Autismo en Cuba

Los “hombres y mujeres de la lluvia” entre nosotros

Por Pilar Montes

HAVANA TIMES — Cuba fue distinguida en 2013 con la sede del Primer Encuentro Internacional sobre Autismo e Inclusión, indicando la solidez de la educación especial en la Isla y el prestigio de sus especialistas, pero…

¿Están la población, los médicos y educadores, preparados para reconocer esta disfunción en niños? Puede decirse con acierto que no siempre se descubre esta conducta tempranamente.

El cine contribuyó mucho a ganar comprensión del autismo con la película Rain Man, galardonada con cuatro premios Oscar en 1989 y protagonizada por Dustin Hoffman y Tom Cruise, hermanos, el primero de ellos autista.

Y aunque hay diversos enfoques entre profesionales respecto a las causas de este síndrome incurable, lo cierto es que ya se incluye la patología en novelas como La Sal del Paraíso, que está siendo trasmitida por la televisión cubana.

Asimismo, se atrae la atención de la opinión pública mediante la celebración del Día Internacional del Autismo, designado por las Naciones Unidas para el 2 de abril.

En opinión del neurólogo cubano, Rolando J. Naranjo Álvarez, es un síndrome neuropsiquiátrico grave que crece de manera alarmante y desafía a las neurociencias.

Entrevistado sobre el tema para Havana Times, Naranjo afirmó que “se avanza en Cuba frente al reto en el conocimiento del trastorno autista, pero una vez desentrañados los cambios en la conectividad, será la ingeniería genómica quien aporte la solución en un futuro mediato a los seres humanos más alejados del mundo de los normales”.

“La comunidad científica lo investiga como creciente problema de salud y obtiene resultados prometedores, para aquellos individuos cuyo mal funcionamiento cerebral desestabiliza la apreciación normal de las principales motivaciones de los seres humanos, como inseparables unidades bio-psicosociales-culturales y espirituales”, explica el neurólogo de más de 30 años de experiencia.

A pesar de que falta mucho por precisar sobre la distribución y epidemiología general de la enfermedad,  Naranjo afirma que “aparece en cualquier parte del mundo sin preferencias geográficas o por algún grupo étnico-racial o nivel socio-económico. No determinan en eso ninguna influencia demostrable como las características del entorno o el ambiente familiar en su ocurrencia”.

El autismo clásico en su forma más grave, que provoca retraso mental, se da en uno de cada mil nacimientos. Si se incluyen formas más leves de autismo como el síndrome de Aspberger, la incidencia es de uno de cada 500, registrada internacionalmente, según Naranjo.

Atención a los autistas en Cuba

Yamila Garrido, jefa del Departamento de Educación Especial en la oriental provincia de Holguín, explicó a medios cubanos que en ese territorio están diagnosticados con autismo 30 estudiantes, cifra que va en aumento cada año.

Por otra parte, la publicación digital argentina El Cisne señaló recientemente que estadísticas internacionales calculan que en Cuba hay 100 veces menos personas con autismo que en los Estados Unidos (con una población alrededor de 30 veces mayor). Ello pone en cuestión los criterios diagnósticos utilizados hasta el momento, sobre todo los que se centran exclusivamente en cuestiones genéticas.

Foto: youtube.com

“Cuando indagamos acerca de planes, programas y proyectos para enfrentar la dolencia”, alerta Naranjo, “algunos se refieren al tema como si todo estuviera previsto y funcionando bien con resultados alentadores. Eso, además de ser incierto, genera falsas expectativas en la familia del autista”.

“Los autistas son las personas más alejadas de la supuesta normalidad humana”, recuerda el neurólogo. “Mucho de cuanto se dice parte del desconocimiento del desorden, considerado uno de los más graves problemas de salud mental, sin cura hasta el momento”, recuerda el especialista.

¿Qué se hace o hará con los autistas que salen de su adolescencia?, preguntamos el doctor Naranjo.

“Las respuestas son insatisfactorias, irreales o  absolutamente falsas.  También es necesario saber que el número de diagnósticos crece en el país, a pesar de tener estadísticas muy sesgadas, porque prácticamente se usan -por el sistema nacional de Educación- cifras que proceden precisamente de matriculados en escuelas de Enseñanza Especial”.

“La disfunción que subyace en el cerebro del autista no se beneficia con dichos programas. Requiere de una seria modificación junto a una cuidadosa capacitación real del recurso humano”, advierte Naranjo y precisa que “la mayoría de quienes deben saber del tema por trabajar en una escuela especial con otras modalidades de enseñanza diferentes a las específicas de las escuelas de autismo, responden no saber nada o que sí, que saben y reciben instrucción mediante seminarios”.

“Algunos expresan no saber qué hacer con la personita autista, a veces con desenfado ignorante. Y algunos que supuestamente conocen el desorden mental, plantean conceptos  errados, afirma el doctor Naranjo.

“Es imposible cerrar los ojos ante la realidad de que la mayoría de los autistas tienen, además, desorden del desarrollo intelectual, lo que remeda el retraso mental”, afirma quien trabajó 30 años como especialista de 1er y 2do grados en Neurología en la asistencia clínica, investigación y docencia en los niveles primario, secundario y terciario de la Salud Pública de Cuba.

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