Extenuados pero con un poco de dinero

Crónica de una familia emprendedora cubana

Vicente Morín Aguado

Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES — Maidelín mira el reloj, son las cinco de la tarde, cuatro USB parpadean aún, colgadas al multipuerto de su computadora, el niño espera en el círculo, la niña tal vez regresó de la escuela. Héctor partió minutos antes a recoger los saldos de otros dos vendedores asociados:

“No sé hasta cuando, pero habrá un final, la cuenta me da, hacemos dinero, pero estamos agotados.”

Es difícil encontrar respuestas, parcialmente llegan opiniones de parte de un matrimonio emprendedor que escogió la venta de DVD y demás materiales digitales como forma de vida. En cualquier otra parte del mundo sería un delito, felizmente para clientes y comerciantes, la vista gorda aún impera cuando se trata de esta modalidad empresarial en Cuba.

Héctor ofrece algunos detalles:

“Alquilamos este local por 100 pesos diarios moneda nacional. Vivimos en Marianao adentro, Pogolotti, allí no hay venta, todo lo contrario de esta calzada-calle Monte- por donde transitan miles de personas diariamente.”

El periodista indaga porque hay personas en fila, esperando para copiar paquetes enteros de telenovelas, seriales y filmes en sus USB, el internet popular:

“Un “paquete”, es decir, lo mejor de la semana descargado de internet, cuesta 50 pesos o lo mismo, dos dólares-habla Maidelín- debemos trabajarlo en casa, separar en archivos las novelas de mayor aceptación popular, programas del momento, como Belleza Latina y hasta el Revolico.Com, muy solicitado porque ese sitio web ofrece todo lo que puede comprarse en Cuba, desde una casa hasta un teléfono, y como está bloqueado por el gobierno, vienen a comprarlo.”

Maidelín y Héctor cobran un peso moneda nacional por cada archivo descargado, es decir, si usted quiere los cinco capítulos semanales de Ezel, pagará cinco pesos y así sucesivamente. La computadora matriz tiene dos quemadores de DVD asociados, capaces de registrar en pocos minutos cualquier selección de hasta 4,7 GB, de acuerdo al criterio del cliente, pagando un peso convertible, similar a 25 pesos moneda nacional.

Es difícil acceder a una información exacta de ingresos, en confianza, hay datos aproximados, junto a los gastos obligatorios reconocidos. Héctor se atreve:

“Trabajamos de lunes al mediodía hasta el domingo en la mañana, porque dependemos del paquete vía internet que nos suministran. En realidad no paramos, en casa hay que seguir elaborando. Hemos vendido hasta 90 discos, el máximo, sin contar las recargas de las memorias, sumando en el total los otros dos puntos de venta donde solamente ofertan los DVD terminados. Aquí cargamos las USB y si hay tiempo, quemamos discos adicionales.”

Ellos deben pagar los alquileres de los otros locales, los salarios oficiales, unos 450 pesos mensuales, moneda nacional, de cada vendedor, al menos uno de los salarios del matrimonio para cumplir las reglas, el otro queda en casa y no se declara legalmente evadiendo impuestos, además de los gastos diarios, merienda y almuerzo, hasta el agua fría y el café.

Hay más porque la mujer lleva el hogar y duele, Maidelín agrega:

“No tengo tiempo, una vecina recoge al niño en el círculo, me ayuda con la limpieza y hasta con la niña cuando viene de la escuela, los mandados, vaya, sin esa mujer nosotros no podríamos trabajar.”

Los parámetros dicen que hay dinero, al menos por el momento, aunque no se sabe hasta cuándo, de acuerdo a las previsiones de Héctor:

“Bueno, un promedio de 40 ó 50 convertibles de ingresos diarios, nos deja vivir, ahorrar un poco, pagar deudas, impuestos, pero nadie sabe el final de la historia. Por ahora el negocio es legal, vamos bien, aunque realmente la semana nunca termina para nosotros y la incertidumbre es grande, sabemos que copiar, descargar de internet, es un negocio temporal. ¿Qué va a pasar con las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos?, a lo mejor se acaba esta quimera.”

Maidelín y Héctor cierran su máquina, dicen un amable NO a los clientes de última hora, cruzan la calle, hacen señas a un carro americano-Almendrón- rumbo a Pogolotti, donde les espera otra faena, tal vez varias horas de sueño reparador y la jornada siguiente.

En los oídos del periodista resuenan sus últimas palabras, un coro, un barrenillo:

“Extenuados, pero con un poco de dinero.”
—–

Vicente Morín Aguado: morfamily@correodecuba.cu

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