Posible hoja de ruta para el cambio en Cuba

Osmel Ramírez Álvarez

Wifi en la Avenida Malecón. Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES — Las palabras de Raúl Castro en la Asamblea Nacional la semana pasada anunciaron oficialmente que el país se halla inmerso en una nueva crisis. Las consecuencias de la crítica situación en Venezuela han mellado enormemente nuestra economía; dependemos en gran medida de las relaciones comerciales con ese país, hermanado políticamente con el nuestro.

Una vez más caímos en el mismo error: depender de la fraternidad de un socio comercial prominente y entrar en crisis cuando “el gran socio” se retira o cae en desgracia. Pasó con los EUA, con la Unión Soviética y ahora con Venezuela. La Revolución, supuestamente, tenía como objetivo combatir este mal, pero lo conseguido es que Cuba siga siendo un país dependiente y vulnerable.

En verdad esta no es una nueva crisis: es la renovación de la crisis general del socialismo en Cuba (parafraseando un concepto marxista sobre la situación del capitalismo mundial). Su peculiaridad es que nos llega en un momento crucial: la generación histórica obligada por el almanaque a retirarse del poder; la distención con los EUA comenzado a disiparse, y la juventud cubana emigrando en masa. La sociedad civil cubana debe estar, entonces, más clara, activa y organizada que nunca para jugar el papel decisivo que le corresponde como fuerza motriz y reguladora del inminente “cambio”que debe ocurrir.

Ha sido fabuloso que la demostración de “incapacidad” del Gobierno para sacar al país adelante con sus maquilladas reformas llegue ahora y no dentro de cinco años. Hubiesen sido cinco años más perdidos igualmente en esperanzas inútiles para muchos cubanos tan sinceros como inocentes.

Raúl en 10 años de poder no ha logrado nada significativo, solo tímidos avances reivindicativos en derechos puntuales, que no son los más perentorios y decisivos. Incluso sus soluciones, por estar acopladas a la dinámica del sistema disfuncional, han sido promotoras de más burocracia y más corrupción.

Ahora mientras anuncia por un lado la conceptualización de su modelo y su plan de desarrollo para el 2030, nos dice que después de 10 años de trabajo somos más débiles que cuando comenzó. La economía está maltrecha, pero según el presidente, estamos mejor preparados, porque tenemos la experiencia de haber pasado el Periodo Especial crítico en los 90. Más que un elogio es un sarcasmo.

Yo creo que es hora ya de presionar al Gobierno para que escuche a su sociedad civil no oficialista. Y es hora ya de que el mundo vea a los cubanos hacer algo fuerte y justo por salir del atolladero. Pero para ello debe haber unidad y buen juicio. Deberíamos celebrar una Convención por el Cambio en Cuba, en la cual se convoque a todos los actores políticos y sociales de dentro y fuera de la Isla.

Buscando el futuro. Foto: Juan Suárez

Deberían participar todas las organizaciones de cubanos por el cambio, ONG y periodistas independientes. Debería ser en Jamaica, por ser menos costosa la transportación y evitar el oportunismo migratorio. Para los que viven en la Isla seguramente habrá ONG que sufraguen los gastos.

Un cónclave así, celebrándose este año, debería analizar:

  1. Democracia: hoy y mañana.
  2. Derechos humanos: presente y futuro.
  3. La crisis económica y propuestas de solución.
  4. La crisis migratoria.
  5. Cuba y su emigración: reconciliación nacional.
  6. La crisis política y propuestas de solución.
  7. Hoja de ruta para el cambio.

Este último punto es el más importante y definitorio. Si los cubanos, por el cambio, llegamos a un consenso de plan de acción y hablamos con una sola voz al Gobierno y al mundo, el éxito sería posible.

Creo que esa hoja de ruta debería basarse, para que sea viable, en los siguientes puntos:

  1. No pedir los resultados de una guerra victoriosa, sino de una concertación ventajosa para la Patria. Por ejemplo, no aspirar a “barrer” al gobierno actual, sino a sentarlo en la mesa de negociaciones y que reconozca el derecho de otros actores a influir y participar en la política.
  2. Exigir nuevas leyes inmediatas para la libertad de prensa, libertad de asociación política y restitución de derechos a los emigrados.
  3. Exigir una mayor apertura al sector privado nacional, residentes y emigrados, permitiéndose libremente la actividad empresarial.
  4. Exigir un proceso constituyente para el 2018, fecha en que culmina la actual Asamblea Nacional y el Gobierno. Aprobar en plebiscito ese mismo año una nueva Constitución y en 2019 una nueva Asamblea Nacional con representación plural.
  5. Que el propio Raúl Castro, si estuviese de acuerdo, funja como líder de un Gobierno Provisional hasta el 2021, en que se celebrarían las primeras elecciones libres del milenio en Cuba.

Forzar hacia un desenlace así creo que es el mejor camino. A partir de esa nueva situación política, con parlamento plural, con gobierno elegido democráticamente, con una nueva Constitución democrática y con una sociedad civil fortalecida e influyente, reconstruiremos el país. El mundo está ávido de ver a Cuba cambiar su rumbo y salir de la crisis, por eso creo que recibiremos crédito.

Trabajadores de la Feria Artesanal. Foto: Juan Suárez

Además, con nuestra posición geográfica, el fin del bloqueo y los valiosos recursos que tenemos muchos aportarán capitales para nuestro desarrollo. Sin dejar de mencionar a los cubanos del exterior, muchos de los cuales están en condiciones de invertir en su Patria. Creo firmemente en nuestro potencial económico y humano.

Más difícil me es creer en nuestra capacidad de apartar las pasiones e individualismos para apoyar un proyecto de cambio como este: viable y justo. Triste sería que llegara a organizarse un cónclave así y verlo luego reducirse a tiranteces estériles que imposibiliten un consenso final o que la propuesta resulte inviable, calcada de la guerra fría y que termine sirviendo al Gobierno para desprestigiar a su oposición. Ya en el pasado perdimos guerras y oportunidades fabulosas por esos lastres caudillistas e ideológicos, ojalá no lo hagamos de nuevo.

Tomemos el ejemplo de Sudáfrica, donde tras una política criminal como el apartheid, en vez de odio y persecución legal lo que ha habido es concertación y perdón mutuos. Es difícil perdonar y pasar la página en pos del futuro, pero si queremos ser constructivos ese es el camino mejor.

Cuba necesita un derrotero así para salir adelante. Es solo una idea, solo soy un comunicador. Criticar ayuda, pero no soluciona. Hay mucha gente criticando y muy pocos haciendo. Si cada uno está tirando por su lado, más pendientes de lo que nos diferencia que de lo que nos une, jamás seremos constructivos ni tendremos una Cuba mejor. Reflexionemos y actuemos: la Patria lo necesita.

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