La encrucijada cubana con “la actualización”

Pedro Campos

“Si abuelo no está de acuerdo, nadie cambia el edificio.”Pedro Luis Ferrer    

Calle de La Habana

HAVANA TIMES —  El ya permanente desastre en la economía Cubana ha llevado a la dirección a ensayar “la actualización”: acciones encaminadas a reducir los subsidios estatales, aumentar los impuestos, reducir los salarios reales de los trabajadores, eliminar los excesos de plantilla y a buscar una mayor eficiencia del aparato burocrático, junto al fortalecimiento del papel del capitalismo privado nacional y extranjero. Todo sin cambios en el sistema político.

Se trata de una mezcla ecléctica, que pretende la continuación del predominio estatal en la economía, coquetea con el capital nacional y extranjero y solo enseña la sonrisa al sistema cooperativo sin dar verdaderos espacios libres para el desarrollo de las formas  “no estatales” de producción.

Dicen los voceros de la actualización: ¡Hay que liberar las fuerzas productivas!  ¿Pero quién las tiene encarceladas y maniatadas, sino el mismo grupito identificado como dirección histórica que todo decide? ¡Cojan al ladrón!

A estas alturas, los decretos de la “actualización” no están dando los resultados esperados, según declaraciones de los propios “gerentes” de la economía nacional. A la verdad, no hay que darle muchas vueltas al asunto: una vez demostrado el fracaso del llamado “socialismo del estado”, a la economía cubana solo queda avanzar decididamente hacia la privatización, como en China y Rusia o hacia la socialización de la propiedad y la apropiación de la economía: el verdadero socialismo demandado por los socialistas democráticos.

Pero la evolución en una y otra dirección está obstaculizada por el aparato burocrático central empeñado en mantener el control absoluto sobre la economía y la política del país. Por lo tanto, la “actualización” no es consecuente con lo que necesitan el capitalismo privado ni una economía verdaderamente socialista en la que predominen las formas de producción  libremente asociadas.

¿Hacia el Capitalismo?  Difíciles trabas históricas

Los antes llamados países socialistas en Europa y Asia terminaron restaurando el capitalismo privado, con estados y gobiernos ubicados en todo un continuum desde democráticos hasta autoritarios. Los casos clásicos de Rusia y China son elocuentes.

Allá, al capital privado nacional e internacional les fue permitido irse adueñando de sus economías hasta primar, aunque manteniendo algunos rubros económicos en manos del estado, que tienen como propósito garantizar el mejor funcionamiento de esos capitales privados.

Pero aquí, el elegido camino “pragmático” de acercamiento al capitalismo, verdadero sentido de la “actualización”, no solo enfrenta a la vieja burocracia neo-estalinista, que quiere que le sigan llamado “socialista”; sino también por otro no menos importante: la fuente de esos capitales privados no parecen que puedan ser otras que el gran vecino del Norte y la comunidad cubana asentada allá.

Y viene la gran contradicción de cuño neo-plattista: Es evidente que los actuales gobernantes cubanos apuestan a la ayuda del Norte para salir del actual atascadero, pensando que podrán contar con los ingresos provenientes de más de un millón de estadounidenses en las zonas turísticas y del eventual gran volumen de intercambio comercial en torno al mega-proyecto del Mariel.  Pero es imposible que tales planes puedan tener algún éxito sin el previo levantamiento del bloqueo imperialista.

Viviendas habaneras.

En China y Viet Nam la inversión extranjera, particularmente la norteamericana y de los nacionales de “ultramar”, fue posible sin que se produjera previamente una democratización política, porque –en mi parecer- no existía el encono que perdura entre Cuba y EEUU y las comunidades china y vietnamita asentadas en EEUU nunca tuvieron la influencia política de la cubana. Además los vínculos tradicionales económicos, sociales y culturales entre EEUU y esos países nunca tuvieron el significado histórico de las relaciones entre Cuba y EEUU,  marcadas por lazos especiales durante siglos.

Algunos analistas de las relaciones EEUU-Cuba creen que el proyecto del Mariel podría ofrecer tan importantes beneficios económicos a EEUU, que sería un estímulo suficiente para iniciar el camino al levantamiento del bloqueo-embargo.

Sin embargo, por muchos beneficios económicos que reporte, parece improbable que alguna administración norteamericana se decida a hacerlo antes de que haya cambios democráticos sustanciales en Cuba, por los altos costos políticos que implicaría internamente y el rechazo a la dirección que se mantiene.

De manera que la vía china, de pasar al predominio del capital privado nacional y extranjero no parece viable en Cuba hasta tanto se levante el bloqueo imperialista; y éste no parece que pueda concretarse hasta que se produzca un proceso de democratización del sistema político vigente en Cuba y los principales gobernantes históricos dejen realmente el poder.

En síntesis, estas dos fuerzas capitalistas, el imperialismo y la tradicional burguesía cubana, enfrentan abiertamente a la buro-burguesía, que sin embargo necesita de ellas para hacer efectiva su “actualización”. Pero la contradicción entre ellos parece irreconciliable.

