura formal, cosa que deberían hacer aunque estén en régimen de cuota fija: aún en ese caso, existe la obligación de generar facturas que tengan pie de imprenta fiscal.

Ella y su esposo decidieron salirse, después de mucho bregar para tratar de no llegar hasta el momento en que la realidad les dijera que ya no había opciones, y están liquidando la mercadería que tienen en existencia. Aún no saben qué harán en el futuro, pero no descartan la idea de irse del país.

Hilario también trabaja en el Oriental, donde vende globos, adornos y juguetes para ambientar fiestas, piñatas, etc. Su problema (igual que el de muchos más como él), es que los chinos también venden eso mismo, así que su negocio se ha visto afectado, porque no puede competir vía precios. Ya se acabaron los tiempos en que esperaba con ilusión la llegada del Día de las Madres, el del Padre, o Semana Santa, para tener buenas ventas.

Después de días enteros vendiendo apenas nada, decidió entrarle a la venta de refrescos naturales, bebidas gaseosas, y agua helada, porque necesita ganar dinero para cubrir los gastos de su casa. Confía en que los chinos no estarán interesados en ofrecer un servicio similar, para tener alguna garantía de que podrá seguir adelante.

Tratar de competir con negocios chinos

Ante la voracidad de sus contrapartes asiáticas, algunos comerciantes están respondiendo con tenacidad. Si ellos pueden desembarcar en nuestras tierras con su inundación de productos baratos, ¿por qué no podrían los nicas tratar de competir con ellos importando los productos por su cuenta?

Es básicamente lo que pensó Adrián, propietario de un negocio de venta de repuestos para motocicletas, al que los chinos también llegaron a poner en jaque. Hasta antes de eso, él abastecía su tienda comprando a distribuidores tradicionales de productos chinos. Esos que solo le vendían a mayoristas que pudieran adquirir un mínimo de 50 000 córdobas en repuestos. De esa forma, se protegía la cadena comercial.

El problema es que los recién llegados le están vendiendo al público en general. A cualquier minorista que pueda comprarles por lo menos 15 000 córdobas en productos. El resultado es que Adrián vio cómo disminuían sus ventas y, con ello, sus ganancias. Lo pensó mucho, hasta que se decidió a buscar a un distribuidor que tiene su propio agente aduanero, para ofrecerle una alianza.

Después de mucho conversar, ambos hombres decidieron que comprarían juntos su mercadería, adquiriéndola de distribuidores instalados en Panamá, para traerla pensando en competir con los chinos vía precios. Si la idea les sale bien, planean traer los siguientes embarques directo desde China.

José no opera en el Oriental. De hecho, su negocio ni siquiera está en la ciudad capital, pero sabe lo que están pasando muchos comerciantes del Oriental, porque la reverberación de esos movimientos se sienten hasta su pequeño tramo ubicado en un municipio de Managua.

Él tiene la ventaja de que su giro de negocios (vende implementos metálicos para la construcción), está -por ahora- fuera del radar asiático. Confía en que siga siendo así, en especial después que una ferretería china decidió importar los mismos implementos metálicos que vende él. La calidad era tan mala, que no resistían las duras condiciones que debían cumplir para garantizar la seguridad de una construcción. Simplemente, se rompían.

“A mí eso me sirvió, porque la gente venía con el producto chino, que se les había dañado en muy poco tiempo, y yo les decía, ‘¡Ah! Vos también le compraste a los chinos’, y me compraban a mí. Esa vez, ellos quisieron meter ese producto, pero no les funcionó”, recordó con satisfacción este pequeño empresario.

Byron salió ganando

Byron está en el pequeño grupo de los que (todavía) están ganando. Él es un sobreviviente que ha visto cómo muchos que hacían lo mismo que él, renunciaban ante la competencia desleal planteada por los recién llegados.

“Algo que antes comprábamos por 40 o 50 córdobas en el mercado, ellos lo ofrecen ahora a tres o cuatro unidades por ese mismo precio”, relata. El resultado es que esos vendedores tuvieron pérdidas tan grandes, que muchos dejaron la actividad comercial.

Reflexiona que “en un lugar como el Oriental, puede haber tres tramos consecutivos vendiendo tomates, y todos venden, pero ya no más. La llegada de estos chinos hace que algunos comerciantes apenas vendan algo en el transcurso del día, afectando a su economía, en particular, los de los tramos más pequeños”.

También observa que la situación es distinta para los que tienen tramos grandes, porque muchos de ellos tienen una clientela fija, que no van a perder fácilmente, por lo que toda la atención regresa a los más pequeños. Como él.

Sus antiguos competidores comerciaban con platos, tazas, vasos, adornos, etc., pero él prefiere trabajar con artículos tecnológicos. Pueden ser audífonos, cargadores, proyectores, controles para consolas de videojuegos, cámaras de seguridad, etc. Encuentra clientes tanto en el mundo real, como en el virtual. Para ello, se anuncia en redes sociales, o en Marketplace de Facebook. También ofrece en los vecindarios. Lo que sea, con tal de vender.

Desde su perspectiva, la presencia china ha sido positiva, porque han mejorado sus ingresos. Recuerda que cuando compraba en los tramos del mercado un artículo que le costaba 100 córdobas, “lo más a lo que podía venderlo eran 150 córdobas. Ahora yo consigo un artículo en 50, y puedo venderlo en los mismos 150, aumentando mis ganancias”.

Puestos a hacer admisiones, admite que “lo único cuestionable es la calidad, pero la gente sabe que si está comprando algo barato, no puede esperar que sea de la mejor calidad”.

Nada como ser independiente

José señala que, aunque tuviera suficientes recursos y el nivel de negocio apropiado, no intentaría importar por su cuenta desde China. “Ahorita no es buena idea, porque no vas a conseguir el mismo precio que obtienen ellos, ni vas a traer tal volumen, que haga que el pago de los fletes resulte competitivo”, opina.

Lo siguiente es que sospecha que al llegar a Nicaragua, la Aduana le castigaría imponiéndole dudas de valor, como le ocurre a tantos y tantos importadores que, simplemente, no son parte de la camarilla del régimen.

“Yo sé que hay opciones, como traer a través de Importaciones Payita, pero no se me ocurre trabajar con ellos, y no conozco a nadie que lo haya hecho. En una ocasión me ofrecieron traer la mercadería a través de una agencia de paquetería, que mucha gente dice que está vinculada a los señores de acá [se refiere a la pareja presidencial, compuesta por Daniel Ortega y Rosario Murillo], pero no quise”, relató.

Adrián y su nuevo socio importador también están conscientes de ese riesgo, pero tienen la esperanza de que no les suceda a ellos, cuyo primer embarque llegará hasta el próximo mes. Esperan que no haya ningún atraso, confiados en que su gestor aduanero ha estado pendiente de todo el proceso, y no le han comunicado ninguna objeción.

Aún si todo sale bien, saben que eso no bastará para competir contra los importadores orientales, que reciben la cortesía de no tener que pagar impuestos aduaneros, ventaja que les permite vender todavía más barato. Eso, si resulta ser cierta la sospecha de muchos propietarios de tiendas del Mercado Oriental, que dicen que los chinos juegan con los dados cargados.

Lee más desde Nicaragua aquí en Havana Times.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *