La seguridad es un encanto del turismo a Cuba

Por Fernando Ravsberg

HAVANA TIMES — Uno de los mayores atractivos turísticos de Cuba es la seguridad, sobre todo, cuando se la compara con otros países de la región, donde los delitos violentos han crecido por encima incluso, de la media latinoamericana, ya de por sí bastante alta.

Bahamas, Trinidad y Tobago, Barbados, Jamaica y Suriname tienen las tasas más altas de criminalidad del Caribe, según revela un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, basado en una reciente encuesta regional.

Lo más terrible es que se crece en delitos violentos. Mientras en América Latina el nivel de asaltos y amenazas son del 4,7%, en el Caribe se dispara al 6,8%. Un tercio de los entrevistados declararon haber perdido a alguien cercano, a causa de la violencia.

Es poco frecuente que estos delitos afecten a los 26 millones de visitantes que llegan a la región cada año, pero muchas veces se ven obligados a vivir dentro de las zonas turísticas, una especie de guetos de lujo, desde donde apenas se visualiza la nación que los acoge.

A diferencia de otros lugares del Caribe, la Policía cubana es un aliado de quienes visitan la Isla. Foto: Raquel Pérez Díaz

He hablado con algunos turistas y una de las mayores sorpresas que se llevan al llegar a Cuba es la libertad de movimiento que disfrutan. Les sorprende poder salir a cualquier hora del día o de la noche sin enfrentar el peligro de ser asaltados o agredidos.

Hace poco publicábamos en “Cartas” un artículo con las impresiones de una mexicana que llegó de turista a Cuba. Conocí también a unos pilotos venezolanos que estaban maravillados de poder salir a caminar de noche por las calles de la ciudad…desarmados.

Se podría decir que México y Venezuela viven una situación particularmente violenta, pero lo cierto es que también a algunos estadounidenses les parece mentira poder sentarse en el malecón en la madrugada sin temer un asalto o una agresión.

En el caso de ellos la sensación se refuerza por la visión creada sobre Cuba en su país. La expectativa que traen es tan baja que les parece una maravilla moverse libremente, encontrar gente alegre y comunicativa, comer en restaurantes aceptables y conectarse al WIFI del Malecón.

Por supuesto que también existe quejas. En el aeropuerto tardan horas en entregarles sus maletas, casi tanto como para ser atendidos en los restaurantes. La limpieza de algunos hoteles deja mucho que desear y las constantes suspensiones de vuelos de Cubana de Aviación provoca molestias al por mayor.

Hacer turismo en Cuba da al visitante una sensación de paz y tranquilidad difícil de encontrar en otros destinos. Foto: Raquel Pérez Díaz

Aún queda mucho que aprender sobre cómo tratar al turista. Apagar el aire acondicionado del aeropuerto o encenderlo al mínimo es ahorrar centavos perdiendo millones. Cada visitante que regrese a su país hablando mal de Cuba influirá sobre todo su entorno.

La buena noticia es que el Ministro de Turismo anunció la creación de una comisión, presidida por el propio Manuel Marrero, en la que participan 8 ministros más. Si este sector se convierte realmente en una locomotora económica, necesita estar enganchado sólidamente al resto de los vagones.

Una visión integral debería incluir el transporte marítimo, aéreo y terrestre; el aeropuerto, la aduana, migración; las expresiones de la cultura; la salud; las actividades extrahoteleras, restaurantes, bares, discotecas, excursiones, parques naturales y temáticos; la producción de cerveza, alimentos y demás insumos.

Sin duda, queda mucho por afinar para alcanzar la eficiencia de otras naciones y regiones dedicadas al turismo. Lo bueno de llegar tarde es que queda poco por inventar, basta con estudiar los aciertos y errores de los que han obtenido los mejores y los peores resultados.

Pasear por el Malecón a cualquier hora del día o de la noche y, ahí mismo, tomarse unos tragos y conversar con los cubanos, les parece increíble a muchos visitantes llegados de países con mayores niveles de violencia.

En el camino por perfeccionarse Cuba no debería perder sus actuales encantos, y el mayor de ellos, el que la diferencia del resto del Caribe, es la seguridad pública. Puede parecer que es una meta ya alcanzada, pero mantenerla es tan difícil como haberla logrado.

El turismo es una vaca que da leche a la macroeconomía y también a los restaurantes y bares privados, a los taxistas y sus mecánicos, arrendadores, artesanos, guías, camareros, cocineros, pescadores, campesinos, brigadas de construcción y de mantenimiento, y todos sus empleados.

Además de los beneficios indirectos, el turismo aporta muchos millones de dólares que viajan sin escala al bolsillo de la población. El número de cubanos que reciben un mejor ingreso gracias a este sector crece cada día, por lo que mantener el ambiente de tranquilidad debería ser interés de todos.

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