Propiedad estatal no significa socialista

Por Pedro Campos

Trabajadores cubanos. Foto: Bill Hackwell

HAVANA TIMES, 27 abril — Recientemente en Granma, el periódico del Partido, apareció un artículo sobre la eficiencia económica de la empresa estatal socialista en las Fuerzas Armadas. (16.04.10)

Con el ánimo de ayudar a aclarar conceptos, se intentan aquí algunas precisiones:  Los compañeros que escribieron sobre la “empresa estatal socialista” Unión Agropecuaria Militar, al parecer, parten de concebir la propiedad estatal como socialista, por el simple hecho de pertenecer al estado, asumiendo que toda propiedad estatal es, de jure, socialista. Pero lo que da carácter social, -socialista o capitalista-, a una propiedad es su forma de explotación y apropiación de los resultados, no su forma jurídica.

Se trata de la confusión introducida en la teoría socialista por los que equivocaron estatización por socialización, quienes pensaron que bastaba con estatizar la propiedad para socializarla y sacralizaron al estado por encima de la sociedad.

Una cosa es el carácter social de una empresa y otra distinta la forma jurídica de su propiedad. El carácter social está determinado por la forma en que es explotada esa propiedad, por el modo en que se organiza el trabajo, la producción (esclava, sierva, asalariada, libremente asociada) y la manera en que se distribuye el excedente obtenido,  independientemente de su forma jurídica, que puede ser estatal, colectiva o privada.  La tendencia natural sea a que el contenido –el carácter social- de la propiedad  vaya determinando sobre su forma jurídica, no al revés. El hecho precede al derecho.

Desde luego: una empresa estatal que explote trabajo asalariado puede ser eficiente. Hay muchas en todo el mundo capitalista, incluso en los EE.UU.,  Inglaterra y Japón.

Pero esas empresas no son socialistas aunque la forma jurídica de la propiedad sea estatal. Son capitalistas porque responden a la lógica capitalista de obtener ganancias a través del trabajo asalariado de las que se apropia el estado. Que ese estado busque el “bienestar” de los trabajadores, en una mejor distribución, es lo que caracteriza a la socialdemocracia.

¿Y si el estado está en manos de los obreros?  Preguntarían los estatalistas.

Pasaría lo que ha pasado en todo “estado obrero”, los obreros seguirían siendo asalariados, nada determinarían en la producción, no tendrían ninguna relación de propiedad o usufructo con los medios de producción y no participarían en la repartición de las utilidades, tareas todas de las que se encargaría una burocracia, en nombre del socialismo que a la larga, como siempre ha pasado, ha terminado en buroburguesía ( “la clase imprevista” según académicos rusos), apropiándose de los medios de producción y de los excedentes, sumiendo a la clase trabajadora en la miseria.

Trabajadores sociales. Foto: Bill Hackwell

Esa “clase obrera” enganchada a sus nuevos capitalistas -los burócratas-, no traería consigo  nuevas relaciones de producción, no habría comprendido todavía, que tendría ella que autoliquidarse como clase obrera y convertirse en la nueva clase de los trabajadores libres asociados, de los cooperativistas cultos, la nueva clase que porta nuevas relaciones de producción.

La empresa estatal que explota trabajo asalariado, busca ganancias y concentra el excedente en pocas manos, es una empresa capitalista de estado por su contenido, por su carácter social.

No importa su forma jurídica estatal.  Fue la gran confusión del “·socialismo de estado”, que no pasó los limites del capitalismo monopolista de estado. Ocurrió con toda claridad en Rusia e igualmente en Cuba.

Es el trabajo asalariado lo que caracteriza la forma de explotación capitalista. Es el trabajo libre asociado, cooperativo, autogestionario la forma genérica de organizar el trabajo socialista.

Para que el carácter social de una empresa sea calificado de socialista, -no importa si la propiedad jurídicamente pertenece al estado o al colectivo de trabajadores-, deberá ser manejada con métodos socialistas y no capitalistas, es decir con formas de trabajo y dirección de tipo cooperativo y autogestionario, por trabajadores libres asociados, ser dirigida y gestionada de forma colectiva y democrática por los trabajadores, incluida la elección de la dirección que debe ser además rotativa y repartir equitativamente parte de las utilidades, luego de pagar los impuestos y demás retribuciones correspondientes al estado, dejar otra parte para la reproducción ampliada de la propia empresa, fondos de emergencia y otros.

En el capitalismo hay incluso propiedades que son jurídicamente colectivas y no por ello son socialistas.  Es el caso de las empresas por acciones, que jurídicamente pertenecen al colectivo de  sus accionistas, algunos o muchos de los cuales pueden ser trabajadores de  la empresa, pero por organizarse su explotación en forma capitalista, es decir con trabajo asalariado, con formas jerarquizas de dirección y control del excedente por un grupito de dueños que controla la mayoría de las acciones,  continúan siendo –esencialmente- empresas capitalistas por su carácter social, aún cuando constituyen la primera forma de descomposición del capital.

Es lo que llaman  engañosamente “capitalismo popular”, que los capitalistas pretendieron presentar como alternativa al socialismo cooperativista.

Igual, existe una propiedad privada por su forma jurídica, que es socialista por su forma social de explotación autogestionaria, lo cual es el caso de muchas pequeñas empresas familiares que no explotan trabajo asalariado, manejan la empresa democráticamente y se distribuyen equitativamente las utilidades.

Las empresas estatales  socialista serían aquellas donde el estado mantiene la propiedad de los medios de producción en forma jurídica, pero la forma social de su explotación se realice de manera socialista, autogestionaria, cooperativamente.  Este sería el caso de un tipo de empresa cogestionada, entre el estado y los trabajadores.

Así como las cooperativas son socialistas por dentro en los países capitalistas, es posible que en un país socialista (no de nombre, sino porque predominen algún día las relaciones de producción libremente asociadas, de tipo cooperativo y autogestionario) existan, como reminiscencias, empresas capitalistas, sean de propiedad estatal, particular o mixta.

La interesante experiencia del Perfeccionamiento Empresarial originalmente  concebido y aplicado en el MINFAR, fue un paso hacia adelante en relación con el tradicional esquema estatalista asalariado, pero todavía sin salirse del mismo.

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