HAVANA TIMES – Que impotencia sentí cuando fui a reparar mi motocicleta y escuchar a un niño de diez años, hijo del mecánico comentarle a su papá, “esto pasó de repente, porque la semana pasada todo estaba tranquilo”.
Y en realidad así era. Antes del 19 de abril Nicaragua en este país todavía se podía respirar en el ambiente, un hálito de paz, de tranquilidad, de seguridad y bienestar que podían experimentar las personas que con un trabajo estable satisfacían las necesidades del hogar.
Después del 19 de abril Nicaragua ya es “otro” país. Ya ni la isla de Ometepe, “oasis de paz”, tiene paz. Todas las familias viven en zozobra, no hay seguridad en ninguna parte, y el bienestar por el trabajo se está escaseando porque muchas empresas han sido saqueadas, muchas personas en todo el país no pueden ir a sus trabajos por los tranques que hay en muchas carreteras, algunas empresas han cerrado labores. La incertidumbre es total.
Prácticamente el recorrido por la ciudad solo se puede realizar a pies, porque uno encuentra barricadas de adoquines cada tres cuadras que cierran el paso a los vehículos, también los restos de llantas de carros quemadas en las calles y escombros de casas que fueron quemadas, entre ellas la alcaldía municipal.
La impotencia de la población es que ahora no se puede recurrir ante ninguna autoridad del Estado, porque todos son cómplices y autores de las atrocidades que se comenten en este país, dónde según los últimos datos ya llegan a más 80 los muertos desde el 19 de abril, y hay varios centenares de heridos y decenas de desaparecidos.
En Nicaragua se celebra el 30 de mayo el Día de las Madres, y para este día está convocada una gran marcha en Managua, la que será encabezada por las madres de todos los jóvenes asesinados por la dictadura familiar Ortega-Murillo.
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