Los emigrantes cubanos son ignorados por su gobierno

Cubanos en Juárez, Mexico. Photo: politicalhispanic.com

Por Osmel Ramírez Álvarez

HAVANA TIMES – Tal vez no existan muchos ejemplos en el mundo, aparte del cubano, de un gobierno que maneje con total indiferencia el hecho gravísimo de que sus ciudadanos estén emigrando en masa, y que, en vez de preocuparse, se desligue totalmente de las vicisitudes y vejaciones que sufren en el intento.

Es habitual ver al presidente o al canciller de México teniendo en cuenta a sus ciudadanos emigrados en los EUA o el trato que reciben mientras se aventuran en la migración ilegal, a la que, por supuesto, no los exhortan.

Así es por regla general en todos los países. Incluso en Venezuela, donde existe un régimen que intenta copiar el sistema cubano de dictadura de izquierda, aunque sea con evidentes objetivos propagandísticos, tienen una política con programas de retorno. Pero no es el caso de Cuba.

El Gobierno ¿nuestro? no siente la más mínima responsabilidad con los miles de nacionales varados en la frontera entre México y los EUA a la espera de ser llamados para solicitar asilo político. No escuchamos al respecto ni una sola palabra de Bruno Rodríguez en la ONU o en sus frecuentes conferencias de prensa, en las que aborda problemas de todo el mundo, menos los que atañen de verdad a los cubanos, como este.

Tampoco el presidente Miguel Díaz-Canel menciona el tema. Ni es conocida gestión alguna al respecto. Al parecer eso de “pensar como país” no incluye la suerte de los hijos de esta tierra que, en busca de un futuro que aquí nos está negado, deciden emigrar. Para ellos, el Gobierno, la única actitud digna es “resistir”, y así nos tienen hace 60 años, resistiendo miserias materiales y también ideológicas.

Vale destacar que el problema migratorio en nuestra nación no podemos calificarlo con ese adjetivo que ha puesto de moda el presidente, “coyuntural”, sino todo lo contrario, es “endémico”. Cuba era en la república democrática e incluso durante la dictadura de Batista, receptora de emigrantes. Convertirnos en lo opuesto, en un país emigrante, !altamente emigrante!, es una de las obras negativas de la Revolución. Tan emblemática como la mortalidad infantil baja o el porcentaje elevado de médicos por habitantes.

Pero oficialmente el problema no existe. Supuestamente todos somos felices con la Revolución, con el Partido Comunista pensando por nosotros, ejerciendo nuestra soberanía, y nos agrada resistir al imperio. Y esos miles, digo, millones de cubanos, apenas el 20% que vive en la diáspora y ese otro porcentaje elevadísimo de los que sueñan con salir echando y vender el cajetín, solo actúan así porque se dejan seducir por la propaganda falsa y engañosa del imperio, que les vende la falaz idea de que en el capitalismo vivirán mejor.

Es increíble, pero aún siguen esgrimiendo tales argumentos tan risibles y comprobadamente falsos, palpables hoy de manera más fácil por el mayor nivel de comunicación de nuestro pueblo a través de la Internet subvencionada casi completamente por los familiares emigrados.

Para el Estado cubano los cubanos del exilio son traidores al proceso revolucionario, tolerados desde los 90 solo por la necesidad de chuparles el fruto de su trabajo en el mundo capitalista mediante las remezas, los viajes de visita, el patrocinio de negocios en Cuba y las recargas de saldos telefónicos y de Internet con lo que se financia la empresa estatal de telecomunicaciones. En fin, un mal necesario.

El solo hecho de que masivamente nuestros compatriotas estén dispuestos a solicitar asilo político en el país enemigo de su propio gobierno por 60 años, es un hecho relevante. Que haya varios miles de cubanos apilados en la frontera de los EUA solicitando asilo político, y que eso sea constante, debe ser motivo suficiente para el que Gobierno se llame a capítulo.

Deberían de ir allí y preocuparse por sus ciudadanos, llevarles ayuda y gestionar con México y EUA un trato justo. Analizar, también, los motivos de esa decisión tan radical y hacer un plan para frenar el flujo.

Pero no atacando las consecuencias como de costumbre, sino las causas. No limitando derechos de viaje o negociando espuriamente con otros gobiernos persecuciones y deportaciones, sino revisando lo que está mal en Cuba y cómo hacer los cambios que la gente demanda y necesita para quedarse en Cuba trabajando con esperanza de mejoría.

Pero no es esa la actitud del Gobierno que dirige el país. Quieren soldados fieles, no ciudadanos; quieren resistencia a la miseria en su guerra contra los EUA, no esperanza y posibilidades de prosperidad; quieren una dictadura hegemónica de un partido único, no una democracia con todos y para el bien de todos. Y de los emigrados, solo su dinero para perpetuar el sistema que los obligó a emigrar. Y para garantizar que el contagio libertario fuera no los anime a luchar por una Cuba mejor, le canjea la inacción a cambio de dejarlos visitar su país.

Es por eso que mientras están amontonados en puntos fronterizos, cruzando ríos y selvas con coyotes peligrosos, en balsas por golfos u océanos, o en cárceles migratorias como perros sin dueño, luchando por escapar de este país sin futuro, son ignorados.

A Díaz-Canel, Raúl Castro y Bruno Rodríguez podemos escucharlos en ocasiones preocupados por los palestinos en territorio ocupado por Israel, por los líderes sociales asesinados en Colombia y hasta por el problema con las armas de fuego en los EUA. Sin embargo, por sus ciudadanos emigrados y en proceso de emigrar NO! A esos los ignoran por completo. Menudos principios.

 

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