Documento base no ofrece avances

Pedro Campos

Foto: Eduardo Soñora

HAVANA TIMES, 8 nov. — “Los enemigos de la libertad de un pueblo, no son tanto los forasteros que lo oprimen, como la timidez y la vanidad de sus propios hijos.”José Martí

El partido comunista de Cuba y su gobierno permanente, luego de realizar un Congreso donde aprobaron continuar el fracasado modelo político-económico neoestalinista de capitalismo monopolista de estado, con ligeras modificaciones salpicadas de neoliberalismo, acaban de publicar el “documento base” que se proponen discutir en su Primera Conferencia de enero próximo, en 46 años de existencia.

El pliego se concentra en cuestiones internas del partido, en modificar, sin decirlo, los estatutos.

En los puntos 1.5, 1.6, 1.7 y 1.8, se reconoce la complejidad de la situación política interna y externa y la conveniencia de tener en cuenta las diferencias de criterios existentes en muchos sentidos en nuestra sociedad; pero sin abandonar los tradicionales enfoques estado-céntricos, maniqueos, intolerantes y sectarios que no le permiten hacer propuestas concretas para abordarlos exitosamente.

La Conferencia podría ser una oportunidad para que el PCC intentara esa unidad nacional que necesita y proclama, convocando –como parte de la misma- a un diálogo con la participación de las fuerzas socialistas y democráticas con posiciones y propuestas distintas a las aprobadas en el VI Congreso.

Pero el documento sigue insistiendo en que la unidad del pueblo debe ser en torno al partido, al gobierno y a sus políticas que siguen siendo excluyentes y monopólicas, responsables de la penosa situación actual y que siguen sin concretar la necesaria liberación de las fuerzas productivas, prometida desde la cúspide gubernamental.

Desde esas posiciones, desde el desconocimiento y hasta el rechazo de la realidad sociopolítica y la diversidad ideológica existentes, desde la defensa a ultranza del fracasado modelo económico y político actual, no es posible conseguir un proyecto consensuado, ni lograrla cohesión necesaria del pueblo que la situación demanda y el partido/gobierno quiere imponer.

De manera que se sigue insistiendo en la “unidad” exigida, no en la que se lograría sobre bases comúnmente aceptadas, cuando está más que demostrado que la fuerza no está en esa “unidad” impuesta, que se proclama y que no existe, sino en la diversidad cohesionada en torno a principios básicos compartidos.

El puño cerrado es más fuerte que la mano abierta, pero siempre tendrá cinco dedos distintos.

Se crearon, por la propia dirección del partido/gobierno, expectativas sobre importantes pronunciamientos relativos a cambios más radicales hacia la socialización de la economía estatal y con vistas a llevar el sistema político y electoral actual por vías más democráticas.

Sin embargo, el tabloide no da señales claras de avanzar en esas direcciones, por lo que puede concluirse que el partido/gobierno considera que ya ha presentado todas las modificaciones que está dispuesto aceptar a su modelo. No por falta de alternativas, de propuestas y ayuda, sino por falta de disposición. Hasta ahí están dispuestos a llegar.

Esto, desde luego, obliga a definiciones.

Durante 5 años, los partidarios diversos de un socialismo más participativo y democrático, hemos expuesto nuestras posiciones y propuestas en miles de artículos y escritos publicados en Internet y algunos hasta en los limitados espacios nacionales de prensa, por medio de cartas al partido/gobierno y a sus órganos de prensa y en los debates barriales, en espacios como la Revista Temas y otros fórums.

Hemos logrado que nuestras ideas lleguen a las altas esferas partidistas y gubernamentales y a muchos trabajadores y ciudadanos en la base. Si algunas de nuestras propuestas encontraron reflejo en unos pocos lineamientos, en general nos sentimos desconcertados con la filosofía que transpiran los mismos y ahora el “documento base.”

Foto: Samantha Levins

Éste hala la alfombra a los comunistas y a todos los cubanos, quienes, convencidos de que el VI Congreso se quedó muy corto, esperábamos importantes decisiones políticas en esa Conferencia.

