Tremendo desconocimiento histórico

Dmitri Prieto

La bandera de la Confederación

Hace un par de días, vi en una guagua a un tipo que llevaba una gorra con la bandera de la Confederación.  Además, la gorra tenía la frase “Confederacy border patrol. Keeping yankees north since…”, seguida de una fecha absurda de la historia norteamericana. El hombre –cubano, blanco y bigotudo- también llevaba un T-shirt de los US Marines con algo alegórico al 9/11.

Me jode eso.

De niño, una vez pinté una esvástica. Mi madre me dio tremendo regañón, recordándome los millones de seres humanos que perdieron la vida a manos de los nazis. Desde ese momento, siempre me lo recordaba cuando ponían por la TV imágenes del desfile de la Victoria de 1945, donde los soldados del Ejército Soviético lanzaban las banderas nazis –comenzando por el estandarte personal del Führer- a pavimento de la Plaza Roja frente al Mausoleo de Lenin: “Mira… ¿viste?… allí está. Ellos perdieron. Los nuestros ganaron. La esvástica fue derribada. La justicia siempre vence al mal.”

Aunque a veces dudo de la última frase de mi mamá, sigo odiando las ideologías del odio y todo lo que las representa.

Para mí no hay mucha diferencia entre la bandera de los Estados Confederados y la de la Alemania Nazi. Como la esclavitud era llamada por los plantadores de Dixiland “our peculiar institution”, así el Reich podría haber reclamado los campos de exterminio como institución peculiar “alemana”.

No creo que una persona con información histórica pueda usar la bandera de la Confederación si no está profundamente identificada con una ideología de odio y exclusión.

Sé que en EE.UU. no hay normas sobre eso: existe la Primera Enmienda de la Constitución, que es muy permisiva en materia de las libertades de creencias y de expresión. Pero en Alemania llevar una esvástica es un delito contra la seguridad del Estado.

Y en Cuba sencillamente tenemos a José Martí, quien de niño guardó luto después que el Presidente Lincoln fuera asesinado. Pero antes había visto un negro esclavo colgado de un árbol. Y después escribió en “Mi Raza” que todos los seres humanos éramos iguales. Y también que EE.UU. conoció su independencia con Washington, y su Revolución con Lincoln. No era retórica ni fina hermenéutica conceptual: Martí estaba claro, pues el Partido –donde entraban negros y blancos, hombres y mujeres por igual- que él fundó para  traer la independencia a Cuba no se llamaba Independentista, sino Revolucionario.

Llevar la bandera de la Confederación en Cuba… ¿Cuál es el “orgullo” que está detrás de ese acto? ¿Es que las metástasis del KKK ya están entre nosotros?

Pero antes de terminar quisiera aclarar algo. No es la primera vez que veo una persona con el símbolo dixicrático en la cabeza. Es paradójico, pero he visto en La Habana NEGROS y NEGRAS llevando en su ropa la bandera de la Confederación. Es absurdo, pero es un hecho.

Solo lo explico por el tremendo desconocimiento histórico, debido a un sistema educativo donde se enfatiza solamente la historia de Cuba, y la otra, aunque se imparte, no llega, pues se basa la mayoría de las veces en la mera memorización de textos. Si no fuera por eso, tal estupidez no sería explicable en un país donde la educación general es accesible y obligatoria para toda su población.

Eso me jode. Nunca sabré si actué bien, pues me mantuve callado… El tipo probablemente se merecía que le restregara la gorra por el piso y que le metiera un piñazo por la nariz… ¿para después terminar impartiendo una conferencia sobre Historia de las Américas en una estación de la Policía?

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