Mujica saca la cara por los demócratas de izquierda

Por Osmel Ramírez Álvarez

José Mujica. Foto: cubadebate.cu

HAVANA TIMES — Con gran alivio recibí la noticia sobre las palabras censurantes de Pepe Mujica hacia Maduro. Fue aquí en Havana Times donde pude acceder a esta información el pasado día 19. En vano he escudriñado en nuestros medios y en Telesur para ver si al menos parcialmente tenían la decencia de trasmitir tan importante noticia. Mutis total fue lo que encontré. Lo han ignorado por completo.

No sé qué cosa sería más interesante analizar en este artículo, si la reacción de Mujica o la censura cubana de la noticia. Comenzaremos con Mujica, siguiendo el tema original. Es un destacado líder de la izquierda uruguaya y, podríamos decir también, de toda la región. Su manera desenfadada de emitir criterios ya lo ha identificado desde que incursionó en la política formal y es parte de la magia que lo condujo al éxito.

Particularmente siento una gran admiración por Pepe Mujica. Entre más lo escucho y sé de él, más simpatizo con sus ideas y con su actitud. Ahora mucho más, porque siendo de la izquierda no se sumó al “falso colectivismo de criterios” que acostumbran utilizar las personalidades de esta tendencia política, que bien saben comparto también.

Se puede ser de la izquierda y ser un demócrata; se puede ser socialista y ser un demócrata. Mujica actuó como un representante de la izquierda demócrata. Él es un hombre que ha sabido vivir de acuerdo con los tiempos, y con la agudeza y el sentido de lo justobien sopesados con la política. Fue guerrillero cuando la violencia parecía ser el único camino; estuvo preso cuando sus ideas lo obligaron a violar leyes injustas; fue un político formal cuando las condiciones que él ayudó a cambiar así lo permitieron.

Maduro es su amigo, lo ha dicho muchas veces, pero no por ello aprueba sus acciones si estas violan principios elementales. Almagro fue su ministro del exterior y según sus propias palabras, tuvieronincongruencias, pero reconoce su apego a la ley y su integridad. Es incorrecto acusar de agente de la CIA a un dirigente regional, sin antes presentar pruebas; solo por cumplir con su trabajo, que en esta ocasión tiene al propio Maduro como probable trasgresor de la ley. Cuando lo fue Micheletti, el mismoChávez apoyó a la OEA en semejante posición.

La actitud de Maduro desmerita a la izquierda y al ideal socialista. Ya los modelos euro-soviéticos y asiáticos lanzaron en el pasado toneladas de lodo sobre la causa socialista, transformando procesos populares de cambio progresista hacia dictaduras de izquierda. Luego de superada de alguna manera esa etapa y tras un periodo de fundamentalismo capitalista neoliberal y de profunda crisis económica, triunfó la izquierda con renovadas fuerzas en muchos escenarios y se comenzó a hablar de un socialismo nuevo que lucía diferente.

Con democracia, con mercado, sin dictadura proletaria eigualmente inclinado a lo social. Pero el populismo se los tragó, junto con el discurso anticapitalista. Les faltó realismo y una base ideológica definida que dijera hasta dónde querían llegar y en qué se diferenciaban de las dictaduras socialistas. Así hubiesen desterrado temores y evitado enemigos a muerte, que con un mensaje claro y pragmáticoserían aliados de un modelo político verdaderamente incluyente.

Hoy cosechan tempestades y duele para los demócratas socialistas, como lo soy yo y de seguro lo es Mujica, que tengamos que quitarle la razón a Maduro. Los socialistas venezolanos o chavistas, se sienten ahogados y no están razonando bien. Evidentemente han fracasado tras un periodo largo de gobierno y no les queda otra opción que seguir el curso legal y, si así sucede, abandonar el poder con la cabeza erguida y dispuestos a aprender de los errores. Jamás manchar aún más el nombre de la izquierda y del socialismo mostrando la garra despótica.

Maduro, el pueblo de Venezuela y el resto del mundo saben bien que el chavismo en estos momentos es minoría. Muy difícil ganaría un referéndum y poco probable una nueva elección presidencial, aun con la hija de Chávez o el yerno como candidatos. Perdieron prestigio y credibilidad y la oposición ha sabido capitalizar esas herramientas políticas a su favor. Es coyuntural y mañana el chavismo puede reestructurarse con un proyecto más viable y mejor para su país. Ahora es bueno para Venezuela que se retiren, si así es la voluntad popular. Y hasta para el chavismo es positivo. El exceso de poder los distorsionó ideológicamente y el superávit petrolero los hizo creerse demasiado poderosos.

Maduro debe abandonar urgentemente las maniobras militares, que solo generan gastos en un país en crisis. Esa retórica gastada “del enemigo imperial que nos amenaza” es una soga encebada en su propio cuello político. ¿Quién cree en una agresión de los EUA, solo porque un fundamentalista de derecha como Uribe lo pida? –esa maniobra se sabe que es para intimidar a la oposición y como dice el periodista Walter Martínez, “mostrar músculos”. Aunque dudo que en este caso lo diga, por aquella equivocada tendencia que mencioné al principio, del “falso colectivismo de criterios”.

Dos caminos tiene Maduro: someterse al pueblo mediante un referéndum, como dice la Constitución o asaltar militarmente el edificio del Parlamento, disolverlo junto con los partidos políticos de oposición y convertirse en dictador como hizo Pinochet. Que no invente puntos intermedios, todos saben lo que allí está sucediendo y no hay forma de esconderlo: no tiene respaldo popular mayoritario y está tratando de evadir con subterfugios lo que dice la ley.

Aplausos para Mujica por ser tan sincero y justo, por su ética más allá de la amistad y la congruencia ideológica. Ojalá todos los líderes de la izquierda democrática abandonaran hoy mismo el falso y dañino compañerismo y definan una posición crítica ante esta aberrante tendencia del chavismo, que los puede llevar a todos a la tumba política. El izquierdismo, el socialismo y la causa progresista saldrían ganando, si en vez de contubernio mostraran principios valiosos, espíritu democrático y respeto por la ley y la voluntad popular. Si la derecha o la izquierda han cometido pecados políticos ayer y hoy, eso no nos justifica para flaquear y cometerlos en nombre de una causa aparentemente justa. Siempre es tiempo para marcar la diferencia.

Sobre el ocultamiento de la noticia en los medios cubanos y en Telesur, un ejemplo claro de manipulación mediática, de discurso selecto, del poder mediático hegemónico en función del poder político. Es un fenómeno que existe en todo el mundo y es criticado por los que queremos un mundo mejor,  pero que en Cuba se da desde hace más de cinco décadas en su máxima expresión.

Me gustaría escuchar la opinión de Ignacio Ramonet sobre este asunto y también sobre la actitud de Maduro, él que es crítico de estos nuevos flagelos de la era moderna. También de otros intelectuales y políticos de izquierda. ¡Qué bueno fuera que Mujica no se quedara solo sacando la cara por la dignidad y los principios de los verdaderos demócratas socialistas! -Sería un gran paso de avance ¿verdad?

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