La apuesta energética de Cuba

Fernando Ravsberg*   

A pesar de la apuesta por la reducción de la dependencia petrolera, Cuba no importa vehículos eléctricos ni permite la utilización de gas.

HAVANA TIMES — Se constituyó en Cuba un grupo de trabajo para la promoción de las energías renovables, es un espacio donde debatir diferentes puntos de vista sobre cuáles son las fuentes que podrían contribuir a un desarrollo económico sostenible del archipiélago.

Solo el 5% de la energía que consume Cuba es renovable. La dependencia petrolera la llevó ya varias veces al borde del precipicio con el Embargo de EEUU, la desaparición de la Unión Soviética y ahora a expensas de lo que ocurra en Venezuela.

Entre los proyectos de producción de energía eléctrica está el aprovechamiento del gas acompañante que antes se escapaba y contaminaba el medioambiente

Desde hace algunos años el país ha empezado a invertir en energía solar, eólica, biomasa o aprovechando el gas acompañante. Y ahora se profundiza con la búsqueda de empresas dispuestas a invertir U$D 3000 millones en el sector.

Es cierto que estas fuentes son caras pero con el petróleo a U$D 100 el barril y en ascenso lo que se invierta será rentable a largo plazo. Le dará a Cuba la independencia que necesita para desarrollar su economía sin más sobresaltos que los propios.

Uruguay lo está logrando, toda la generación eléctrica del país se producirá por hidroeléctricas y parques eólicos con lo cual el Director de Energía asegura que el próximo año los ciudadanos ya pagarán menores tarifas de electricidad.

Ya algunos centrales azucareros generan electricidad quemando los restos de la caña de azúcar.

Ese puede ser el camino de Cuba: crear más parques eólicos, transformadores de gas acompañante, paneles solares, generadores de bagazo y escuchar los estudios cubanos que proponen también utilizar con el mismo fin el marabú.

Nadie puede negar la posibilidad de que algún día se encuentre petróleo de buena calidad pero creo que no se debería apostar todo a un billete de lotería en forma de pozo maravilloso que inunde la isla de crudo y la convierta en miembro de la OPEP.

Con la partida de la plataforma petrolera de las aguas cubanas no quedan muchas esperanzas de encontrarlo en el mar. Y tampoco conviene volver a soñar construir centrales atómicas como las que provocaron graves accidentes en EEUU, Ucrania o Japón.

Las autoridades cubanas parecen comprenderlo y están dando los primeros pasos en el camino hacia la independencia energética, con la gran ventaja adicional de utilizar tecnologías que no dañarán al medio ambiente ni pondrán en peligro la vida humana.

Cuba en lo profundo

El marabú, arbusto que se apoderó de los campos, se podría utilizar también como el bagazo, según la universidad de Camagüey.

Pero aumentar las fuentes de energía renovable no resulta sencillo, se necesita mucho tiempo, grandes capitales y tecnología de punta. Eso explica por qué Cuba brinda enormes facilidades fiscales a los empresarios que quieran invertir en ese sector.

A nivel macro no hay nada que objetar pero se podría avanzar mucho más rápido si hubiera una versión micro del mismo proyecto, en la que los ciudadanos pudieran participar, ahorrando combustible a la nación y dinero a sus propios bolsillo.

Sin embargo, es casi imposible para un cubano comprar un equipo de energía solar para su casa, molinos de viento o mini hidroeléctricas para generar al menos una parte de la electricidad que necesitan en sus fincas.

En Pinar del Río he estado en zonas tabacaleras donde no hay energía eléctrica. A pesar de que la mayoría de esos campesinos ganan  buen dinero y en moneda dura no pueden ver televisión, tener un refrigerador o disfrutar de un ventilador.

Cuba solo produce cantidades muy limitadas de petróleo de bajísima calidad y las últimas prospecciones marinas no encontraron nada.

Los equipos generadores de energía renovable deberían estar a la venta y a precio de costo, no valen las miserias de bodeguero cuando se trata de los intereses de la nación. Las ganancias del Estado vendrán con el ahorro en su factura petrolera.

A nivel vehicular tampoco se refleja el proyecto alternativo, no se importan automóviles eléctricos ni se permite utilizar gas, como ocurre en otros países de la región. No hay más opción que la gasolina o el diésel y a un valor que quita el hipo.

Los actuales precios de los vehículos en Cuba dan sobrado margen para hacer descuentos en la compra de autos eléctricos, los cuales se cargan fundamentalmente durante la noche, tiempo en el que la mayor parte de la electricidad generada se pierde sin que nadie la utilice.

También se podrían traer dispositivos de gas que ahorran enormes cantidades de gasolina. Paradójicamente, hoy las autoridades multan a cualquiera que utilice esta tecnología y en caso de ser reincidente pueden incluso decomisar el vehículo.

No se trata de criticar la decisión de utilizar energías renovables, por el contrario hay que generalizarla lo más posible, siguiendo aquel refrán que dice que si te ya te has decidido a tirarte al agua, lo inteligente es hacerlo en lo más profundo.
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