Mis sobrinos me superan

Carlos Fraguela

HAVANA TIMES — Al que Dios no le da hijos viene el Diablo y le da sobrinos, reza un viejo refrán, todo para que experimente seres que piensan muchas veces mejor que los mayores, que estamos plagados de miedos y mala educación.

Ayer fui a ver a mis sobrinos más pequeños y me sorprendieron con la noticia de que habían hecho unas empanaditas y me invitaron a comerlas.

Sorprendido les pregunte y me dijeron que aprendieron en un programa de la televisión que enseña a los niños a hacer cierto tipo de trabajos y me pareció muy bien. Con hambre y sin miedo probé las empanaditas y estaban riquísimas. De hecho me quede con ganas de comer más.

Me explicaron los dos con sus palabras como era el proceso de amasado de la harina con agua y un poquito de aceite, el rodillo para aplanar la masa y el molde para cortar círculos que luego envolverían el dulce de guayaba de barra y el tenedor que se usa para cerrar el borde semicircular del pastelito.

Mi preocupación era solo recalcarles que siempre deben contar con la supervisión de los padres por el peligro de la cocina o el horno, que deben ser utilizados con la debida precaución. Ellos estuvieron de acuerdo en la colaboración por el momento. El horno se encargó de cocinar las delicias creadas por los niños.

Otra cosa que me impresiona es el poder de persuasión que tienen los niños sobre los mayores. El mas chiquito tiene cuatro años y para atraer a su abuela (mi madre) le dice que ella tiene que venir a vivir con el en su casa, porque el tiene alguien que le dice que ella corre peligro en su casa, eso mismo me dice a mi: tío tu debes venir para acá porque hay un cuarto vacío en la casa y te conviene.

A cosas como esas es difícil contestar cuando comprendes que es su modo de expresar que quiere tu compañía, lo mismo hacen con el abuelo y lo ablandan.

La niña pasó para quinto grado y también siempre quiere que conversemos y que me quede a dormir en el cuarto vacío. Mi justificación siempre es que debo cuidar mi casa.

Sería magnífico si pudiéramos estar más tiempo juntos, pero hay mucho que hacer y casi nunca les dedico el tiempo que merecen. Por ahora solo les digo que cuando me necesiten y quieran me llamen por teléfono, vivimos muy cerca y  puedo darles la sorpresa.

La niña me llamó hoy para decirme que venía a hacerme la visita en compañía de mi hermano y así fue. Quería llevarse un gato para su casa de los que viven aquí, pero el padre no aprueba el asunto, todavía no se ha curado de la mala educación, su padre le enseñó a no querer a esos animales. Por suerte la niña se siente atraída por todos, menos por las cucarachas.

Las pocas veces que juego con ellos no quieren terminar nunca, ambos tienen una energía infinita y nos divertimos de lo lindo, tienen un sentido del humor riquísimo y siento que disfrutan mi compañía, aunque por lo general siempre me entiendo mejor con todos los niños que con los mayores.

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