El documento lleno de contradicciones, conceptos y esquemas, sectarios y burocráticos tradicionales, llama a cambiar la mentalidad y los dogmas sin definirlos claramente y a luchar por la construcción del “socialismo,” cuando todavía no ha sido capaz de sostener una discusión nacional seria, abierta, pública, horizontal y democrática sobre su significado.

¿De qué socialismo se está hablando? ¿Acaso siguen denominando socialismo al actual modelo económico y político, reconocidamente fracasado?

¿Cómo creer que se respetarán las diferencias si, de antemano, en el mismo documento, se les criminaliza y acusa de servir a las pretensiones del imperialismo en el más puro estilo enrevesado de los chequistas de Beria?

¿Hasta cuándo seguirán tratando de igualar y confundirlos conceptos de partido, gobierno, revolución, socialismo y patria?

Para el documento, punto 1.6, “Los imperialistas cifran sus esperanzas en la supuesta vulnerabilidad de las nuevas generaciones y de determinados grupos o sectores de la sociedad; intentan fomentar la división, la apatía, el desaliento, el desarraigo y la falta de confianza en la dirección de la revolución y el partido. Pretenden mostrar una sociedad sin futuro, para revertir el socialismo, despojarnos de la independencia y las conquistas revolucionarias.”

Este enfoque es omiso, manipulador y contrarrevolucionario. Se trata de poner en función del imperialismo todo lo que se le opone al sistema que es necesario cambiar. Lo que en primera instancia fomenta “la división, la apatía, el desaliento, el desarraigo y la falta de confianza en la dirección de la revolución y el partido,” son las políticas económicas y sociales desacertadas de medio siglo del gobierno/partido ultra centralizado, que han llevado a la ruina nuestra agricultura y nuestra industria y consecuentemente a la mayoría de la pueblo, responsables de todas las actuales deformaciones de la conciencia social.

Es la misma filosofía que ha pretendido ignorar las diferencias políticas e ideológicas y presentarlas como “actividad del enemigo,” que restringe las libertades y derechos de todos los cubanos y quiere obligar a las nuevas generaciones a pensar como las anteriores y a apoyarlas incondicionalmente.

La discriminación por razones de sexo, edad, color de la piel, religión, ideología, origen regional y otras, no se resuelven promoviendo víctimas a puestos de eventuales victimarios, a posiciones superiores en la jerarquía, ni con estrategias que siguen siendo excluyentes, sectarias y criminalizadoras de las diferencias; sino con políticas que lleven a la eliminación real, práctica, legal, moral y económica de las desigualdades, las jerarquías y los poderes que permiten el ejercicio de la discriminación.

La discriminación solo puede ser llevada a cabo desde un poder jerárquico superior. Quien no tiene poder no puede discriminar. Se trata de que el poder económico y político esté compartido y repartido, no centralizado. Su concentración y centralización es la base del desastre y de todas las discriminaciones.

Es necesario que todos participen del poder. Hay que acabar de empoderar al pueblo. Hay que des-hegemonizar el poder. Pluralizarlo, distribuirlo en todos los sentidos, hacerlo realmente popular.

Se trata de leyes que sancionen a los discriminadores por cualquier motivo. De la creación de un marco legal y jurídico que inmunice la sociedad contra todos los tipos de discriminación. De que exista y actúe una sociedad civil independiente, no que funcione como simple polea de transmisión de arriba hacia abajo. De leyes que garanticen todos los derechos humanos a todos por igual y no solo parte de los derechos o a una parte de los humanos.

Lo que ha creado desconfianza en el partido y en su modelo político-económico, no es la propaganda imperialista, sino el establecimiento de un capitalismo monopolista de estado, que ha querido pasar por socialismo, donde el aparato burocrático ha sustituido a la burguesía ladrona en la apropiación de los medios de producción y en los resultados de la producción y ha implantado un sistema político representativo controlado, basado en la “dictadura del proletariado,” que en verdad se ha convertido en la dictadura de la burocracia.

