Aduana: ¿Aplausos o abucheos?

Por Aurelio Pedroso y Manuel Alberto Ramy*

HAVANA TIMES — Hoy (lunes) el diario Granma dedicó casi tres cuartos de una de sus ocho páginas a informar y someramente explicar “Las nuevas normas para el pago de los derechos aduaneros”.

Horas más tarde, en la noche, cuando muchos aguardaban el estelar informativo de tv para conocer más del acontecimiento, el presentador dio a conocer cinco titulares, ninguno relacionado con la novedad. El Noticiero no abordó el controvertido tema durante el resto de la emisión.

¿Será acaso que subestimó un asunto en extremo sensible de cara a la ciudadanía o que alguien competente en la Aduana General de la República (AGR) o en su lugar el artífice principal, el Ministerio de Finanzas y Precios (MFP), se sintió indispuesto para enfrentar un micrófono y su cámara respectiva para dar más luz a lo que los propios responsables consideran de “gran diversidad y complejidad”?

Aunque todo en esencia está expuesto, dada la magnitud e interés del tema, el órgano del Partido Comunista adelantó que está en imprenta un folleto titulado “Normas aduaneras que todo viajero debe conocer”. En menos de veinticuatro horas, ya estaba en los estanquillos y quioscos de prensa.

“Ahora para viajar tengo que sonarme este librito que me costó 2 pesos (moneda nacional) después de hacer tremenda cola”, es el comentario de Pedro, así se identifica y agrega ser profesional, perfil que tampoco dice.

Pan caliente lo demuestra cómo la ciudadanía ha acudido a adquirir el texto de 88 páginas. Tres personas delante de nuestra. El primero, compró tres; el segundo, dos, y nosotros, pues cinco para familiares y colegas. Nadie con pinta de revendedor aunque ya los hay haciendo su agosto en septiembre.

“Yo pagué 5 pesos, más de doble del precio oficial”, me dijo un amigo que me llamó por teléfono para “ponerte en la onda” (noticia), dijo.

Las colas en los estanquillos y los revendedores dan una débil muestra de que no son pocos en esta isla los involucrados en que si tales medidas van para bien o para mal en las personas y que comprenden hasta los envíos marítimos, postales y la mensajería. Por cada cinco o seis cubanos en la isla, hay uno en el extranjero.

Más allá de las razones expuestas por las autoridades y que van desde aspirar a una mayor agilidad de los pasajeros en el recinto aeroportuario, cosa difícil de creer, no podemos menos que traer a la mente el tan socorrido “pagar justo por pecadores”, pues a nuestro juicio la razón principal de estas Resoluciones va encaminadas, en primer lugar, a intentar eliminar el quehacer de las llamadas “mulas”. Pero trae cola.

“Este será mi último viaje”, declaró a esta corresponsalía a cambio del anonimato un viajero procedente de Miami que salía hacia el parqueo de la Terminal 2 con dos carretillas: una empujada por él, la otra por un amigo, pariente o…

Si a la “mula” le sale gratis el viaje, “y así veo a mi gente” (familia), los que se las van a ver negras son estos” y con la mirada señala a quien le lleva la otra carretilla llenita de bultos.

“Estos” pueden ser los distribuidores de los envíos y/o los beneficiarios directos. “Hay de todo y para todos…lo misma para familiares que para revendedores”, precisa el Mula.

Lo “que todo viajero debe conocer” ya ha sido explicado o cuando menos interpretado por diversas agencias de prensa extranjeras radicadas en la isla, y lo que las autoridades políticas también deben conocer es que tales medidas son y serán anti populares.

La misma suerte de los medicamentos, que continúan fuera de pagos en Aduana, no la corren por igual los alimentos esenciales, que continúan excesivamente caros, con poca variedad y bajo la reinante incertidumbre para el consumidor de la isla de que ahora están pero mañana desaparecen por meses debido al inestable abastecimiento.

Pequeños negocios de gastronomía y esas siempre ocurrentes mercancías que aparecían en cualquier quincalla de barrio pobre y que le alegraban la vida tanto al consumidor como al expendedor, podrían verse borradas de golpe y porrazo por los altos aranceles que obligarían a un alza de precios inaccesible para la gran mayoría.

Vamos a llamarla Alicia, 41años y una belleza de estreno. Ella ya está liquidando su negocito de venta de ropa, que “lo mismo me venía por Miami que por Ecuador o Cancún y competía en precio con muchas de las ropas que se venden en las tiendas…y hasta más baratas”, dice.

Ella y su marido, añade, montaron una pequeña tienda en una de las habitaciones de su vivienda. “Ilegal, es verdad, pero nadie nos echó palante (denunció) nunca”, aclara. Con las ganancias de cuatro años ya tienen un auto que “botea (alquila como taxi) desde Centro Habana hasta donde está el hospital Pando Ferrer, en Mariano”. Alicia confiesa que “nos buscamos entre mil y mil doscientos pesos diarios”.

Pero los tenderos ilegales no son los únicos perjudicados. Los legales también. O cortan los envíos o suben los precios. Cualquiera de las dos decisiones lleva al mismo final: “tendremos que cerrar el negocio y entregar la Licencia” (permiso para operar), nos refiere otro vendedor de ropa, pero este legalizado, según nos afirma.

La alimentación también se verá afectada, tanto los envíos para consumo de la familia, como los destinados para los paladares (restoranes privados), que no pocos se han nutrido del trabajito de las “mulas”.

“La decisión debían haberla tomado cuando existiera el reclamado mercado de insumos para los paladares que sí tenemos permiso…Ahora nos aprietan y no sé cómo me ira”, confiesa a esta corresponsalía el dueño de un restorancito privado.

Nada, que antes de entrar o salir de la isla, amén del papeleo y el alto coste que ello representa, habrá que dedicar varias horas al estudio de las nuevas regulaciones. Si al final, frente por frente al aduanero, aún usted sigue sin entender, el documento ya mencionado le facilitará salir de dudas, pues dice así:

“En los aeropuertos los supervisores utilizan un chaleco de color rojo con letras en amarillo, a los cuales los pasajeros pueden acudir para solicitar asesoría, así como inquietudes y quejas sobre las regulaciones o la actuación de los funcionarios de Aduana”.

(*) Publicado por Progreso Semanal.

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