Como el gobierno cubano quiere que lo sigan llamando “socialista”, que su partido se siga denominado “comunista” y que la izquierda internacional le siga prodigando todo tipo de consideraciones, no quiere–abiertamente- tomar las medidas que le permitirían desarrollar el capitalismo privado, tales como abrirse plenamente a la inversión extranjera y de la comunidad cubana en el exterior y liberar completamente el mercado de las leyes monopólicas estatales. Es una de sus flagrantes contradicciones.

Hacia el socialismo democrático: la sonrisa…y mutis

En cuanto a la vía verdaderamente socialista, que demanda la izquierda socialista y democrática, ya está demostrado que la dirección histórica, dueña y señora del estado cubano, no tiene ningún interés en ella.

Las cooperativas que han demostrado su efectividad en la agricultura, siguen funcionando con muchas regulaciones y limitaciones estatales y su presencia en otras ramas quedan a merced de ensayos “sin prisa” bajo control estatal.

No existe una ley cooperativa amplia que posibilite la unión libre y voluntaria de los trabajadores para producir, ni desde luego hay estímulos estatales para ellos.  De la autogestión por los trabajadores de las empresas del estado…mutis. En fin, las medidas concretas para robustecer el área  propiamente socialista de la economía, brillan por su ausencia.

¿Será el imperialismo el culpable de que el gobierno de los históricos no haya sido capaz de eliminar los absurdos controles estatales, legislar una ley cooperativa amplia, darle apoyo al trabajo libre asociado, permitir sin tapujos ni aberraciones el trabajo por cuenta propia, hacer una política impositiva que estimule la producción en vez de frenarla, facilitar la entrada de recursos para impulsar la economía popular, en fin democratizar la economía y abandonar el sistema burocrático estatal asalariado?

A la escuela y el trabajo.

Desde luego, no está dispuesto a avanzar a una verdadera socialización de la economía, porque eso implicaría entregar el poder real a los trabajadores y perderlo la burocracia.

Cuesta trabajo decirlo, da pena y dolor; pero esa dirección que una vez fue la esperanza del pueblo cubano, se ha convertido hoy en el peor obstáculo al avance socialista en Cuba.

Un nuevo enfrentamiento de clases

La nueva composición social de clases que viene generando la “actualización”, presenta en un extremo a la clase “imprevista” burocrática-política-militar que se cree dueña de toda la economía del país. Al otro extremo está la clase de los trabajadores asalariados explotados por el estado: desposeídos y mal pagados.

La clase de los nuevos capitalistas pequeños y medianos que explotan trabajadores asalariados representan una suerte de nuevos ricos beneficiados por “la actualización”; pero amarrada por las coyundas estatales. Los asalariados explotados por estos nuevos ricos viven mejor que los asalariados del estado, y por tanto prefieren el capitalismo privado.

También están los verdaderos trabajadores por cuenta propia que no explotan trabajo ajeno – desde los intelectuales y artistas con grandes ingresos hasta los viejitos vendedores de maní – todos explotados por abusivos impuestos estatales. El estado mete en un mismo saco a los nuevos capitalistas con sus asalariados y a los auténticos trabajadores por cuenta propia, bajo el rótulo común de “cuentapropistas”.

Y finalmente están los cooperativistas, organizados o no en cooperativas, que trabajan en común y se reparten las utilidades, también aplastados por las regulaciones estatales.

Por otra parte, existe una clase que no está aquí pero empuja a su manera: la verdadera clase capitalista adinerada y con grandes negocios, asentada fundamentalmente en Miami. Esa clase desplazada del poder siempre ha aspirado al retorno y hoy hace planes para regresar apoyada en el gran capital internacional.

La clase buro-burguesa, se enfrenta a todas esas otras clases y capas nacionales porque vive de ellas, las explota directamente en forma asalariada o a través de los impuestos abusivos, sus controles monopólicos sobre la economía, el comercio y las finanzas y la doble moneda. Esa clase es la que está impidiendo el desarrollo de las otras, sean de la sociedad burguesa o de la naciente socialista.

Un obstáculo común

No hay duda: las fuerzas productivas en Cuba, sea para desarrollar el capitalismo privado o para socializar la economía, tienen un obstáculo común: el sistema estatalista centralizado y su burocracia empeñada en mantenerse indefinidamente en el poder.

No se trata de agudizar contradicciones que deberían dirimirse pacífica y democráticamente; pero objetivamente la tendencia de la composición de clases de la sociedad cubana y el análisis de sus intereses presenta a la buro-burguesía creada por el “socialismo de estado”, como una especie de clase que se opone al avance económico social en Cuba en cualquier dirección que no sea su propio fortalecimiento como grupo hegemónico. Ella misma, así, se ha puesto contra el pueblo cubano todo, contra todas sus clases y capas sociales actuales.

Según Carlos Marx, cuando las fuerzas productivas son frenadas por las relaciones de producción, en este caso las estatales asalariadas, aparecen las revoluciones. Luego no culpen al imperialismo, a las fuerzas “contrarrevolucionarias”, a la “mafia” de Miami, a las nuevas tecnologías, ni mucho menos a la izquierda democrática socialista y pacífica que ha hecho todo lo posible  por ayudarles a encontrar el camino que Uds. han bloqueado: busquen las causas en sus propios intereses, limitaciones y ofuscaciones, en Uds. mismos.

Socialismo por la vida

Pedro Campos. pedrocampos313@yahoo.es

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