Mi sueño se esfumó

Mercedes Gonzalez Amade             

Para los discapaidades es muy difícil subir escaleras como estas. Foto: Juan Suarez

HAVANA TIMES — Hace un tiempo atrás fui entrevistada en este mismo sitio, pude exponer mi situación de discapacidad, compartir mis experiencias y aspiraciones. Ahora, como en aquel momento, mi problema más crítico sigue siendo la vivienda y las consecuencias que trae esto a mi salud y a mi calidad de vida.

La causa de muchos males en la sociedad es la carencia de un sitio digno donde vivir, un lugar que ofrezca comodidad, bienestar, donde uno pueda reponer las energías para el trabajo diario.

A pesar de que gozamos de algunos beneficios, los discapacitados nos sentimos olvidados y marginados con respecto a este tema, pues debido a nuestras limitaciones se nos hace más engorroso hallar una solución.

La Asociación Cubana de Impedidos Físicos y Motores (ACLIFIM) tenía la prioridad de una vivienda por año y, aunque la corrupción en este sector hizo que muy pocas llegaran a nosotros, al menos era algo.

Hace poco fui citada por la Vivienda Municipal para confirmar lo que ya muchos imaginábamos.

La citación me llegó por dos razones: una, soy la Vicepresidenta de Integración Social de la ACLIFIM de Marianao; y la otra es que mi nombre es uno de los muchos que conforman la lista (confeccionada durante más de 15 años) de personas discapacitadas necesitadas de viviendas.

 

La noticia: la prioridad queda anulada. Ahora para arreglar nuestro grave problema solo tenemos una ayuda o subsidio para reparación de casas. En la mayoría de los casos eso no remedia nada pues muchos necesitan, por ejemplo, bajar de piso o ampliar la habitación en que duermen o independizarse de una parte de la familia, lo que no se resuelve con poco dinero.

Es difícil para las personas que están pasando un infierno en el sitio donde viven y la única esperanza de cambio en sus vidas era esta posibilidad, enfrentarse a la noticia de que ya no existe esa opción. La otra alternativa es comprar una casa, pero la mayoría lucha para subsistir y no tiene dinero ni para alquilar un cuarto.

A partir de ahora estamos más desprotegidos.

Por ejemplo, yo vivo con 18 personas, si me dan ayuda para reparar o construir aunque sea un cuarto tengo que hacerlo en una segunda planta y por mi discapacidad no puedo subir escaleras por lo que estoy atada de pies y manos.

Mi caso es uno de miles que flotan en el aire sin saber hacia dónde dirigirse o qué hacer.

Entiendo que las leyes tienen su favor y su contra, que al hacerlas hay que pensar en general, pero hay una parte de la sociedad que es más vulnerable que otra y es a esa parte a la que más hay que ayudar.

Comprendo que la economía mundial ha tenido cambios, caídas, fluctuaciones y esto no deja fuera a nuestro país, además de los problemas propios que nunca hemos podido superar, aun así no puedo dejar de entristecerme pues los enfermos somos los más perjudicados.

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