La seguridad de Cuba y estrategias peligrosas

A propósito de la reciente firma de los acuerdos de seguridad entre Cuba y Rusia. 

Por Pedro Campos 

El firmante por Cuba fue el Col. Alejandro Castro Espin, hijo del presidente Raúl Castro.

HAVANA TIMES — Distintas informaciones dan cuenta de la reciente firma entre Cuba y Rusia de un acuerdo de cooperación en materia de Seguridad, rubricado por el Coronel Castro Espín, de la Comisión para la Seguridad y Defensa Nacional de Cuba y N. P. Patrushev del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa.

La publicación del entendimiento indica el interés de las partes en que otros gobiernos estén informados del mismo, dejar claro que Rusia, de nuevo, busca merodear en el “bajo vientre” de EEUU y que el gobierno cubano está dispuesto, otra vez, a prestarse a esa estrategia.

El movimiento geopolítico de Moscú pretendería llevar a EEUU el mensaje de que sus intervenciones actuales y futuras en Ucrania, podrían ser respondidas desde territorio cercano al suyo. Un asomo de un eventual remedo de la Guerra Fría, con otros tintes.

Nikolai Platonovich Patrushev, del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa.

Lo que no está muy evidente es qué tanto ganan el gobierno y el pueblo cubanos, con esa vinculación al conflicto entre EEUU y Rusia, que no es ya el enfrentamiento entre la cabeza del imperialismo internacional y la cabeza del “socialismo” mundial. Si nos atenemos a las economías de ambos países, se trata de un enfrentamiento entre potencias imperialistas.

Este artículo trata de abordar el tema.

Dadas nuestras experiencias con los rusos y las consecuencias de nuestros anteriores y muy estrechos lazos con ellos, para nuestras relaciones hemisféricas y para nuestra economía, este compromiso público pudiera ser, más bien, una estrategia peligrosa.

Un peligro de este acuerdo, para los intereses de Cuba como nación, aparece precisa y claramente porque se firma coincidiendo con las complicaciones entre Rusia y Occidente, por el conflicto ucraniano, la anexión rusa de Crimea y eventualmente de la región del Donetsk. Y este contexto, guste o no, nos ponen a los ojos de Occidente y especialmente de EEUU, en situación de peón ruso en este ajedrez mundial. Y los peones son piezas de cambio.

Por mucho que se niegue que seamos un “satélite ruso”, ese acuerdo de seguridad así puede ser interpretado (ojo, repito, puede ser interpretado) por el vecino imperio del Norte, dada la realidad de anteriores décadas, cuando llegamos a ser una base de cohetes atómicos, de submarinos nucleares y de espionaje electrónico, dirigida contra el cercano vecino norteño, que objetivamente convertían a nuestro país en una amenaza a la seguridad nacional de EEUU.

La Habana nublada. Foto: Juan Suárez

Por otro lado se firma este documento, cuyas cláusulas no se conocen, en el momento en que el gobierno cubano busca un acercamiento con la CE y un levantamiento del bloqueo de EEUU que le permitan un aumento de la inversión extranjera y especialmente un despegue del megaproyecto de El Mariel. Algo, a todas luces, contraproducente.

Es de suponer, también que los brasileños, quienes invirtieron miles de millones aquí, pensando en una aproximación entre EEUU y Cuba, no estén muy contentos con este acuerdo ruso-cubano, que pudiera distanciar más cualquier eventual levantamiento del bloqueo/embargo.

Dudo que los estrategas del gobierno que preside Raúl Castro no hayan contemplado estas aristas del fenómeno y no estén apercibidos de las consecuencias de volver a cometer errores pasados. En tal caso, pueden estar buscando alternativas de ayuda internacional, ante el convencimiento de que es imposible un entendimiento con la CE y un levantamiento del bloqueo norteamericano debido a que no están dispuestos a ceder a sus demandas sobre los derechos humanos en Cuba.

Entonces se trataría del reconocimiento del grave error en cálculos políticos, con mucho perjuicio económico, de creer que EEUU levantaría el bloqueo y permitiría la inversión de sus capitales en la isla, sin que en Cuba existieran cambios fundamentales en su política interna. Algo que venimos planteando hace tiempo, incluso antes de que fueran inauguradas las obras del Mariel.

También pudiera pensarse que con ese acuerdo Cuba está en una posición más “sólida” para negociar el levantamiento del bloqueo y presionar en esa dirección, algo que dudo sea recibido así en EEUU. En todo caso es probable que Obama se vea más presionado por los interesados en arreciar las sanciones del embargo-bloqueo para que desista de “actualizar” la política hacia Cuba.

Nos la pasamos pidiendo que levanten el bloqueo, pero ahora le echamos leña.

La vajilla. Foto: Juan Suárez

Habría que ver qué piensan sobre todo esto los más pragmáticos dentro del gobierno y el Ejército cubanos, interesados en un desarrollismo capitalista a partir de inversiones norteamericanas permitidas por un eventual aflojamiento o levantamiento de las sanciones yanquis.

En este sentido, probablemente, la presencia del hijo de Raúl, “firmando el entendimiento” tenga el propósito de dejar bien claro el mensaje a todos los auditorios internos, de que este movimiento responde plenamente a los intereses de la máxima dirección, por lo cual nadie debe cuestionarlo.

Otras veces se ha abordado el tema: Los problemas de la seguridad nacional deben verse integralmente, contemplando no solo el corto plazo, sino también el mediano y el largo, y que además de los aspectos militar y de seguridad (Inteligencia y Contra-Inteligencia), deben tenerse en cuenta otros factores diplomáticos, de relaciones económicas y políticas internacionales, de satisfacción ciudadana con las políticas económicas y sociales internas, de participación democrática de la ciudadanía, etc.

Una vez más se están dando pasos de mucha importancia para todos, sin contar con el pueblo.

Esta Rusia no tiene que ver con aquella Unión Soviética. También pudiera decirse, que ya el gobierno de Cuba difiere de aquel inicial de los 60 que buscaba el socialismo.

Rusia es un gigante núcleo económico político y militar más, de la era imperialista. Cuba quedó como electrón extraviado del “socialismo de estado” fracasado, en busca de sostén internacional.

Llamada peligrosa. Foto: Juan Suárez

Quizás la explicación a esta estrategia puede ser que ese electrón suelto en el espacio internacional, necesitado de una fuerte ayuda económica, no encuentra hoy otro núcleo duro al que acercarse, para seguir sobreviviendo, que el antiguo aliado, hoy enfrentado a su “principal enemigo”; siguiendo el pragmático proverbio de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”.

Y, muy claro: el petróleo ruso es una alternativa ante los problemas que hay en Venezuela.

Rusia tendría nuevamente que pagar un alto precio por el apoyo de su viejo aliado caribeño. No hay claridad respecto a cuánto tendrá que pagar Cuba.

Lógicamente, este acercamiento a Rusia y el presumible endurecimiento del bloqueo por parte de EEUU u otras medidas de éste contra nuestro país en represalia, pueden traernos graves consecuencias y pueden redundar en una mayor represión contra la oposición interna, en una paralización de las ya lentas medidas de la “actualización” y en más sufrimientos para el pueblo cubano en general.

A mi modesto modo de ver, se trata de una estrategia que quizás le sirva a la elite político-militar para extender un tiempo más su pleno control de la política y la economía; pero con muchos peligros y eventuales complicaciones para el futuro de la nación cubana.

pedrocampos313@yahoo.es

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