Esperanza para los que no tiene voz

Verónica Vega

HAVANA TIMES – El domingo los transeúntes de la calle 23, en el Vedado, se sorprendían de ver a un grupo de personas caminando al borde de la calle y portando en sus torsos, fotos de perros callejeros.

Los peregrinantes ofrecían flyers a los transeúntes con la foto de un cachorro y el eslogan: Salvar a un animal no cambiará el mundo, pero cambiará el mundo de ESE animal.

Las excelentes y emotivas fotos que también desfilaban, son parte de una exposición exhibida hace tiempo en la Rampa, en coordinación con Aniplant (Asociación Cubana de Protección a Animales y Plantas). El fotógrafo es José Molina, y fue entrevistado por Havana Times (El hombre que nunca tendrá un perro, entrevista por Yusimí Rodríguez).

Esa peregrinación se hace el segundo domingo de abril de cada año, convocada por Aniplant y como homenaje a Jeannette Ryder, filántropa estadounidense que vivió en Cuba y fundó el Bando de la Piedad.

Preocupada por el sufrimiento de los desamparados, esa mujer increíble acogía a ancianos desvalidos, niños sin amparo filial, mendigos, mutilados, dementes, así como a animales abandonados.

Creó clínicas veterinarias gratuitas, impidió que se estableciesen en Cuba las corridas de toros, se enfrentaba a los cocheros crueles con argumentos, sin dejarse arrastrar por la cólera. Basada en su visión espiritual de la existencia, veía en la crueldad la expresión del egoísmo y la inconsciencia. Se pronunció en contra de las academias de baile, centros velados de prostitución, y desplegó la piedad sin distinción de sexo, raza, etnia, clase social o especie. 

Por eso la camicota (caminata con mascotas), termina en el cementerio de Colón, donde está su tumba y la escultura que la representa a ella, y a sus pies el perro Rinti, que se negó a comer después de su muerte y murió junto a la tumba de su dueña.

Agrupados los peregrinantes en torno a esa sepultura, habló Guille Vilar, conocido por dirigir el programa televisivo A Capela, quien expresó: “Hay personas que no son débiles de mente, porque hacen su trabajo muy bien, pero yo diría que son débiles de alma. Nos ven desfilando con estos carteles con fotos de perros y piensan: Mira en lo que pierde el tiempo esa gente, y no saben que estamos aquí por ellos también”.

Nora García, presidenta de Aniplant, habló de la necesidad de incrementar las esterilizaciones como solución al problema del sufrimiento de los animales abandonados.

Se percibía cierta tensión entre los presentes, la mayoría protectores anónimos que llevan años asumiendo perros y gatos abandonados por otros, curándolos, alimentándolos, esterilizándolos con sus propios recursos. Enfrentándose al abusador, al sádico, sin más fuerza que su corazón y sin apoyo de una ley cuya ausencia, a estas alturas de la Revolución, es una vergüenza para la sociedad cubana. Recibiendo insultos y viendo cómo la negligencia se permite y prolifera, deformando generación tras generación, en niños y jóvenes.

Se escuchaban comentarios como “la ley es lo único que evita el abuso”, “la ley es el primer paso para ser civilizados”, “la ley y la esterilización tienen que ir juntos”.

Cuando Nora comentó que en el pasado los gatos callejeros solo podían salir a alimentarse de noche buscando comida en los latones de basura, “pero ahora hay paladares y la gente los alimenta, lo cual significa camadas y camadas. Los matan, los cuelgan, los queman…”, una joven ripostó: “¡Por eso queremos la Ley!” A lo que ella respondió: “La Ley no puede cambiar la educación de un pueblo”.

Entre voces desordenadas se oían comentarios como: “La ley castiga y educa”, “la ley ayuda a la convivencia” “la ley previene el asesinato de personas, sino estarían matando gente igual”.

La presidenta de Aniplant acotó: “Esto no se puede convertir en una tribuna de protesta, esto es un acto”, y una joven preguntó: ¿Cuándo podemos protestar entonces?, ¡necesitamos un espacio! “Estamos invitando a trabajar con la esterilización”, -respondió Nora- “Jeannette (Ryder), cuando murió, ya llevaba 20 años esterilizando”.

Y concluyó: “La Ley es clave, la educación es clave, y la esterilización es lo que va a acabar con el abuso animal. Si no hay perros el carro (de Zoonosis) no puede salir. Traemos medicamentos, anestesia, y trabajamos todos”.

A las preguntas de cómo trabajar juntos, respondió: “Aniplant les está abriendo las puertas. Cuando se cambie la ley 54 y se permita que haya más asociaciones, ahora que hay solo una, los invito a hacer un juramento de trabajo para el año que viene poder decir que La Habana está limpia (de animales abandonados)”.

Casi todos aplaudieron y una protectora expresó que se sentía muy conmovida. Siguieron comentarios relacionados sobre cómo organizar las siguientes campañas de esterilización.

Teniendo en cuenta que la fragmentación es uno de los males que nos paraliza, el encuentro de ayer frente a la tumba de la extranjera que enseñaba hace un siglo a los cubanos cómo practicar la piedadpuede ser el comienzo de una unicidad sinérgica que el país necesita urgentemente para empezar a convertirnos en una nación. Para empezar a poder definirnos como seres humanos.

Otro primer paso podría ser difundir la historia omitida de los piadosos, no violentos, altruistas de Cuba, porque la vida y obra de Jeannette Ryder es un ejemplo de los líderes que no se imponen por méritos militares, belicistas, pero demuestran que “un mundo mejor es posible”, y ahora mismo.

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