Cuba: Conversando fuera de la prisión

Fernando Ravsberg

La alegría es inmensa cuando, tras dejar la prisión, se encuentran con sus familiares y amigos. Foto: Raquel Pérez

HAVANA TIMES, 27 dic — Apenas 24 horas del anuncio de Raúl Castro y en plena Navidad comenzó la excarcelación de los 2900 presos, muchos de los cuales ya están en sus hogares. Logramos conversar con varios de ellos sobre la vorágine de estas últimas 48 horas.

Localizarlos no fue difícil, casi en cada barrio popular hay presos liberados y basta preguntar para que cualquier vecino nos indique donde viven. En sus hogares reina la fiesta y todos se muestran dispuestos a hablar con nosotros sobre este “regalo de Navidad”.

“Después de que el Comandante habló nos reunieron en un establecimiento donde el General de Cárceles y Priones nos dijo ustedes van a irse para la calle sin deberle nada a la justicia”, nos explica Lázaro Crespo, quien con solo 36 años de edad llevaba 19 en prisión.

Recuerda que les dijeron que “si hoy nos íbamos para la calle era porque nosotros nos merecíamos estar integrados en la sociedad” y agrega que “en ese momento sentí una tremenda alegría pero tuve que controlarme para que no me diera un infarto”.

“Esto está muy bien hecho porque alegra los corazones de un montón de madres y de familias que hacía mucho tiempo no podíamos estar juntos”, dice Crespo y agrega que espera que se haga cada año como prometió el Presidente Raúl Castro en su discurso.

La reinserción

Lázaro recuerda que “he estado en muchas prisiones, incluso en el Combinado, y los dos últimos años en un Campamento donde nos estábamos preparando, estudiando y aprendiendo oficios. Ahora solo me queda integrarme a la sociedad y tratar de nunca más tirar para atrás”.

Varios de los indultados se reencuentran en la calle después de haber compartido celdas por años en la prisión. Foto: Raquel Pérez

Nos explica que existen en las prisiones cubanas diferentes cursos de formación profesional y que la participación en ellos es considerada por las autoridades como puntos a favor del recluso pues aumenta sus posibilidades de reinserción social.

Agustín Valdés se enteró el mismo día 25, apenas unas horas antes de ser indultado. “Estaba en un campamento y nos dijeron que debíamos ir para otro porque nos iban a liberar. Sentí una alegría inmensa, llevaba 26 años presos y me quedaban todavía 21 años más de condena”.

“No solo puedo sino que tengo que integrarme a la sociedad porque tengo a mis hijos y a mi familia por lo que le doy gracias a Dios”, explica Agustín y nos informa orgulloso de que “no empiezo de cero, en la prisión me hice electricista de mantenimiento clase A”.

Agustín pasea por la calle con su pequeño hijo que no se separa de él y tras cada frase agradece a Dios. Verdaderamente es un milagro pero también es obra de las iglesias cubanas que solicitaron este gesto de clemencia al Presidente Raúl Castro.

Y no será el último, según explicó el mandatario cubano en su discurso en el Parlamento, cada año se realizaran excarcelaciones, incluso mayores que esta, tras analizar “su comportamiento, las características de los hechos cometidos y las condiciones familiares y de salud”.

Agustín Valdés agradece a Dios por estar fuera de la prisión y no se separa de su pequeño hijo, el cual es un estímulo para su reinserción. Foto: Raquel Pérez

La emoción familiar

José Menéndez del Monte entró a prisión por una causa menor pero dentro “se complicó” de tal manera que le prolongaron la condena a 58 años.  No se podía creer lo que estaba ocurriendo y no es para menos, “estuve en prisión 26 años y aún me quedaban 32 más por cumplir”.

“Cuando oí aquello de que seriamos liberados sentí una alegría inmensa, no me lo podía creer”, nos dice José mientras contesta los saludos de sus vecinos.

Fue trasladado en un bus de la prisión a su barrio y desde allí caminó hasta su casa. “Cuando lo vi parado en la puerta no lo podía creer, la emoción fue enorme”, nos cuenta su esposa Ana y agrega que “es aún más emocionante por la fecha, porque podremos pasar las fiestas todos juntos”.

“La reinserción no será difícil, tengo a mi mama, mi esposa y mis hijos. Además soy profesor de historia, estudié en la prisión. Pero me gustaría mucho ser promotor cultural que es otra de las actividades que desarrollaba allí. Quiero sentirme libre, útil y no volver más nunca a prisión”, nos explica.

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