Por Nike
HAVANA TIMES – El sábado fui de paseo con mis hermanas y mi sobrino de diez años a la playita La Concha, en el municipio de Playa, al oeste de La Habana.
La Concha fue un antiguo club muy próspero y popular desde antes de 1959. El lamentable estado de deterioro en que hoy se encuentra me apenó mucho.
El esfuerzo por mantenerlo activo se ha limitado a la improvisación de kioscos en los que solo se ofertaba, ese día, pan con lechón, croquetas y refrescos, para apaciguar el calor del verano, pues en ella se sigue reuniendo gran cantidad de gente para disfrutar de su bella playa.
Dos cosas, sin embargo, llamaron mi atención y me llenaron de admiración y esperanza en ese sitio tan maltratado por el tiempo y el descuido. La primera: un joven profesor de Velas dando clases de ese deporte a adolescentes. La segunda, una joven maestra en la práctica del ejercicio de calentamiento para el deporte del cayac, a niños de diferentes edades que la atendían con mucha disciplina en ese día soleado de sábado.
Y por supuesto, no podía dejar de mencionar al amado mar, que estaba muy limpio y con una variedad de vida marina que me asombró a pesar de tantos visitantes; se ha recuperado la fauna del lugar y eso me alegra, la naturaleza es muy resistente y capaz de recuperarse si la protegemos y cuidamos todos.
Los invito a que visiten esa playita del oeste de La Habana y lleven a sus niños de 8 a 10 am, y se llevarán una ¡!sorpresa!!
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