Marcha por la no-violencia, ¿Catarsis?

Regina Cano

Marcha del 6 de noviembre.

Un amigo me llamó muy exaltado para decirme que se corría la voz de que el día 6, en 23 y G, en el centro de la ciudad, se realizaría una marcha por la no-violencia.

Eso me preocupó, porque este podría ser uno de los actos que generara mayor violencia física de los últimos años para un grupo de personas en Cuba, lo cual compartí con dos ó 3 que pude contactar.

Por suerte para todos no ocurrió así, pero imaginen que con una mínima chispa de provocación, algo que también supusieron algunos de los participantes, se hubiera encendido un gran fuego en aquel momento y que este cambio de ánimo revertiría toda la intención.

Supe después que otros hechos asociados a ella generaron un revuelo digital bueno y justificado, lo cual es esperanzador porque la solidaridad realmente se necesita.

Estos hechos acapararon mayormente la atención de todos como ola de protesta, pero mi pregunta es ¿qué bolá con el pueblo?  ¿qué pasa con esa gente que somos y convivimos con la violencia compartida en los actos cotidianos?

Acaso una marcha bajo estas condiciones traería una reflexión o algún cambio para el ser humano sobre la violencia que le hiciera tener una respuesta positiva acorde a las intenciones.

La no-violencia no es inacción, pero tampoco es acción impensada.

No es que piense deban estar las condiciones exactas para esto, pero si creo en la necesidad de una transformación real en el individuo y su violencia o cuando menos, en el agotamiento del uso de todas las herramientas por intentarlo.

No estoy a favor de ciertas formas de represión y mucho menos de estrategias asfixiantes, pero los organizadores de esta marcha solo han dado pasos sobre el asfalto que puede volver a repetirse de la misma manera, sin ningún otro efecto o desarrollo que el ciclo que lo hace vivir efímeramente.

Para mí fue un acto irresponsable, una llamada de atención a la opinión internacional para mostrarse.

Señores, esto ha sido solo una pasión epidérmica que pudo haber puesto una buena causa muchos pasos más atrás de hasta donde podría llevarse.

No nos dejemos llevar por la pasión.  No tratemos la no-violencia con ingenuidad, si es que hubo ingenuidad.  Insisto en que lleva entrenamiento, acción conciente.

Se debiera pensar en la necesidad de cierto grado de conciencia de que hay procesos que para implementarlos llevan su tiempo y pueden sobrepasar el tiempo de ocurrencia de otros procesos paralelos.

La prisa y la catarsis son un pequeño por ciento, no la respuesta o la solución, porque lo más importante no es la “revancha,” es el hombre, y los daños que hay reparar con todo lo mejor del propio hombre hasta su fuerza, con la fuerza y el poder con que los cubanos poseemos y con lo que realmente se sostiene este país.

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