Foto: Byron Motley

Si el sistema clásico del poder político de la burguesía es la “democracia representativa,” el de este, -no le digamos más socialismo-, capitalismo monopolista de estado, bien pudiera llamarse la “burocracia representativa.”

Otra cosa es que el imperialismo y la oposición, lógicamente, exploten mediáticamente las malas y absurdas políticas gubernamentales.

Si ya Raúl definió que no es el imperialismo nuestro principal enemigo, sino nuestros errores, el inmovilismo, la inercia, la doble moral, ¿a qué viene ahora esa marcha atrás? ¿Se teme la democratización a la que podrían conducir políticas consecuentes con los últimos discursos del Presidente y Primer Secretario del PCC? ¿Porqué no concentrar las críticas en el verdadero enemigo ya reconocido por él? ¿O el PCC y su Primer Secretario andan por rumbos distintos?

El “documento base” cita importantes frases de Raúl, que en ningún momento implementa, tal parece que para quedar bien con él: “Estoy de acuerdo contigo, pero sigo haciendo lo que me da la gana.” Se evidencia que el “documento base” fue redactado por un equipo de neoestalinistas, que no tienen nada que ver con el que redactó los lineamientos, preñados de prejuicios neoliberales.

¿Estamos los revolucionarios y el pueblo de Cuba entrampados entre burócratas neoestalinistas del PCC y burócratas neoliberales de las empresas mercantiles del gobierno?

¿Neoestalinistas y neoliberales son una misma cosa o han formado una cofradía por debajo del discurso presidencial, para garantizarse el control futuro del país una vez desaparecida la dirección histórica?

¿Sabe Raúl que neoestalinismo y neoliberalismo son antípodas del socialismo? ¿Se da cuenta de que la revolución está siendo estrangulada desde la propia burocracia del partido/gobierno, por esas dos tendencias anti-socialistas, que están haciendo –unos gratis y otros recibiendo grandes comisiones- el trabajo sucio del imperialismo, cuyo músculo militar no será necesario para restaurar plenamente el poder del capital internacional en nuestro país?

El partido se sigue considerando a sí mismo, a pesar de todos sus reconocidos errores, como vanguardia y principal protagonista del proceso revolucionario, que toma las decisiones por todo el pueblo, desconociendo que son al pueblo y a los trabajadores a los que corresponde el papel decisorio y soberado, el papel protagónico en cualquier proceso genuinamente revolucionario.

¿No se percatan de que de esta manera, el partido/gobierno, con medio siglo en el poder, sigue tratando los asuntos del proceso revolucionario, que competen a todo el pueblo, como si fueran de su propiedad privada, olvidando que, hasta hoy, todo ha sido posible por los sacrificios de los trabajadores, campesinos, combatientes, profesionales, estudiantes y pueblo cubano en general, a los que ahora se ignora, mal-paga y subestiman las políticas de corte neoliberal asumidas por el estado todo poseedor y decisor?

Esta posición escapista hacia el pasado, del partido/gobierno obliga a reconsiderar los análisis y posiciones de las fuerzas revolucionarias ante el mismo.

Es hora de reconocer que el proceso revolucionario no es un estado, un gobierno, un partido o un individuo, por importantes que hayan sido sus protagonismos en determinadas etapas; sino el avance sistemático de la socialización y democratización del poder económico y político.

Es tiempo de pasar de la “burocracia representativa” a la democracia directa, ejercida por los trabajadores y el pueblo en los centros de producción y servicios, en las comunidades, en los barrios, en los municipios, en el país. La Conferencia no ofrece nada en este sentido.

¿Qué queda por decir y hacer a esa amplia franja de comunistas, socialistas, libertarios, anarquistas, trotskistas, gramscianos, socialdemócratas, demócratas, partidarios de la amplia diversidad, defensores de los derechos de todos y revolucionarios en general?

Cada cual encuentre su respuesta.

Pedro Campos: perucho1949@yahoo.es

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