Obama y Cuba: El momento de la verdad

Alberto N Jones

Obama en Cuba

HAVANA TIMES — En menos de 4 meses Barack Obama dejará de ser el presidente de los Estados y regresará a la vida civil, sin que muchas de sus aspiraciones nacionales e internacionales se hayan cumplido.

La restauración de las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba constituye, sin lugar a duda, una de las grandes victorias políticas de Barack Obama, al lograr lo que los presidentes estadounidenses que lo precedieron no pudieron alcanzar en medio siglo.

A pesar de las enormes presiones, denuncias radio/televisivas e impresas, un congreso obstruyente en manos del partido opositor que no cesaron de regurgitar los trágicos días de la Guerra Fría y la Crisis de Octubre, logró detener y quizás revertir el conflicto político más importante de nuestra región en los últimos 50 años.

Los indescriptibles daños económicos, sociales, presión sicológica, enfermedad y muertes a las que estuvo sometida la población cubana, ha marcado con huellas indelebles a un pueblo heroico que supo resistir la mayor arremetida del gigante del norte.

Intelectuales y politólogos estadounidenses que han visitado a Cuba, han intercambiado con intelectuales, visitado el museo Hemigway y consumido algún daiquirí en el Floridita y regresan a los Estados Unidos convertidos en cubanólogos, editores de temas de la Isla, imparten conferencias en universidades y la televisión, con lo que algunos de ellos han contribuido a tergiversar y caldear los sentimientos anti cubanos en los Estados Unidos.

De igual manera, algunos intelectuales cubanos que han visitado los Estados Unidos, han impartido conferencias y son considerados en Cuba especialistas en la complejísima y  contradictoria política de los Estados Unidos, donde excepto la autoridad para declarar la guerra, el presidente de los Estados Unidos está atado de pies y manos por las interminables deliberaciones en el Congreso. Peor aún, cuando los anteproyectos de leyes son engavetados y perecen en manos del partido opositor.

Ha sido autodestructiva la falsa impresión que los medios masivos de comunicación en Cuba han hecho creer al pueblo que el presidente de los Estados Unidos posee las inmensas prerrogativas, la autoridad y el poder de decisión que posee el cubano.

Algunos miembros de los medios de comunicación masiva en Cuba que demandan que Barack Obama levante el embargo, la Ley Helms Burton y otros, no se han dignado de explicarle al pueblo que estas medidas han sido codificas dentro de la ley. Esto significa que para cambiarlas se requiere la aprobación de las ¾ partes de los 450 miembros de la Cámara de Representantes y  el Senado, quienes están enfrentados y agudamente divididos por ideologías partidistas.

Negar que los grandes esfuerzos que Barack Obama haya realizado para normalizar las relaciones entre nuestros dos países sea mucho más que suma de cuanto han hecho todos sus antecesores es cruel e injusto.

Por mantener falsas posturas políticamente correctas y el temor a represalias, por admitir verdades irrefutables como son que la presencia de Barack Obama en Cuba fue una infusión de esperanza, honor y dignidad especialmente para los negros, quienes pudieron apreciar la forma sencilla y amistosa con la que él y su familia se condujeron, demolieron arcaicos preceptos racistas inferiorizantes que aún subsisten en Cuba.

Lamentablemente muchos prefirieron capitalizar en un párrafo errado de su discurso al sugerir olvidar el pasado como forma de avanzar las relaciones entre ambos países. La reacción fue inmediata, virulenta y demoledora, mucho más que cuando se le respondió a Kennedy quien colimó al país con armas nucleares, al bribón de Nixon o a las amenazas de Ronald Reagan de borrar a Cuba de la faz de la tierra, lo que llevó a la ofensiva frase de ¿Negro, tú eres Sueco? frenando el momento y los ánimos.

La amnesia momentánea llevó a muchos a olvidar los riesgos,invasiones, penurias, desolación y muerte que otros gobernantes estadounidenses les habían infringido al país, y Obama, al igual que el ex-presidente Carter nos extendió una mano de reconciliación, intentaron crucificarlo como a Hatuey en la hoguera pública.

Obama y Raúl Castro en el Estadio Latinoamericano de La Habana.

¿Cuánto más hubiera ganado nuestro país, si se hubieran invertido los cañones invitándolo a visitar y comprometiéndolo moralmente con sus hermanos negros en Marianao y Santiago de Cuba, mostrándoles los enormes daños materiales y síquicos que la presencia de la Base naval le ha causado al pueblo de Guantánamo o haberlo invitado a la Isla de la Juventud para mostrarle las escuelas al campo, donde miles de niños huérfanos de las guerras en África y otros recibieron amor, educación, salud y hoy son hombres de bien en todo el mundo?

Podíamos haberlo emplazado públicamente al proponerle desarrollar un proyecto conjunto con Cuba después de la devolución de la Base de Guantánamo.

Esa oportunidad única para demostrarle al mundo el altruismo, humanismo y empatía de nuestro pueblo fue lanzado por la borda.

Cuba no puede esperar por mejores condiciones para negociar con ninguno de los dos candidatos aspirantes a la presidencia de los Estados Unidos. La improbable elección de Donald Trump a la presidencia revertiría las relaciones de los dos países a los peores momentos de la Guerra Fría y la mentalidad belicosa de Hillary Clinton es harto conocida.

¡Este es el momento de la verdad!

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