La aduana de Cuba aprieta las tuercas

Fernando Ravsberg

La mayor parte de la ropa que se vende en las calles de Cuba llega como equipaje acompañante de las mulas, en bolsos como estos, conocidos como “gusanos”. Foto: Raquel Pérez

HAVANA TIMES — La ley de Aduanas que entrará en vigor en septiembre es una de las que tiene mayor repercusión social porque, de una forma u otra, afectará a la mayoría de los cubanos, haciendo su vida cotidiana un poco más difícil y bastante más cara.

“Luisa” me asegura que si suben los pagos aduanales su negocio se vendrá abajo dado que toda su mercadería procede de Ecuador. No quiere dar su verdadero nombre porque la licencia solo la autoriza a vender ropa confeccionada por ella misma.

En la actualidad el comercio oficial cubano está prácticamente estancado, mucha gente opta por mercados paralelos que importan mejores productos y a precios más bajos, desde lavadoras hasta desodorante, incluyendo la venta por catálogo desde Miami.

La nueva Ley de Aduanas eleva bastante los impuestos que se deben pagar por entrar mercancías y a la vez limita la cantidad, esperan así reducir drásticamente los envíos a través de las “mulas” y también de la paquetería camuflada como ayuda familiar.

Las restriccione

Los cubanos con residencia en el país pagaban sus impuestos aduanales en pesos. La nueva ley mantiene el pago en pesos para los residentes pero solo en el primer viaje del año, en los siguientes deberán saldar los aranceles en CUC, moneda convertible 24 veces más cara.

Igual que en esta cafetería, muchos trabajadores privados han montado sus negocios comprando los equipos fuera del país, incluso los adornos. Foto: Raquel Pérez

Cuando se trata de ropa o zapatos, a partir del segundo viaje solo estarán exentos 30 kg por pasajero, el resto se deberá abonar a U$D 10 el kg. La tasa se aplica independientemente de lo que el viajero haya pagado ya a la compañía aérea por el equipaje.

Así mismo se limitan los envíos de paquetería, vía por la que llegaban -desde Panamá y Miami- televisores, refrigeradores, lavadoras e incluso herramientas, sandwicheras, jugueras, planchas o freidoras para vender a los nuevos trabajadores autónomos.

Este año también se volvieron a cobrar impuestos aduanales a los alimentos, que estuvieron exentos de gravámenes desde el 2008, año en el que Cuba fue azotada por 3 ciclones que recorrieron toda la isla causando graves daños.

La ropa “hecha en cubana”

En la isla hay pocas opciones para vestirse, se compra ropa china cara en las tiendas del Estado o se compra ropa china un poco más barata en los portales de las casas, donde han florecido decenas de miles de “timbiriches” desde que se autorizó el trabajo privado.

Desde que se autorizó el trabajo por cuenta propia en Cuba decenas de miles de portales se convirtieron en tiendas que venden ropa china proveniente fundamentalmente de Ecuador. Foto: Raquel Pérez

La licencia es para vender confecciones propias pero la mayor parte de la ropa y los zapatos que se ofertan en las calles vienen en maletas o en pacas desde Ecuador y Cancún acompañando a “mulas” muy bien “conectadas” con los aduaneros del aeropuerto.

La ropa y equipos de mejor calidad llegan en las maletas de los pilotos y azafatas cubanos. De esta forma obtienen un sobresueldo, mucho más necesario ahora que la lucha contra la corrupción desbarató los grandes negocios ilícitos dentro del sector.

“Abel” es un ingeniero que vive en Miami y viaja 2 veces al mes a pasarse el fin de semana en Cuba. Él es una “mula”, le pagan el pasaje a cambio de que traiga 90 kg de mercancías. “No gano ni un centavo pero viajo gratis cada vez que quiero”, nos cuenta.

Ventas on line

A pesar de la desaparición del cable submarino y demás limitaciones, en Cuba crece la venta por internet, la página web “revolico” ofrece a los cubanos electrodomésticos, casas, automóviles, muebles, computadoras, animales, joyas y un largo etc.

“Revolico” es el sitio digital más popular de Cuba, allí se pueden comprar todo tipo de electrodomésticos, incluso encargarlos por catálogo desde tiendas de Miami. Foto: Raquel Pérez

El sitio tiene tal capacidad de venta que muchos compran hasta el desodorante. “Luis”, por ejemplo, adquirió allí su cafetera expreso, la eligió en el catálogo digital de una tienda de Miami y un mes después se la trajeron a la puerta de su casa.

Mientras, en las tiendas del Estado los productos se ponen viejos por falta de compradores. La causa principal son sus precios inflados con un impuesto del 240%, a lo que algunos gerentes le agregan una “multa” que va directa a sus bolsillos.

Es lógico que el gobierno quiera proteger el comercio nacional pero lo cierto es que en sus tiendas escasean productos, cuando los hay tienen precios disparatados respecto a los salarios y, lo más grave, es que el fin del contrabando dejará sin ingresos a decenas de miles de familias.

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